Pintar o hacer el amor
Sinopsis de la película
William y Madeleine, un viejo matrimonio que vive apaciblemente, siguen enamorados y ninguno de ellos ha sido nunca infiel al otro. Como él acaba de prejubilarse y su única hija se va a estudiar a Italia, les sobra tiempo. Durante un paseo por las colinas, Madeleine coloca el caballete en un prado para pintar una puesta de sol. Allí conoce a Adán, el alcalde del pueblo, un hombre culto y ciego, que le muestra una casa del prado que está en venta. William y Madeleine la compran inmediatamente. Se instalan en ella y durante unas semanas se sienten muy felices. Quedan a menudo con Adán y su joven compañera Eva, que viven bastante cerca. Cuando arde la casa de sus nuevos amigos, William y Madeleine los acogen en la suya.
Detalles de la película
- Titulo Original: Peindre ou faire lamour
- Año: 2005
- Duración: 100
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Opinión de la crítica
5.7
33 valoraciones en total
El sugerente título promete morbillo y un cine erótico pasable. Pero qué va. El erotismo se me va por el W. C., y creo que es porque esa pandilla no me inspira gran simpatía. Me importa un cuerno lo que hacen o dejan de hacer, si se lo montan con los vecinos, con el perro, con el gato o con el burro. No me he embelesado por ningún personaje, y eso es un poco problemático cuando te la sudan y encima lo que hacen no es que te haga vibrar las canillas. Sergi López se me antoja como un salpicón de agua fría por la espalda. Ni Daniel Auteuil, actor interesante donde los haya, parece muy ubicado aquí, como si estuviera distraído a la espera de un proyecto mejor. Que está bien el hombre, como acostumbra, pero no tiene gran cosa que hacer aparte de algún folleteo y poner cara de desorientado el resto del rato.
El tema de las parejas abiertas, los intercambios y las camas redondas está planteado con poca chicha, sobre todo por lo dicho, porque una no llegar a sentir empatía hacia nadie.
Una película que parece hecha con pocas ganas, para escandalizar probablemente a los que todavía pudieran creer, si todavía los hay, que Emmanuelle es la quintaesencia del cine guarrindongo.
¿Qué quiere decir que una película es muy francesa? De las catorce críticas que hay hasta el momento en la mitad utilizan esa frase: es muy francesa. Yo no creo que sea más francesa que otras francesas. Es más, creo que es mucho menos francesa que el cine de Ozon, Téchiné, Chabrol, Lafosse e incluso Tavernier o Jeunet (por citar a algunos directores galos activos).
Pintar o hacer el amor es una historia que no llega a cuajar del todo. Posiblemente falle en un guión en el que nos faltan muchos cabos por atar. En el que los personajes anden un poco perdidos y salten de un cabreo a una pasión con un registro histriónico en ambas situaciones. Son incomprensibles ciertos momentos de celos-pasiones protagonizados por Sabine Azema.
Danielo Auteuil está genial. Es a mi juicio el mejor de los cuatro. Sergi López le veo pasado de rosca, no me convence y su ceguera la contagia a los demás.
No intentaré buscar moralinas o gato encerrado a la historia sexual que nos proponen los hermanos Larrieu. Porque la historia en sí, como ya he dicho es lo peor de todo. Lo acompaña eso sí, una gran banda sonora: emotiva y sencilla, y una buena fotografía. La casa que sirve de inicio para todo lo que luego pasará es de ensueño.
Me gustó mucho ese silencio natural que nos brindan con los créditos finales, y que a mi juicio debiera haber seguido sin música hasta el final.
P.D. Un chistecito para amenizar la tarde.
Un ciego entra en un bar de sólo mujeres por equivocación. Llega a la barra y se pide un café. Después de un rato, el ciego le grita al barman:
– Hey, ¿quieres que te cuente un chiste de rubias?
El bar inmediatamente queda en silencio total. Luego, la mujer que estaba sentada al lado del ciego le comenta suavemente:
– Antes de que cuente su chiste, señor, creo que debería saber dado que Ud. está ciego estas cinco cosas:
1. El barman al que Ud. gritó es en verdad una rubia con mal carácter.
2. El portero de seguridad del Bar es una rubia.
3. Yo mido 1.80 mts., peso 80 kilos, soy cinturón negro en karate y además soy rubia.
4. La mujer sentada a mi izquierda es también rubia y además es culturista.
5. La dama de su derecha es rubia y además es una profesional de lucha libre, le dicen La loca.
– En verdad Señor, piénselo bien. ¿Aún quiere contar su chiste?
El ciego se queda pensando en silencio, sacude su cabeza, y dice:
– No, … no lo contaré si luego tengo que explicarlo 5 veces.
Esta película sirve para constatar lo difícil que es hacer de Eric Rohmer aunque parezca sencillo. Pues esta historia de pocos personajes y escenarios, con casi nada de acción o dramatismo sigue la estela del maestro francés, aunque carezca de su chispa y genialidad.
¿Qué es lo que falla entonces? Pues en mi opinión, que la historia queda algo desdibujada. Es como si se quisiera evitar lo excesivamente obvio o explicito a toda costa, y lo que se consigue es una cierta opacidad teñida de inverosimilitud (como lo que sucede durante la visita a la casa de la última pareja). Se podrían haber mejorado, por ejemplo, los diálogos, profundizando en la psicología de los personajes y en sus motivaciones.
En fin, mi conclusión es que a pesar de que se deja ver con agrado -visualmente es notable y Sergi Lopez siempre supone un elemento de inquietud- con estos mismos materiales Rohmer habría hecho una gran película. Esta, en cambio, se queda en un pasable más bien corto.
Como les gusta a los directores y guionistas franceses corromper aunque sólo sea un poco a las clases pudientes. Interesante el tema en cuestión y la campiña francesa y el reparto son dignas de mención.
Lo mejor: Auteuil, siempre Auteul. López también como alcalde imposible.
Lo peor: A lo mejor con un director más cañero tipo Hanecke el resultado hubiera sido más logrado.
Por fin ha salido en alquiler esta peli francesa sobre el intercambio de parejas.
Aunque me la imaginaba más comedia, me ha gustado bastante: es sutil y evita los subrayados escabrosos (ay, si la dirigiese Aranda o Bigas Luna…), es completamente amoral, por mucho que se haga una leve referencia al pecado mediante los nombres de la pareja tentadora (no por casualidad llamados Adán y Eva), no hay remordimiento por parte de la madura pareja protagonista (Sabine Azéma y Daniel Auteuil) al lanzarse al intercambio de parejas…
Tampoco se justifica esa peculiar situación: no se ve que la pareja madura esté especialmente desgastada o insatisfecha, ni que hayan perdido la ilusión (sobre todo ella), ni que estén especialmente necesitados de algo que les dé marcha. Se les ve bien, vaya. Por eso sorprende y choca la historia. Y seguramente sea así como sobrevienen esas cosas: surge, apetece, y se hace. Sin más.
Además sirve cualquiera: primero parece que tienen un algo especial con esa otra pareja, pero es sólo un espejismo, porque en cuanto aparecen otros… nada, nada: Sodoma y Gomorra…
Muy acertadas las localizaciones campestres, como si la tentación surgiese en un paraíso terrenal.
Muy buena la fotografía: dura, poco luminosa, ayudando así a conferir seriedad a un tema que fácilmente podría desembocar en el cachondeo más burdo.
Tenía mis dudas sobre cómo funcionaría el tándem Sabine Azema-Daniel Auteuil, al tener ella tanta vitalidad y él tanta sobriedad… y la verdad es que se acoplan a la perfección: ella rebaja un pelín su delicioso desparpajo y él sube un peldaño en expresividad gestual, con lo cual quedan ambos nivelados.
Francamente, creí que Auteuil quedaría completamente anulado e imperceptible ante el huracán Azéma, pero no: se ve que a ella la han contenido un poco mientras que a él lo han espoleado para que espabile.