¿Por qué se asesina a un magistrado?
Sinopsis de la película
A partir de la información que le proporciona un comisario de policía, un periódico de sucesos y un constructor mafioso, el joven director de cine Giacomo Solaris rueda el film Inchiesta sul Palazzo di Giustizia . Su estreno en Palermo suscita un gran revuelo, pues la cinta refleja fielmente la personalidad y la corrupción de un alto magistrado, que poco después muere asesinado.
Detalles de la película
- Titulo Original: Perché si uccide un magistrato
- Año: 1974
- Duración: 106
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Opinión de la crítica
Película
6
48 valoraciones en total
Borges trató el asunto en una de sus célebres Ficciones, inspirado por Chesterton, quien lo anticipó brillantemente en una de las poco candorosas aventuras del Padre Brown. Más tarde, Hugo Pratt dibujó a su Corto Maltés en una historia céltica de similares intenciones. Y es que se trata de un tema universal, el de la confusión o el equívoco entre el héroe y el traidor, el bueno y el malvado, la realidad o la apariencia.
Con una idea semejante, aunque muy originalmente invertida, Damiani concibe y realiza esta película, que aunque no suele figurar entre sus más celebrados títulos, merece mejor suerte, pues propone una aguda reflexión acerca de las ficciones que, en ocasiones, la búsqueda de la verdad produce.
El argumento parece en principio típico de los filmes políticos de Damiani, quien ya había abordado las conexiones de la Mafia siciliana con la Democracia Cristiana y las autoridades en general en las recomendables El día de la lechuza y Confesiones de un comisario. En este caso, la única novedad es que el personaje que sirve para encauzar la investigación de los hechos e ilustrar la realidad del entorno es un director de cine (Solaris), cuya última película es una denuncia en toda regla de las connivencias entre el fiscal general Traini y el crimen organizado. Pero resulta que esta ficción inspirada en hechos reales concluye anticipando lo que luego será una realidad: la muerte del magistrado, y a partir de ahí, todo aquello que la película sugería parece ser lo más plausible, lo real.
Damiani aprovecha entonces para abundar en los grandes temas de su cine político-denunciatorio, que radiografía la realidad siciliana de finales de los 60 y principios de los 70. Es una Sicilia dominada por una nueva Mafia, que se ha hecho más urbana y que accede a los grandes negocios inmobiliarios de la mano de la Democracia Cristiana, a cambio de procurarle votos, ya sea mediante la compra de voluntades o a través de la intimidación y el asesinato. Los conciliábulos políticos son enfáticamente subrayados en la película, que teje una madeja de corrupción que vincula a mafiosos, diputados y magistrados, que conforman una verdadera tecnoestructura criminal.
Lo más interesante, sin embargo, es que la coincidencia entre lo apuntado en la película y lo realmente ocurrido después parece poner al descubierto toda esa realidad corrupta, y esa es una historia tan grande, tan ansiada por los que denuncian el estado de cosas (la izquierda, la prensa crítica, etc.), que acabará dominándolo todo, como si de una cegadora luz se tratara. Así, todos los que investigan, los que conspiran, los que callan o los que manipulan, todos parecen convencidos de que la cuestionada moral y honestidad del asesinado Traini es la clave que lo explica todo, la pista que debe seguirse (Continúa en spoiler, sugiriendo, más que revelando).
El magistrado de Palermo es un tipo muy amigo de ciertos políticos muy amigos a su vez de ciertos mafiosos, lo que le lleva a tomar decisiones digamos discutibles. Una película basada en sus corruptelas y que termina con el asesinato de su personaje causa gran escándalo, que es lo que buscaba el director de la susodicha película. Pero cuando el magistrado es asesinado en la vida real, las cosas se complican bastante…
Con este planteamiento, mezclando un poco de metacine y un mucho de crítica social, combinando drama politico e intriga, Damiano Damiani, especialista en estas lides, completa una especie de trilogia oficiosa sobre la corrupción en Palermo tras El día de la lechuza y Confesiones de un comisario . Esta que nos ocupa tiene, de hecho, bastante similitudes con la primera: pareja (sin relación romántica ni sexual de por medio, ojo) de guapos (Franco Nero como el director de la película sobre el magistrado y Françoise Fabian, muy elegante ella, como la atribulada viuda del dicho magistrado) que se llevan tirando a mal y que va descubriendo los detalles de un enredo de corrupción que une a políticos del centroderecha con la mafia, y cuyas pesquisas provocan que a la primera muerte se sumen más, para callar posibles testimonios.
Las interpretaciones son buenas, la puesta en escena es sobria y cumple su función de forma eficiente, los diálogos son ácidos, y todo el mundo recibe lo suyo: los políticos corruptos, los periodistas aprovechados, los mafiosos de diverso pelo, los burgueses hipócritas, la policía…hay giros sorprendentes del guión, la trama se desarrolla de forma eficaz, y funciona bien como cine político y también como intriga criminal. Tiene algún altibajo de ritmo y alguna situación un poco forzada, pero en general es una película bastante recomendable.