¿Por qué no jugamos en el infierno?
Sinopsis de la película
Ikegami es un gangster que guarda rencor hacia un viejo rival llamado Muto, de cuya hija Himizu siempre ha estado enamorado. Hirata, un director de cine, y un hombre llamado Kouji también se verán involucrados en este enredo.
Detalles de la película
- Titulo Original: Jigoku de naze warui?
- Año: 2013
- Duración: 129
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Opinión de la crítica
Película
6.7
64 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Akihiko Sai
- Akihiro Kitamura
- Arata Yamanaka
- Denden
- Fumi Nikaidou
- Gen Hoshino
- Hideo Nakaizumi
- Hiroki Hasegawa
- Hiroyuke Onoue
- Itsuji Itao
- Jun Kunimura
- Kazuma Chiba
- Kenjiro Ishimaru
- Kyôko Enami
- Megumi Kagurazaka
- Mickey Curtis
- Motoki Fukami
- Nanoka Hara
- Riko Narumi
- Ryô Itô
- Shimako Iwai
- Shinichi Tsutsumi
- Tak Sakaguchi
- Takamitsu Nonaka
- Tasuku Nagaoka
- Tetsu Watanabe
- Tomochika
- Tsugumi
El prolífico Sion Sono cruza y mezcla con singular alegría diferentes géneros, y lo hace homenajeando cierto cine oriental pero sobre todo, el cada vez más añorado soporte en fílmico, tanto en su versión más profesional en 35mm como el casero 8mm.
Y es que pareciera que los límites narrativos no existieran para Sono, que a partir de un grupo de jóvenes entusiastas y soñadores, que se auto nombran como los Fuck Bombers, cuenta como éstos juegan a realizar una película, que luego de algunos años, y cuando ya no esperaban que sucediera nada con su sueño, éste se vuelve real ante la posibilidad de filmar, con todo el apoyo técnico y económico posible, la película de sus sueños.
La película no se pone límites a la hora de jugar con la ficción que se sucede dentro de otra ficción en diferentes capas, lo mismo pasa con el tiempo, la estética e incluso la narrativa y su arbitrariedad obedece a ese deseo de libertad que se propone a lo largo de todo el metraje.
Delirio, parodia, locura y libertad, todo se conjuga en un solo film que se parece a muchos otros y es al mismo tiempo único, Sono no sólo homenajea el cine que le gusta sino que también lanza una crítica a un cine japonés mas occidentalizado que ha perdido un poco de su identidad.
Como en una montaña rusa, las emociones no paran nunca en Why Don’t You Play in Hell?, sobre todo en la última media hora donde los Fuck Bombers habrán de filmar su película con yakuzas reales y una ex estrella infantil de un popular comercial de tv, la cinefilia explota en un festín de guiños y referencias imperdible.
Un barullo emocional, una declaración de amor por el placer de hacer y vivir el cine como pocas veces sucede en los últimos años. El cine pasa por la vida y encuentra la felicidad en películas como estas.
Cuando vamos al cine a ver la nueva película de Sion Sono no sabemos si nos va a gustar lo que nos prepara, pero lo que podemos saber con certeza es que no nos dejará indiferentes. Como gran seguidor de este genio de lo bizarro y lo extremo no he salido defraudado, es más, he disfrutado como un enano. Al ver el The End, solo queda ponerse en pie a aplaudir. El director nipón vuelve a demostrar que hay momentos y lugares donde los extremos están justificados.
Que os espera con Why Dont You Play in Hell? No es fácil de responder a esa pregunta, para empezar como es evidente tenemos yakuzas, pero es que también hay samuráis, tenemos grandes dosis de gore, tiroteos, grandes batallas con katanas y uno de los sellos personales que no podía faltar, las chicas sexys, pero aunque es raro, no muestran más allá de lo que nuestra imaginación pueda llevarnos. Aunque por encima de todo esto lo que hay es una muestra de amor por el cine en general y de cómo los sueños y las ilusiones se pueden acabar tornando realidad.
Un grupo de cineastas aficionados que se hacen llamar los The Fuck Bombers tienen una ilusión o más bien un deseo que cumplir, realizar una película que sea jodidamente buena, sea cual sea el precio a pagar. Su sueño se verá cumplido cuando dos grupos yakuzas les ofrezcan el trabajo definitivo, solo hay una oportunidad de conseguir la película perfecta, no da opciones a segundas tomas.
Como viene siendo habitual en el director Sion Sono, vuelve a firmar tanto dirección como guión de la cinta, y a esto debemos añadirle la responsabilidad del apartado sonoro ya que también firma como compositor. Su trabajo, impecable, creo que seas admirador o detractor de este personal y polémico director, si hay que reconocerle algo es su genial trabajo dirigiendo. Y ya que estamos aunque no siempre gustan, personalmente he de reconocer que hay veces que la cabeza me estalla con sus guiones de locura extrema, originalidad no le falta y creo que nunca le faltará.
En cuanto a la fotografía, un invitado de lujo para la ocasión, cuenta con los servicios de una eminencia en el tema, y todo un habitual de Takashi Miike, hablamos de Hideo Yamamoto. Capaz de captar toda la acción en un espacio mínimo y ofrecernos todos los detalles hasta el más minúsculo de ellos, tranquilos que no os vais a perder ninguna amputación.
Ahora sí, la parte negativa del asunto, uno de los motivos que no tenga la nota máxima es su gore, ¿por qué? El abuso en el uso de la sangre digital acaba por pasar factura al maravilloso final. Aun así disfrutaréis como niños con esta locura.
Amantes del cine extremo, freak y bizarro, o simplemente amantes del cine de Sion Sono, preparados para un festival de excesos llevado a cabo con un su singular sello de la casa. Si esperáis ver un film al uso mejor que no lo intentéis ya que os podría implosionar la cabeza.
http://www.terrorweekend.com/2013/10/why-dont-you-play-in-hell-review.html
Sono vuelve a sus locuras y nos deja una cinta repleta de yakuzas y cine. Con su visión particular del cine dentro del cine .
Sono toca varios temas, la idea de creación y libertad del cine en la adolescencia, el amor sin medida y los yakuzas. Con su toque de locura y sus homenajes a kill bill y a esas películas que homenajeaba la cinta de Tarantino, nos encontramos una cinta más accesible, aunque no para todos los públicos.
La idea es buena pero tiene altibajos, pero algunas escenas y sobretodo la parte final funcionan muy bien.
Muy pegadiza la canción del anuncio con la genial interpretación de la niña.
Muy disfrutable para los que ya conozcan a Sono en plan gamberro.
Es indudable que Sion Sono tiene un gran talento visual, que sabe muy bien qué quiere y qué no, que controla el ritmo narrativo como pocos, que siempre sorprende con sus historias y que, además, se moja criticando aspectos de su realidad más inmediata, de su Japón natal por el que siente un extraño amor/odio. Para entender la obra de este director, se ha de tener muy en cuenta su nacionalidad. Para entender esta película, se ha de tener en cuenta todavía más. Serán muchos los que no verán en esta cinta más que otra frikada nipona en la que se vierten litros de sangre y poco más. Para nada. En absoluto. Este filme es todo un ataque hacia el duro momento que está viviendo el cine japonés.
¡Ay! ¡La tierra del sol naciente! Una de las naciones que ha dado mayor número de obras maestras al celuloide mundial. Kurosawa, Fukasaku, Kobayashi, Imamura, Mizoguchi… son nombres que todo aficionado al cine, sea de Kyoto, Tucson o Bangkok, conoce. Sin embargo, desde hace unos años, parece que los japoneses sólo estén interesados en exportar buenos animes y alocadas películas trash. Obviamente, han realizado obras maestras en, por ejemplo, los últimos diez años , pero generalmente no llegan ni de coña a los niveles alcanzados tanto por los directores anteriormente mencionados como por otros. En realidad, su vecina Corea del Sur parece haberles tomado el relevo. Lleva ya un tiempo realizando películas sorpresivas que pueden competir con las producciones norteamericanas e incluso, en algunos casos, superarlas en ingenio, creatividad e inteligencia.
En Why dont you play in hell? Sion Sono parece lamentarse de esto. El grupo protagonista está formado por verdaderos amantes del cine, auténticos obsesionados de las cámaras, los focos y los micros. Sin embargo, pese a todo el empeño que ponen en rodar una película, el dios del cine parece pasar de ellos, parece estar muerto . Lejos de desanimarse, siguen intentando sacar su proyecto adelante, teniendo como punto de reunión un lugar muy simbólico: un cine que ha cerrado sus puertas. En efecto, estamos ante otra obra del S. XXI que siente una cierta nostalgia hacia el S. XX, que se plantea si estamos yendo por buen camino o quizá estemos matando las cosas que realmente nos gustaban de un mundo que, por diversos motivos, parece empezar a desintegrarse para dar paso a algo nuevo. No es muy distinto a lo que muchos escritores e incluso cineastas hacían a principios del S. XX con respecto al S. XIX.
En paralelo a las aventuras y paranoias de los Fuck Bombers , contemplamos como la hija de un jefe Yakuza hace todo lo posible por ser actriz, por ser famosa. Continúan así las punzantes críticas que, salvando las distancias, también podrían ser válidas para el cine español. Voy a comentar algunas de las que más me han gustado. En primer lugar, para tener oportunidades en la industria debes ser hijo de alguien importante o acostarte con ese alguien importante. Esto se nos enseña varias veces durante el metraje, como por ejemplo en las distintas amantes que tiene el jefe Yakuza. Regentan un bar hasta que se cansa de ellas y las sustituye por otras más jóvenes. En segundo lugar, la hija del yakuza huye cuando ve que es la protagonista de una película horrorosa. Vamos, que en su país últimamente sólo se está haciendo bazofia sin alma ni intención artística alguna. Si quieres estar en el meollo, tienes que soportarla sí o sí. Personalmente me dejó destruido el momento en el que el productor le dice al yakuza que prefiere contratar a una mala actriz a esperar a su hija, dándonos a entender que para él es sólo trabajo y rutina. En tercer lugar, que se siga vendiendo el cine japonés más folklórico . Me partí de risa cuando unos yakuzas modernos son obligados a vestirse de un modo tradicional , sin injerencias occidentales. Aquí nos sucede exactamente lo mismo con el flamenco, los trajes de sevillana, la estética castiza y tantas otras cosas de las que todos estamos un poco hartos. En cuarto y último lugar, que al final la película la rueden unos mafiosos. O lo que es lo mismo: la industria del cine es una mafia.
Continúa en spoilers .
Si ya su anterior Love Exposure me resultó interesante y arrebatadoramente original, Why Dont You Play in Hell? me roba el corazón y se encumbra dentro de lo más interesante del cine japonés actual.
Ojo, esto no es cine asiático de profundidad inabarcable y ritmo pesado. No, Shion Sono toma el frenético montaje y las multitramas tarantinescas y el realismo mágico de Jeunet y los empapa con el histrionismo del anime japonés para crear una genial locura.
La trama de la película está mucho más centrada que la anterior Love Exposure, aunque no por ello abandona su particular esquema fragmentado en el que las partes poco a poco se dirigen unas contra otras para colisionar cual accidente ferroviario en los últimos minutos de metraje.
Además que la historia que nos narra sigue teniendo su particular visión del amor, sumada esta vez a un verdadero homenaje por el cine que amateur del que sospecho el mismo viene. Sono y Hirata son la misma persona sin lugar a dudas.
Lo que también destaca como es una propuesta visual tan viva como la trama, que aunque en algunos momentos solo se queda en lo puramente correcto, en otros brilla con luz propia. Quizás sería más interesante que explotase esta vertiente de su cine en futuras proyecciones.
Aun así, una película divertida, atrevida, loca y dedicada a los cineastas amateurs.