Quality Street
Sinopsis de la película
Cuando guardaba la esperanza de un compromiso matrimonial, Phoebe Throssel (Marion Davies), ve esfumarse su sueño cuando, el Dr. Valentine Brown (Conrad Nagel), le anuncia que se incorporará al ejército que va a luchar contra Napoleón… pero, la esperanza regresa cuando ya ella no es la misma entusiasta y bella mujer… y entonces, una treta se le ocurrirá al paso para probar el amor del hombre que ha regresado convertido en capitán.
Detalles de la película
- Titulo Original: Quality Street
- Año: 1927
- Duración: 80
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En la Inglaterra de comienzos del siglo XIX, hay un lugar al que se conoce como Quality Street (La Calle de la Nobleza), porque se supone que vive allí gente culta, de fuerte dignidad y capaz de mantener la compostura aún en los momentos más difíciles. Pero, por estos años, las mujeres se están viendo en una situación terrible, porque los hombres se van a la guerra y las calles quedan desoladas, siendo bien difícil poder encontrar a alguien con quien poder casarse.
Pero, las hermanas Throssel, Phoebe y Susan, están de plácemes porque, la primera de ellas, ha encontrado a un médico con el que ha bailado… la ha llevado a un aireado y florido jardín donde le ha dicho las más románticas palabras que ha oído en su vida ¡y que no olvidará jamás!… y, al llevarla de regreso la ha besado… y ahora, una carta solicitando un nuevo encuentro, permite a la familia suponer que, el médico, se apresta a formalizar el compromiso… y las mujeres se disponen a preparar el evento como los nobles protocolos mandan. Pero, para la bella y encantadora Phoebe, lo que sigue traerá decepción, motivará el abandono físico y el asumir una nueva profesión… y devolverá la esperanza cuando se produzca una grata (¿o ingrata?) sorpresa.
Así es la génesis de esta historia que, el baronet James Matthew Barrie (mejor conocido como J.M. Barrie), publicara como una obra teatral en 1901 y que, con guion de Hanns Kräly y Albert Lewin, el director Sidney Franklin, se animó a llevar al cine tras el éxito alcanzado con Her Sister from Paris (1925), con la que QUALITY STREET guarda, coincidencialmente, algunas semejanzas.
De nuevo, Franklin nos sorprende, y nos halaga, con esa magistral forma de recrear el pensamiento de sus personajes y al lograr unas actuaciones tan auténticas y naturales, que son toda una escuela para los tiempos del cine silente. Véase la escena del reencuentro entre Phoebe y su enamorado (ahora, capitán del ejército), o aquella otra del jardín cuando ella -representando a su sobrina Livvy- le devuelve las frases que, como un tesoro, guarda en su corazón, o también el momento en que, aclaradas ciertas cosas, se procede a desaparecer a la sobrina, o … y ahí se encuentra la forma perfecta y hondamente palpable, del arte de un director que se merece un alto reconocimiento.
La película se luce también con su virtuosa composición de planos, con ese vestuario que nos remite de manera precisa a los albores del siglo XIX, y con ese puñado de personajes que da cuenta de una época donde la mujer luchaba para ser alguien en contra de las mojigatas convenciones sociales y en contra de la sumisión que, desde los púlpitos, se reclamaba.
Sobre Marion Davies, necesario volver a decir que luce maravillosa recreando tres personalidades que son algo así como tres generaciones, a las que ella imprime autenticidad, encanto y absoluta vitalidad, y cuando la historia fluctúa entre el drama y la comedia, Marion fluye con precisión, transformando sus emociones en cada escena en la que aparece. A su lado, Conrad Nagel, resulta un atinado partenaire, al que veremos en fuertes apuros para definir su relación con la espabilada Livvy y, en definitiva, ambos logran recrear a una pareja que no será fácil -ni queremos- olvidar.
Una década después, un remake sonoro de QUALITY STREET, dirigido por George Stevens y protagonizado por la también admirable, Katharine Hepburn, se hizo necesario y sirvió, una vez más, para dar gloria a la obra del autor que también nos diera Peter Pan y Wendy, El admirable Chrichton y El pequeño ministro, entre otras reconocidas obras.
En lo personal, creo que ambas versiones son impecables.