Qué bello es vivir
Sinopsis de la película
George Bailey (James Stewart) es un honrado y modesto ciudadano que dirige y mantiene a flote un pequeño banco familiar, a pesar de los intentos de un poderoso banquero por arruinarlo. El día de Nochebuena de 1945, abrumado por la repentina desaparición de una importante suma de dinero, que supondría no solo la quiebra de su banco, sino también un gran escándalo, decide suicidarse, pero cuando está a punto de hacerlo ocurre algo extraordinario.
Detalles de la película
- Titulo Original: Its a Wonderful Life
- Año: 1946
- Duración: 130
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Opinión de la crítica
Película
8.2
46 valoraciones en total
La película más bella de la historia del cine. Es de esos films que lo puedes ver una y otra vez sin llegar a cansarte. Todo en ello es mágico, los pétalos de flor, las famosas alas, el caserón… ¿que se puede añadir nuevo a una película que conoce el 99,9% de los amantes del cine?
Muy recomendable para gente de todo tipo, incluyendo las personas con pocas ganas de comenzar un nuevo día, les hará mucho bien verla.
¿Es bello vivir?
Según expone Capra con entusiasmo, sí.
Pero para captar esa belleza, primero hay que pasarlas canutas, llegar a estar con los pies en la barandilla del puente, desesperado.
Interviene entonces un ángel de segunda, vejete y canoso, dispuesto a ganarse de una vez las alas.
¿Es tan desesperante la vida?, pregunta el ángel. ¿Quieres no haber nacido? Pues ahora verás cómo sería todo si no hubieras existido: tu vida sin ti.
Como un diablo cojuelo, lo lleva por una ciudad echada a perder sin su influencia benefactora. Porque el desesperado, George Bailey, es en el fondo un hombre bueno, el buen americano medio de los años 40, honrado y luchador, demócrata, liberal y solidario, como el propio Capra y como Stewart mismo, que en esta obra se identifican al máximo.
El artificio de Cómo sería todo si…, casi siempre una fiesta para la imaginación, funciona aquí a las mil maravillas, y sirve para reconciliar a George Bailey con una vida que se le había envenenado.
Está además el ritmo con que se suceden las situaciones, la contundencia de los diálogos (Dalton Trumbo y Dorothy Parker dejaron su impronta, aunque no figuren en créditos).
James Stewart cuaja de matices al protagonista: al hombre decente y cabal añade humor, idealismo y locura. Y con la locura trenza bondad, valentía moral. No es simple buenismo. La diáfana exposición de la lógica económica del avaro no es ingenua. Cíclicamente, ese tipo de avaros potentados que necesitan acaparar la riqueza de los demás y empobrecerlos reaparecen y se nos hacen muy familiares.
Visto que los hilos del argumento los mueve un ángel anciano y sin alas, agente segundón de la providencia, la verosimilitud podría ser un problema. Pero daría lo mismo si el cuadro religioso fuese hindú o sintoísta en vez de cristiano: la fuerza y maestría narrativa, el poder del detalle, son descomunales y capaces de insuflar vitalidad a lo que sea.
Si incluye películas como ésta… ¡qué bello es vivir!
En primer lugar tengo que reconocer que no soy nada objetivo a la hora de calificar esta maravillosa película, porque sé que no es la mejor película de la historia del cine, pero es la que más me gusta a mí y desde luego es mi favorita por muchas razones:
– porque es la única película que me hace llorar de alegría.
– ninguna película resiste tanta visiones como esta.
– hace que muchos sentimientos y valores cobren vida, como la amistad, amor, sacrificio, solidaridad, compromiso… porque hace que afloren en nosotros lo mejor de cada uno.
– el casting me parece soberbio, con una galería de secundarios inmejorables como Barrymore, el hombre más malo de la ciudad, H. Travers, T. Mitchell o W. Bond.
– porque el intentar de quedarte con una escena en la película me es imposible, la felicitación de la navidad corriendo por la nieve, los petalos de Susi, el baile en el instituto, bufalo no puede dormir, el beso de declaración, la conversación con el padre que por cierto es la última vez que lo hacen, la bronca a tio Billy, la noche de boda, la caida del angel….
– porque no conozco a nadie que me haya dicho que no le gusta esta película.
Parafraseando a la película, BRINDO POR VOSOTROS, Capra y Stewart, por haberme hecho pasar unos momentos tan maravillosos.
La tercera colaboración de Frank Capra con James Stewart, tras Vive como Quieras en 1938 y Caballero sin Espada en 1939, es una maravillosa alegoría sobre la importancia del ser humano en el desarrollo de sus semejantes, casi una filosófica reflexión sobre el sentido de la vida.
Para los que acusan a Capra de optimismo exacerbado, este film es una clara muestra de su propia evolución personal, ya que presenta la particularidad de que el mal, representado como en casi toda su filmografía, por una parte de la sociedad, nihilista, materialista y manipuladora, e interpretado magistralmente en este film por Lionel Barrymore, ya no es vencido por la nobleza y los elevados ideales, sino que seguirá desarrollándose, a pesar de la existencia de éstos.
La interpretación de James Stewart en el papel del generoso, abnegado y sacrificado George Bailey, que renuncia a sus sueños de gloria personal para devenir un filántropo, entregado al servicio de su familia y de la comunidad de Bedford Falls, y que sufre una terrible crisis existencial, que le llevará hasta las puertas de la muerte, es tierna, vibrante y conmovedora, una de las mejores de su carrera y una excelente muestra de su gran versatilidad como actor.
Incombustiblemente optimista, a pesar de su acerada crítica social, rabiosamente divertida, a pesar de los tintes trágicos de su historia, realista en el tratamiento de sus personajes, a pesar de su fantástico argumento, el visionado del film sólo admite una reflexión al finalizar oyendo sonar las campanas en el árbol de Navidad de los Bailey…. ¡Qué bello es vivir!
Brutal estímulo de nuestros sentimientos. Ese era el título que iba a poner a mi crítica. Es curioso pensar que cuando vi esta maravilla por primera vez no debía de tener más de ocho años, e incluso así, sin tener ni zorra de cine, era consciente de que lo que había visto no era del montón, era diferente.
¿Cómo se puede explicar si no que un crío de siete u ocho veranos sin apenas uso de razón se conmueva sin más ante una secuencia en blanco y negro? Actualmente y con muchas películas a mis espaldas no recuerdo ninguna que me haya arrancado una lágrima tan limpia y sincera como Qué bello es vivir . Porque estas son las grandes películas, las que no dejan indiferente, las que hacen pensar, las que nos demuestran que una buena historia con un mensaje profundo y sincero junto a un poderío narrativo e interpretativo, siguen siendo los únicos pilares de toda obra maestra.