Proceso a la infamia
Sinopsis de la película
En el Buenos Aires de los años 30, la lucha entre dos caudillos. Filmada en 1975, la opera prima de Alejandro Doria fue prohibida durante 3 años y recién fue autorizada para estrenarse en 1978, plazo durante el cual el corte final pudo haber sido trastocado.
Detalles de la película
- Titulo Original: Proceso a la infamia
- Año: 1978
- Duración: 91
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Es curioso lo que se dio desde principios hasta mediados de los 70 en el cine argentino, se filmaron unas cuantas películas que tuvieron por principio retratar la década infame, período que se inicia en 1930 con el golpe de estado que derroca a Yrigoyen, y culmina con otro golpe de estado en 1943, esos años se caracterizaron por el fraude electoral, y la corrupción, también por el avance de las mafias que estaban relacionadas con diferentes políticos, todo eso lo aprovecharon los productores 40 años después, para hacer películas pseudo exploitation, llenas de sexo y violencia, pero con la escusa dela denuncia social e histórica.
Acá cuenta el enfrentamiento a muerte entre un caudillo y un mafioso, y todos los seres que rodean a uno y al otro.
Debo decir que de las que he visto, ésta no es la peor, los personajes están bien delineados, los diálogos son bastante pasables, es una película con muy buen ritmo, pasa algo constantemente, alto presupuesto, interpretaciones en algunos casos correctas, y en otros terriblemente exageradas, Silvia Montanari está patética e insoportable, aunque también las situaciones se prestan para eso.
La banda de sonido es nefasta.
De las peores películas argentinas de todos los tiempos.
Esta muy mal actuada y dirigida, con personajes que declaman, estereotipos, gestos exagerados y poco creíbles.
Una música que espanta, repetitiva, invasiva, descalibrada, que por momentos parece ridiculizar las situaciones.
Está mal compaginada y tiene saltos insólitos de continuidad, posee numerosos errores de ubicación de época, como tangos que no eran de esos días o embarcaciones lujosas posteriores al tiempo retratado. El guión no es cuidadoso y tiene licencias inaceptables en un film que intenta recrear un momento histórico determinado.
Posee una intencionalidad grandilocuente que abraza un estilo que resulta patético, tratando de narrar toda una década de estafas y delitos de la clase gobernante, los dos personajes principales, como protagonista y antagonista, se van alternando todos los múltiples casos conocidos de corrupción (la Zwi Migdal, la CHADE, los niños cantores, droga, el fraude patriótico, negociados de la Corporación de transportes, de la carne, el apriete a opositores…) y como el film no puede detenerse en cada uno porque de esa manera duraría varias horas, los presenta livianamente, al pasar, de manera escuálida. En lugar de elegir uno y desarrollarlo, pretende hablar de todos. Y lo hace poco y mal.
Hay un exceso notable de sexo, violencia y vicios. Una necesidad casi patológica de mostrar bajezas con una crudeza banal, que dio lugar a la esperable censura de aquellos años, y que le dio aires de víctima a una película que apela sin anestesia e repetidamente al golpe bajo y al morbo.
Sin pecar de exageración, hay escenas que parecen sacadas de los Superagentes Tiburón, Delfín y Mojarrita, o de las de Porcel y Olmedo.
Este tipo de películas, tan lejanas a las de la época de oro del cine nacional (basta pensar en El hombre de la esquina rosada, Apenas un delincuente, para citar un par), con su didactismo, el subrayado de grueso tenor en el mensaje, las actuaciones caricaturescas, la denuncia obvia hecha con brochazos, fueron responsables del divorcio del público y el cine nacional durante muchos años, que un poco con algunas obras de los 80, y recién a mediados de las primeras décadas del siglo XXI se pudo ir recomponiendo.
Lo positivo es que tanto el director Alejandro Doria (el mismo de Darse cuenta) y varios de los muy conocidos actores de este olvidable film (Rodolfo Bebán, Leonor Benedetto, María Vaner, Marilina Ross, Villanueva Cosse, Jorge Rivera López) son bien recordados y con justicia por obras anteriores o posteriores muchísimo más valiosas que este patético film. Film que me inspira vergüenza ajena.