Pola X

5 comentarios en «Pola X»

1. Quien quiera saber qué cuenta Pola X tendrá que leer el libro de Melville sin remedio porque Carax sencillamente ha estropeado el libro, al punto que nos encontramos ante un relato cinematográfico confuso, caótico y que no hay Dios que entienda, porque Carax se come cosas importantes ¿que por qué lo hace? porque le da la gana. Como es su libro preferido de juventud se lo conoce muy bien y, después de un tiempo largo de sequía, retorna con esta película (en mala hora).
   
   Voy a reconocer (sin entusiasmo) algunas cosas como la división estilística en la escenografía, en otras palabras: La estética romántico-edulcorada de la primera parte contrastada con la oscura y hasta gótica de la segunda. Reconozco también ciertos momentos como el relato de Isabelle en ese largo deambular de zombis en el bosque y … se me acabaron las cosas a reconocer. Recapitulando: pequeños destellos momentáneos pero vacíos (y todo porque querer ver la enjundia al tal Carax por ser tan maudit él, pero nada, no hay manera).
   
   En ocasiones nos enfrentamos a verdaderas tonterías (porque no quería escribir gilipolleces que si no) en la cinta a medio camino entre lo grotesque y lo rigolesque (palabro éste que me acabo de inventar ahora mismo). La película está vacía, para qué engañarnos.
   
   Carax se mira a sí mismo, se cuenta a sí mismo la película, la hace para sí mismo
   
   y una y otra vez me pregunto que por qué omite las fracturas, los momentos, los cismas que llevan a Pierre al submundo y sólo me respondo que porque le da la gana y eso me cabrea mucho. (Vaya movidón monta con la ensoñación de Pierre ¡si es que!)
   
   Guillaume se aplica sobre todo en darse golpes a la desesperada, Catherine tan Deneuve como siempre.
   
   Y luego topicazo extreme al canto, affiche a lo Courbet y momento cámara fija más courbetiano todavía en el origen del mundo
   
   Y con la buena disposición que empecé a ver la peli (palabra).

2. Un descenso a los infiernos, un amor pasional malsano, la búsqueda de la verdad por la mala senda… Todo envuelto en una estética impecable, y bendecido por la presencia de un inspiradísimo Guillaume Depardieu, que se ha dejado los cuernos en el film. Pola x puede pecar de pretenciosa y de tontear con el malditismo, pero eso no debería eclipsar sus muchas virtudes. En algún sentido, es una pionera. No en vano el mismísimo Jacques Rivette la declaró una de las mejores películas de los 90. Esta película es perturbadora y atrayente a partes iguales, pero sobre todo es apasionada y vibrante, una de esas obras que llevan a pulso su cometido, hasta las últimas consecuencias.

3. Descenso a los infiernos de Leos Carax. la película pertenece a la polémica vertiente New French Extremity (Dumont, Noe, Grandieux) que supuéstamente se nutre de Houellebecq, Burroughs, Bataille o Artaud. Pola-X es una libre adaptación de Pierre: or, The Ambiguities de Herman Melville. La banda sonora es de Scott Walker y tiene contribuciones de Sonic Youth y Bill Smog Callahan que ademas tiene un caméo junto al cantante de Rammstein Till Lindemann.

4. Pola X es el acrónimo de Pierre Or the Ambiguities, la novela maldita de Herman Melville. La X hace referencia a que se rodó la décima versión del guión. Pola X es un trabajo esperado por la crítica y los fans de Leos Carax por su larga sequía en la dirección, ocho años después de Los amantes del Pont Neuf. El enfant terrible francés es defenestrado por la industria debido a su despilfarro de dinero en su film precedente, elevando la cifra de la producción a una cantidad mucho má alta de lo prevista. Pese a ser un gran film, el carácter de cine de autor, con pocas concesiones al mercado hace que fracase en taquilla. Ante esto, los productores no confían en Carax y pasa por un autentico infierno pero aun así hace un film más anticomercial que Los amantes del Pont Neuf basado en una novela de Melville que fue considerada un fracaso.
   
   El film se puede inscribir en la llamada New French Extremity, corriente que experimenta con la transgresión y con la ruptura de tabúes respecto a la violencia o al sexo para hablar de temas sociales o políticos. Carax sería uno de los exponentes de esta corriente junto a Gaspar Noé o Bruno Dumont. Aunque ahora la corriente ha derivado más al cine de género de terror, como los títulos de Pascal Laugier o Alexandre Aja.
   
   Pola X, a pesar de ser el único film de Carax basado en una novela y coescrito con otros guionistas, mantiene las constanstes del cine de Carax:
   
   Por un lado el amour fou. Tema primordial del surrealismo. Motor de todas las acciones.Todos los sacrificios son admisibles si se logra ese Amor.
   
   Otra constante, y más innovadora, es la figura del vagabundo. Una vuelta de tuerca al Charlot de Chaplin. Aparecen con distintas variantes en Los amantes del Pont Neuf, en Pola X o el Señor Merde en el corto de Tokyo y en Holy Motors. Como Charlot es una figura con menos prejuicios y adornos superficiales, más predispuesta a alcanzar los grandes ideales, la Verdad, el Amor, la Libertad. Pero al contrario que Charlot convive peor con la esperanza y esos ideales serán laberínticos y tramposos.
   
   Otro elemento común a los films de Carax, es su filosofía existencialista. El descenso a los infiernos de Pierre es para encontrar las verdades ocultas. Pero no haya respuestas sino más preguntas y dudas. Una búsqueda en un bosque con más sombras que luces.
   
   Pola X no va a ser un éxito y la crítica más oída es su pretenciosidad. Para mí, la pretenciosidad no tiene porque ser negativa, es interesante acercarse a los grandes temas y Carax es consciente de eso porque a su alter-ego Pierre, se le acusa de impostor y a su obra de ser un laberinto sin sentido y un plagio. Lo que pasa que ese embrollo de respuestas y esas ambigüedades es lo que cree Carax que encuentras cuando buscas la Verdad o el Amor, y de este modo lo intenta transmitir en sensaciones pictóricas, musicales o cinematográficas.
   
   Dos claves para entender el film, se hallan en el trailer-presentación Sans Titre que hace referencia a dos películas. La noche del cazador, por ese viaje de búsqueda de dos inocentes y Y el mundo marcha… como el idealismo se enfrenta con todas las de perder a la realidad de la ciudad.
   
   Hay sugerencias políticas y económicas. Los idílicos castillos y luz deslumbradora, burgués y capitalista con la secta de vagabundos con música de percusión y distorsiones lideradas por el mudo Sharunas Bartas, podría ser alegórica de Europa del Este o de la clase baja. Lo peor del film, es que sino miras en el subtexto, la narrativa puede ser absurda, siendo difícil comprender a los protagonistas, Pierre, Isabelle, Lucie y Thibault. Por eso no creo que sea un film completo, porque para ser mejor film habría que trabajar los dos níveles, el alegórico y el narrativo.
   
   Por último hacer mención a que los dos actores principales de esta tragedia Guillaume Depardieu y Yekaterina Golubeva, ya han fallecido a edad muy temprana. Por lo menos este film les quedará como homenaje.

5. Leos Carax, que de por sí ya tiene un nombre muy extraño, nos entrega una película igual de extraña, desgarradora, profundamente visceral y pesimista.
   
   Pierre, un joven escritor, viene de una familia burguesa que acapara palacios, grandes bosques y llena de lujos . Nada parece faltarle. Pero en esa abundancia, hay algo que el mismo Pierre siente que lo deshumaniza, hay algo que no cuaja en su vida. A su vez, desde que comienza la película, notamos que acontecimientos muy curiosos nos hacen dudar de la tranquilidad y paz en aquel idílico lugar: llamadas sin alguien quien conteste del otro lado, sueños perturbadores con figuras humanas, alguien que sigue a Pierre, etc.. Muchos de estas escenas son a partir de diálogos, así que no los vemos, nos lo dan a entender. Y a partir de ahí, la aparición de una mendiga en la vida a aquella familia, y por sobre todo de Pierre, hacen que el destino los una y la inevitable tragedia los envuelva.
   
   Por medio de un desgarrador monólogo de Isabelle -probablemente la mejor escena-, aquella vagabunda, de mirada triste y perdida, inocente e inofensiva, enfermiza y de voz quebrada, resulta casi imposible no sentir piedad y lástima por ella, por aquél pasado tan horroroso. Sentimos su dolor, lo entendemos, y en consecuencia el espectador y nuestro personaje principal guardan un secreto que los envuelve y deben mantener. La relación entre ambos se desvirtua, moral, intelectual y físicamente, así como en la espacialidad: de la opulencia a la miseria. Un cambio que se ve en lugares más recónditos y undergrounds de una Francia casi ficticia. Se trasgrede absolutamente todo y el viaje al declive se anticipa. Hay un estudio humano realmente insufrible. La psiquis de estos dos seres humanos que se vuelven inseparables, se corrompe y deben cuestionar su pasado, aceptar el presente y afrontar el futuro. Por lo tanto la lucidez se vuelve caos, lo demencial lo aceptamos. Finalmente, Pierre logra encontrar el sentido de su existencia. Es expulsar aquél secreto, plasmarlo en una obra y así poder llegar desenmascarar a sus antecesores como si pudiese redimirse consigo mismo, e Isabelle, tras revelar su verdad, no tiene más que a Pierre como centro de su existencia. Y Carax, como creador, hace de ese viaje un martirio para sus personajes y al espectador.
   
   Es inevitable mencionar edipo rey de Sófocles como una influencia. La tragedia y el incesto para deparar a la familia. Pareciera que Pierre debe pagar por los pecados de su propio linaje. No en vano es una constante la relación de los cuerpos entre los miembros de la familia. Eso involucra a Pierre con su madrastra, su primo y su hermana. Los cuerpos se exhiben, casi sin pudor. Se tocan, se palman.
   
   Pocas veces una película llega a generar desazón, impotencia y un vacio. Leos Carax hace un experimento gris y poco digerible – en el buen sentido del término, si es que puede existir-.