Pinky
Sinopsis de la película
Una mujer negra de piel clara se hace pasar por blanca, pero, cuando regresa a su casa natal en Mississippi, no le será fácil ocultar su verdadera raza y tendrá que enfrentarse a una ciudad llena de fanatismo, prejuicios y racismo.
Detalles de la película
- Titulo Original: Pinky
- Año: 1949
- Duración: 102
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Opinión de la crítica
Película
6.7
69 valoraciones en total
Segunda película de Elia Kazan para el productor Daryl F. Zanuck, de la Fox, Pinky tuvo una gestación muy problemática, John Ford abandonaba el rodaje a los diez días del inicio, Zanuck sobre la marcha pidió a Kazan que se hiciera cargo del proyecto, pues Kazan había hecho dos años antes para Zanuck La barrera invisible que trataba el tema antisemita, ganando el Oscar para la película y el director, Zanuck tras el éxito del polémico tema judío, pretendía triunfar con el tema racista.
Pero lo que en un principio tenía que ser un retrato de una joven negra y de sus dificultades para integrarse dentro de la comunidad blanca, Zanuck da un giro al proyecto, y se convierte en un melodrama racial en el que una enfermera formada en el Este de apariencia blanca y familia de color, vuelve al estado Missisippi, en el profundo sur, para visitar a su abuela negra que durante años le envió dinero para estudiar. Prometida a un doctor blanco en el Este, Pinky (una estupenda Jeanne Crain) deberá elegir su camino.
Kazan recrea fielmente la sociedad racista del Sur, donde los negros eran pobres, analfabetos, considerados inferiores y sin derechos civiles. Mención especial para Ethel Barrymore que encarna a una rica señora del sur con un carácter singular e imprevisible que nos sorprenderá. Destacar también el rol de la abuela de Pinky (diminutivo de Patricia), la actriz de color Ethel Waters, una mujer humilde y sumisa, incompatible con el carácter orgulloso y rebelde de su nieta. El cineasta aún no había llagado a su etapa más creativa, por lo que se limitó a cumplir dignamente una obra de encargo.
Quinto largometraje de Elia Kazan (1909-2003) y último de su etapa de aprendizaje. El guión, de Philip Dunne y Dudley Nichols, adapta libremente la novela Quality (1947), de Cid Ricketts Summer (1890-1970), natural de Misisipi. Se rueda en platós de Fox Studios (Century City, L.A.) durante 9 semanas, con un presupuesto ajustado. Es nominado a 3 Oscar (actriz principal y dos secundarias). Producido por Darryl F. Zanuck para la Fox, se proyecta por primera vez en público, en sesión de preestreno, el 29-IX-1949 (NYC).
La acción dramática tiene lugar en un barrio periférico para población afroamericana de una ciudad del estado de Misisipi, en 1946/47, poco después de la IIGM. Patricia Pinky Johnson (Crain) regresa a su ciudad natal, después de graduarse en la Escuela de Enfermería de Boston (Nueva Inglaterra). Huye de su novio, el joven médico Thomas Adams (Lundigam), al que no se ha atrevido a confesar su condición de mulata por hija de padre negro y madre blanca. El color de la piel, los rasgos faciales y la estructura corporal, hacen que tenga apariencia caucásica. Se instala en la casa de su abuela paterna, Daysy Johnson (Waters), que le ha pagado los estudios y por la que siente gran afecto y admiración. Pinky, de unos 20 años, es insegura e influenciable y necesita sentirse apoyada y protegida.
El film suma drama, racismo, intolerancia, crítica social y romance. Es una de las primeras películas interraciales realizadas en Hollywood por una productora major. Para algunos constituye una continuación o prolongación temática (no argumental) de La barrera invisible, el trabajo anterior de Kazan, en el que se trata el problema del racismo contra los judíos. Por lo demás, forma parte del ciclo de cine social que se prodiga en los años 40. El tema de una muchacha mulata que pasa por blanca es objeto del análisis en Imitación de la vida (Sirk, 1934).
El relato explica los hechos con realismo y trazos documentalistas. Los problemas se presentan con naturalidad y se insertan en la vida diaria de la comunidad. Se advierte el pulso vigoroso y fluido de gran narrador que tiene Kazan. De las incidencias diarias se extrae un dramatismo convincente, que se desprende del descubrimiento de los aspectos esenciales de las cosas. A partir de los hechos, Kazan construye ambientes de gran fuerza emocional. En algunos casos pasa de los hechos a la emoción pura y esencial. Así ocurre cuando la joven huye de los chicos que han intentado forzarla. No la siguen, ella corre sola, la mueven el miedo y la angustia, que se apoderan de la sala a través del ritmo de la acción, la sucesión de imágenes perturbadoras (tropiezos, paso frente a un grupo de tumbas antiguas) y el sonido de una música que altera el ánimo. Sólo hay emociones: no hay peligros, no hay perseguidores y el espectador lo sabe.
Melodrama antiracial de aceptable construcción, pero minimizado en su bienintencionado mensaje a causa de la elección de Jeanne Crain en el papel principal, no porque su interpretación sea mala (todo lo contrario), sino porque el personaje necesitaba una actriz de piel más oscura que la palidez de la hermosa actriz californiana para otorgar mayor credibilidad a la historia.
El film adapta la novela Quality de Cid Rickets Summer que ancla sus objetivos en el acrecentamiento del sentimiento del orgullo y fidelidad a la esencia de uno mismo, a sus raíces y en definitiva, a su propio ser, mediante el sacrificio y la lucha personal en pos de una situación justa.
Gran dirección de actores de Elia Kazan, que consiguió que sus tres protagonistas principales fuesen nominadas al Oscar.
Mención especial para las dos Ethel, la sensacional Barrymore y la no menos excelente cantante y actriz Ethel Waters.
Dos nombres muy calificados: Philip Dunne y Dudley Nichols, fueron los encargados de adaptar la novela Quality de Cid Ricketts Sumner, nacida Berta Louise Ricketts, nombre que debió cambiar por sugerencia de los editores para eludir los prejuicios machistas. En principio, el productor Darryl F. Zanuck, le había encargado la dirección al ya célebre John Ford, pero vistas las imágenes rodadas durante la primera semana, Zanuck se sintió plenamente inconforme con los resultados y entonces se acordó de lo logrado por Elia Kazan en La barrera invisible… y de inmediato despidió a Ford para entregarle a éste el timón.
Las reiteradas e innombrables canalladas y atropellos que a diario se cometían contra la comunidad afrodescendiente de los EEUU, comenzaron a tocar el corazón de los seres más sensibles entre los blancos… y era ya el momento de que también el arte cinematográfico se sumara a las expresiones de inconformidad contra el racismo. Por esto, una obra humana, cálida, equilibrada, sin resentimientos frente a nadie… y edificantemente propositiva en términos de tolerancia y de convivencia pacífica, era una forma perfecta de demostrar la invalidez de tantísimos y obtusos prejuicios.
Kazan fue un gran acierto, porque de nuevo demuestra que ama profundamente a sus personajes, que le duelen las minorías discriminadas (el mismo sufrió esto en carne propia por su origen griego), y con su novedoso estilo semi-documental, borda un filme colmado de espíritu y de alto valor socio-político.
Pinky, nombre que recibe Patricia Johnson entre la gente de su raza, es una mulata de piel casi blanca, que regresa a su tierra tras tres años de ausencia en los que consiguió graduarse como enfermera. Aunque esto alegra profundamente a su abuela Daysy, las situaciones difíciles que padecerá recién ha desempacado, llevarán a Pinky a querer marcharse enseguida, sobre todo porque sabe que, en algún lugar, la espera Thomas Adams, el hombre al que ella ama. Pero el universo se juega sus cartas, y Pinky terminará asistiendo a la señorita Em, una mujer de fuerte carácter con la que entablará una singular relación.
Con PINKY, Elia Kazan vuelve a lucirse como realizador comprometido con las causas sociales y una vez más da cuenta de su gran capacidad para la dirección de actores, pues hace posible que Jeanne Crain pueda darnos una de los mejores caracterizaciones de su carrera, Ethel Waters resulta maravillosa como la abuela y sería nominada a los premios Oscar, y Ethel Barrymore haciendo de Miss Em, sigue a la altura de su dinastía familiar, con un talento para la interpretación irreprochable.
Una cita para recordar: Los deseos de los muertos no deberían ser ignorados en beneficio de la codicia de los vivos.
Título para Latinoamérica: LO QUE LA CARNE HEREDA