Placeres desconocidos
Sinopsis de la película
En la ciudad industrial de Datong, China, dos amigos en paro, Xiao Ji y Bin Bin, pasan el rato fumando cigarrillos y paseando en motocicleta. El impulsivo Xiao Ji pronto se enamorará de Qiao Qiao, bailarina de los Licores Rey Mongol y novia de un mafioso local, Bin Bin, presionado por su madre para que se enrole en el ejército, ve como su novia Yuan Yuan planea irse a estudiar a la capital. En un mundo cada vez más cambiante y donde sólo la música parece prometer un futuro mejor, los dos amigos, incapaces de afianzar sus relaciones sentimentales y su lugar en el mundo, tomarán una decisión drástica.
Detalles de la película
- Titulo Original: Ren xiao yao (Unknown Pleasures)
- Año: 2002
- Duración: 113
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Opinión de la crítica
6.8
73 valoraciones en total
En el colegio se aprende que la razón por la cual en las excursiones los profesores nos numeraban, era porque existía el temor de que alguno de nosotros se extraviase en un entorno desconocido. El mismo riesgo, parecen correr en esta película los jóvenes de la numerada 6ª generación de China, no sólo de perderse en nuevos espacios, sino de sentirse perdidos en un tiempo de poderosas transformaciones locales y globales.
Jia Zhangke se erige en un testigo plenamente consciente de lo excepcional de estos cambios y de la necesidad de registrarlos en el mismo momento en que se están produciendo, como capsulas de tiempo, sin mención expresa al proceso histórico del cual proceden (tradición milenaria y revolución comunista), ni al incierto horizonte al cual parecen destinados (modernidad y capitalismo no democrático), aunque las tensiones entre ambos son perfectamente reconocibles y determinen la vida de los personajes.
Son múltiples las encrucijadas que van tejiendo las, en apariencia, simples historias de este universo, donde todo se crea y se destruye a tal velocidad, que a sus habitantes no les da ni tiempo a transformarse, quedando atrapados entre un pasado al cual ya no pertenecen y un futuro al que no saben como acceder.
La fórmula empleada por el autor para conseguir transmitir ese efecto de tiempo suspendido es una sabia elección de escenarios propios del documental, en los que sitúa una no menos acertada ficción de dos jóvenes amigos que por la forma de afrontar ese dilema, personifican y materializan en sus diferencias, los dos extremos del mismo paréntesis temporal:
PASADO (joven TRADICIONAL en la forma de vestir y peinarse, con una madre trabajadora estatal, montando en bici junto a su pareja formal con la que mantiene conversaciones sobre economía y estudios universitarios y una tensa represión sexual en un edificio con habitaciones donde se va a ver la tele …………… frente a la moda occidental, padre inactivo, montando en moto junto a su pareja sexualmente liberada, bailarina de música pop con la que se relaciona en una habitación de hotel convencional, del joven MODERNO) FUTURO.
En medio de ese paréntesis un montón de puntos en común: conflictos con los padres, paro generalizado, delincuencia, televisión omnipresente vomitando conflictos, megafonía estatal que vende el sueño capitalista y canciones que prometen mitos y placeres desconocidos, en un entorno físico de una ambigüedad desoladora, medio destruido, medio a construir y en una atmósfera contaminada donde paradójicamente el humo de los cigarrillos parece simbolizar lo único auténtico a compartir.
Muchos objetivos puede tener el cine: mostrar culturas, evidenciar realidades, etc. Sin embargo el principal es entretener, si no entretiene, una película pierde mucho de su potencial estético.
La película aun cuando tiene la virtud de mostrarnos la realidad de una China adentrándose en la modernidad capitalista, arrastrando los males que esto significa, no entretiene. Para mi gusto el director abusa demasiado de la elipsis y casi nunca cierra las situaciones, si bien esta es una característica del cine oriental, la tensión dramática de lo cotidiano, en la forma en que lo trata, no alcanza para entretener como si lo hace Kurosawa, Ozu o Yimou en sus buenos trabajos.