Proyecto Lázaro
Sinopsis de la película
A sus 32 años, Marc Jarvis (Tom Hughes) padece una enfermedad terminal. Le queda un año de vida. Justo ahora que él y Naomi (Oona Chaplin) han empezado a construir una vida juntos. Por eso, incapaz de aceptar su final, Marc decide criogenizar su cuerpo con la esperanza puesta en el futuro. Más de sesenta años después, en 2084, se convierte en el primer hombre resucitado de la Historia, pero su resurrección no se producirá de la forma idílica que Marc había imaginado antes de morir.
Detalles de la película
- Titulo Original: Proyecto Lázaro
- Año: 2016
- Duración: 112
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Opinión de la crítica
Película
5.7
26 valoraciones en total
No sé qué me pasó viendo la última película de Mateo Gil, pero me pasé todo el tiempo pensando en anuncios de compresas y en las portadas de las revistas que reparten los testigos de Jehová, la Despertad y la Atalaya.
Bueno, sí sé lo que me pasó, que el director piensa que mostrar el pasado de un hombre recordado por él mismo consiste en muchas puestas de sol, muchos baños en las playas, paseos por la arena y demás parafernalia, que convierten su Proyecto Lázaro en una cursilada en toda regla.
Si además tenemos esa machacona voz en off que en todo momento nos está reflexionando sobre el amor, la vida y la muerte y que pone muy nervioso.
Cine que va de cool y que acaba yendo de culo. Una pena porque a mí Gil me suele gustar.
Bill de Caledonia
Hacía tiempo que no me quedaba tan pendiente de una cinta de ciencia ficción, género al que amo. Pero según avanza la película de Mateo Gil, me va pareciendo que cada vez es menos ciencia ficción y más existencialismo. Entre otros motivos porque el tratamiento futurista es muy secundario para el director y además se ve que no es un género que le interese demasiado. Muchos clichés para salvar esa parte relacionada con la ciencia ficción y planos lamentables, ya no digamos los efectos especiales, o el atrezo (attrezzo en italiano) que está descuidado hasta decir basta. Pero uno se puede abstraer de esas nimiedades si la historia es buena. De lo que no puede librarse es de la certeza de que habría sido una gran cinta si el director no se hubiese traicionado a sí mismo. Es un trabajo tan personal , partiendo de una premisa tan fuerte y contundente, que Mateo Gil ha perdido la batalla que estuviese librando con la historia. Y ese es el problema de la cinta y de las dos partes tan diferenciadas que la componen. Una primera, muy reflexionada y segura. Y una segunda llena de caos y dudas. Sigo en el spoiler.
Como las grandes obras de ciencia-ficción, Proyecto Lázaro habla de temas muy actuales, yo diría que universales. Mateo Gil reflexiona sobre el concepto de vida, entendido más allá de la vertiente estrictamente química o molecular. Los recuerdos, los seres que nos acompañan, el alma , o la propia muerte, son elementos que también juegan un papel en lo que entendemos por vida humana. Más allá del debate ético sobre la crionización y sobre los límites de la ciencia, la película narra la vida de una persona que, por querer escapar de una muerte prematura, se convierte en un conejillo de indias en un mundo que no le corresponde, un ser condenado al desarraigo y a la soledad.
A mí se me ha pasado por la cabeza El planeta de los simios . El argumento tiene algunos paralelismos, pero aquí hay un debate nuevo, más rico. Mateo Gil nos enfrenta con un mundo en el que la memoria es prescindible, ya que los recuerdos se almacenan, se registran y se pueden revivir. Con ello, el significado del tiempo, como factor que condiciona nuestra existencia, se altera. El film plantea si puede tener sentido vivir fuera de nuestra época y de nuestro entorno, y pretender prolongar a nuestro antojo aquello que es sólo química. El protagonista, Marc, llega a compararse con un filete que se congela y se descongela. En el proceso de crionización, su condición se ha reducido a la de mero pedazo de carne. Un planteamiento sugerente y siempre discutible. En el fondo, Proyecto Lázaro supone una reivindicación de la tristeza o del sufrimiento como parte indisociable de nuestra existencia. El ser humano, si no es limitado, no es humano.
Con estas premisas, la película echa mano del inevitable flashback de modo reiterado. De todos modos, Mateo Gil evita relatar la historia del protagonista con una secuencia temporal lógica, lo cual es coherente con la propuesta de la película. Somos testigos del periplo vital de Marc a medida que él mismo recuerda sus vivencias, o piensa en ellas. La hierática y contenida interpretación de Tom Hughes contrasta con la lucidez de los pensamientos de su personaje, expresados con una voz en off que, por la brillantez del texto, nunca cansa. El color y la iluminación varían en función de la época a la que se refiere cada escena. La vida en el futuro se nos presenta como algo claustrofóbico (por la limitación de espacios y escenarios) y asfixiante (los pulmones de Marc no pueden respirar el aire del año 2084). Lo que realmente tiene vida, lo que se agita sin parar, está en la cabeza del protagonista…
Interesante película de ciencia ficción, o quizás de anticipación, a cargo de Mateo Gil, que vuelve con un guión propio, una historia personal, que indudablemente bebe de obras anteriores, tanto cinéfilas como literarias, pero aportándole su particular visión.
Es un film bastante irregular, eso indudable, cuya primera mitad es muy superior a la segunda.
La presentación de los personajes es muy atractiva, la voz en off nos va llevando a situaciones personales de los diversos personajes, sobre todo de los dos protagonistas, haciendo hincapié en sus más profundos sentimientos. Un guión, unas reflexiones quizás demasiado literarias, pero preciosas, concisas, que hablan del amor, de la pérdida, del valor de la vida, de la muerte, de los sueños y anhelos que el ser humano no puede llevar a cabo, de la esperanza en un más allá, del miedo, de la soledad, del poder de la ciencia, del valor de los recuerdos, de la mortalidad e inmortalidad del ser humano…del sentido de la vida, en definitiva.
Es una pena que en su segunda mitad, por así decirlo, a pesar de contar con escenas màs fuertes, de tener un ritmo más vivo, de resultar más espectacular, sea menos convincente. El mito del creador y criatura, con su dolorida y atormentada existencia, toman clara delantera sobre aspectos filosóficos que hasta entonces eran preponderantes, cayendo en la espectacularidad y alejándose en el intimismo. Así, no es que decepcione, pero se desinfla un tanto, hasta llegar a un final poco complaciente y creíble y coherente tal y como va la historia.
En definitiva, que es una cinta muy esforzada, donde los aspectos técnicos son a tener en cuenta y donde el guión resulta modélico en su primer tercio por su, repito, gran calidad literaria, que no puede sostener durante todo el metraje.
Una película que no debe caer en saco roto aunque evidentemente no sea una obra redonda. Pero se reconoce el gran esfuerzo.
http://filmsencajatonta.blogspot.com.es/2016/10/proyecto-lazaro-project-lazarus-espana.html
Mateo Gil es un director muy interesante que debería prodigarse más en la dirección. Muchos años atrás ya sorprendió con la estupenda Nadie conoce a nadie, y en sus colaboraciones con el gran Aménabar en sus comienzos. Lo malo es que, como digo, no saca demasiados trabajos. Ahora hace sus pinitos en el cine internacional, con producciones rodadas en inglés, aunque la verdad es que eso no quita que Blackthorn me pareciera mala y aburrida.
Esta película es de ciencia ficción existencialista, de esas en las que un determinado avance tecnológico sirve como excusa para darle vueltas filosóficas a la cabeza.
Habla de la vida y de la muerte, y para ello nada mejor que comenzar con un parto a lo bruto, sin adornos y tal como es.
La voz en off del protagonista da que pensar sobre lo que de verdad importa y si vale más el futuro o los recuerdos a la hora de ponerle precio a la existencia, además de muchas cosas más. Me ha gustado mucho cuando habla de la relatividad del tiempo cuando somos niños, algo con lo que cualquiera que tenga buena memoria se puede identificar por completo.
Y también hay cáncer, esa horrorosa enfermedad que es la peste negra del siglo XXI y que convierte a muchos de sus pacientes en sentenciados a muerte, con todo el choque psicológico que eso conlleva.
La fotografía es excelente, y Mateo Gil es muy hábil usando diferentes colores, iluminación y estilo en función de la línea temporal que esté mostrando. Este tipo de recursos narrativos siempre me han encantado, porque son una muestra de talento y de que el director se esfuerza por marcar un estilo.
No creo que sea casualidad que se toque el tema de la criogenización, algo que ya se vio en Abre los ojos de Amenábar. También hablan del tópico de la congelación de Walt Disney, aunque aquí al menos aseguran que es mentira, ya que eso es una leyenda urbana muy antigua.
No me convence la división por capítulos porque no creo que haga falta. Tampoco me gusta que no se vea el mundo exterior en el futuro, aunque eso supondría un presupuesto disparado.
La película es esencialmente triste por su planteamiento, pero su argumento engancha, al menos durante gran parte de su duración. Los flashbacks están justificados y completan al personaje.
Lo malo es que termina hablando de lo mismo una y otra vez, hasta el punto de que el monólogo que suelta al final ya es un poco cargante con tanta trascendencia vital. El protagonista se pone ya un poco cansino.
De todas maneras es una película interesante que da un poco que pensar.