Perfect Blue
Sinopsis de la película
Mima es la cantante de un famoso grupo musical japonés. Debido al fracaso de ventas de sus discos, su mánager decide apartarla del grupo y darle un papel en una serie de televisión. Mima cae entonces en una profunda depresión que la lleva a replantearse su vida y su carrera, pero su crisis se agrava cuando descubre que su vida está al alcance de cualquiera en Internet y que alguien la está vigilando. Cuando la serie empieza a emitirse por televisión, Mima comprueba que la ficción se reproduce en su vida real: sueño y realidad se confunden hasta el punto de cuestionarse su propia identidad. El desarrollo de los acontecimientos y su propia intuición llevarán a la protagonista a un desenlace absolutamente inesperado…
Detalles de la película
- Titulo Original: Perfect Blue aka
- Año: 1997
- Duración: 81
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Opinión de la crítica
7.5
52 valoraciones en total
Más allá de las fantásticas obras del Studio Ghibli (Princesa Mononoke, Chihiro, Mi vecino Totoro, Nausicaa), y de nombres como Hayao Miyazaki o Isao Takahata (La tumba de las luciérnagas), hay otros directores asiáticos de películas de animación que pueden presumir de tener la suficiente maestría como para hacer escuela y ser, en el futuro, recordados como auténticos gurús y magos en su medio. Con sólo cuatro películas y una corta serie anime, Satoshi Kon ha conseguido estar a este nivel. Perfect Blue es su primera obra, un fantástico thriller pensado para ser rodado con actores reales y convertido, por suerte, a animación por este maestro que ha regalado joyas como Millenium Actress, Tokyo Godfathers o Paranoia Agent.
La trama nos narra como Mima, integrante de un grupo de música j-pop, decide abandonar a su equipo para debutar como actriz. Evidentemente se enfrenta a una dura situación: los directores no le ven demasiado potencial y la relegan a papeles secundarios. Incapaz de abandonar esa imagen de jovencita virginal e idol , Mima acepta rodar la escena de una violación para demostrar sus registros dramáticos. Demostrar, en general, que es más que una cara bonita. A raiz de esto, su público empieza a cuestionarla y la consideran manchada , y para colmo de males, una página web denominada La habitación de Mima empieza a contar intimidades suyas que sólo ella podría saber.
Este es el inicio de una trama que se mueve entre el thriller, el terror psicológico y lo fantástico, alcanzando niveles de surrealismo realmente enormes que intentan criticar, con éxito, la necesidad de crearnos ídolos y mantenerlos como tales. En una historia realmente cojonuda y con un final tan esclarecedor y directo, Perfect Blue se perfila definitivamente, y sin género de dudas, como uno de los iconos del género y como una especie de muestra de cómo podría ser el cine de David Lynch si este fuese japonés e hiciese dibujos. Técnicamente asombrosa y con una BSO cuidadísima, es en definitiva una cinta obligada.
Mima Kirigoe es una cantante j-pop que disfruta de un moderado éxito junto con otras dos chicas en el grupo vocal Cham. Sin embargo, los deseos de abrirse a nuevas experiencias le llevan a dejar la música y a desarrollar su carrera de actriz en una serie de televisión, ante la sorpresa de todos sus fans. Poco a poco, en su nueva ocupación, Mima se desprende de la imagen de pop idol que le acompañó, un cambio que no sienta a todos bien y por el que se ve acosada y amenazada por un antiguo fan que no perdona la traición. La propia Mima desarrolla un profundo sentimiento de culpa, y empieza a confundir la realidad con sus recuerdos y sufrir lapsos temporales, lo que le llevará a cuestionarse su propia identidad.
Con esta idea se presenta una de las películas de animación más fascinantes de la década pasada. Con una presentación caótica y confusa que juega con distintas realidades (el escenario real, las alucinaciones de Mima, las escenas de la serie de televisión), pero sin abandonar la solidez en el guión, Perfect Blue nos sumerge en la mente de su protagonista y va describiendo, paso a paso, cómo ésta pierde el juicio y la noción de la realidad. Sin trampas. Lo que conocemos, los escasos cabos sueltos que podemos ir atando en esta maraña son los mismos que deduce Mima. Nos perdemos cuando ella lo hace, entendemos lo que ella entiende.
La historia es agobiante. Desasosegante. Llegas a identificarte de tal manera con su protagonista y su inevitable viaje a la locura que sientes sus miedos, sus obsesiones, como si fueran tuyos. La intensidad y la crudeza de muchas de sus escenas y la emoción que transmiten cada una de ellas resulta impresionante.
Y, por si fuera poco, a la mezcla se agrega una excelente visión satírica acerca del fenómeno de las estrellas j-pop, la imagen inocente y casi infantil que venden y el público (mayoritariamente masculino) al que atraen.
Todo eso da uno de los guiones más fascinantes de la animación, una película recomendadísima para cualquiera con ganas de disfrutar de ochenta minutos de buen cine. Aunque, debido a la confusión argumental y a la extrema violencia que alcanza en algunos momentos, puede no ser del gusto de todos. De todas maneras, merece la pena el intento.
Un último apunte: a pesar de que se ha descrito como tal, Perfect Blue no es un thriller en el sentido correcto del término. Aquí lo importante no es la intriga , o la explicación detrás de todo, sino que se concibe como un viaje al interior de su protagonista. Poco importa que no se entienda todo lo que ocurre, su objetivo es crear un vínculo emocional con Mima.
Sí recomiendo sin embargo verla más de una vez. No ya para entender el argumento hasta el mínimo detalle (a quien haya logrado tal cosa, le felicito, pero a mí me parece casi imposible), sino para apreciar su estructura, cómo los diferentes detalles se alimentan y crean en conjunto el inmenso caos, psicológico y emocional, que sufre Mima en sus propias carnes.
Me entristece muchísimo haber conocido la muerte temprana (sólo tenía 47 años) de uno de las mentes más creativas del panorama cinematográfico actual. Satoshi Kon, creador de un universo onírico equiparable con David Lynch, ambos dos descriptadores de sueños, que dotan a los miedos y angustias, de un lenguaje propio y meridianamente nítido que sólo es posible entenderlo desde la emoción, nos ha regalado un puñado de obras maestras evocadoras y de un ingenio difícil de encontrar en nuestro tiempo.
Películas como Paprika y esta Perfect Blue ya justifican una vida. Aunque nos quede la amarga y egoísta desazón de no poder seguir disfrutando de las películas que vendrían, de quizás, las princesa mononoke , mi vecino Totoro o el viaje de Chihiro , que dado su talento y juventud habría que esperar que llegaran.
Nos deja un autor, al que se le ha negado una madurez, otra perspectiva de mirar el mundo proyectado sobre su definido universo e inquietudes, una inestimable presentación de momentos vitales por vivir que no se nos presentarán desde su particular visión artística. Puede que las chavalas y la ciudad, hubieran seguido siendo el leivmotiv de su obra, puede que no. Aunque hubiera sido así, como en otros autores, habríamos disfrutado de otra cadencia y sosiego…En resumidas cuentas, de disfrutar viéndolo pasar por sus distintas edades. Como Bergman, Woody y un larguísimo ect, esperamos las películas de estos cineastas como una visita cada cierto tiempo de un amigo de toda la vida.
Descanse en paz, Satoshi Kon
Alucinante. Este libérrimo palabro se aplica muy bien a los mundos perpetrados por Satoshi Kon. No conozco otro director capaz de saltar con tal naturalidad de la realidad a la ficción y con un dominio de la multidimensionalidad narrativa tan fluido y fácil. Por ahí se menciona a Lynch, pero no tiene mucho que ver, ya que mientras que el director americano tiende a la confusión y a lo difuso, el japonés tiene perfectamente definidas las leyes de la lógica interna en cualquiera de sus mundos. Por extraño o complicado que aparente ser lo que nos cuenta, está articulado de manera que el espectador es cien por cien cómplice de lo que está viendo.
Perfect blue es, en principio, una clásica historia de fan psicópata que acecha a una ex-estrella musical, ahora reconvertida en actriz. El desarrollo, eso sí, no podía ser menos clásico y en este caso lo que acabaremos viendo será mucho más de lo que se nos ocurriría haber esperado, lo que en un principio parecería la historia de un perseguidor, resulta ser un juego de reflejos en torno a la psicología del perseguido. Lo cual sirve en bandeja la oportunidad para que Kon, una vez más, demuestre su inigualable destreza para narrar en varios niveles, reales e imaginarios. Lo mejor…es que realmente borra la línea. Vedla y sabed a qué me refiero.
No soy aficionado a los animes, pero viendo las buenas críticas que tenía este thriller psicológico japonés me animé a verlo a ver qué tal. Y no me arrepiento. Desde luego, el señor Kon (DEP) realizó un buen trabajo y, mira tú por donde, la cosa salió de casualidad, ya que he leído que el estudio iba a adaptar una novela con actores reales, pero como un terremoto hizo trizas los decorados, los productores decidieron tirar la toalla y encargarle a Kon una película de animación (más barata) para ver si con ello conseguían recuperar algo de dinero, dándole libertad para hacer con la historia lo que quisiera, con apenas dos o tres directrices básicas.
La historia comienza de manera lenta y cotidiana. Mima Kirigoe es una chica de 21 años que, junto a otras dos muchachas, canta en el emergente grupo pop CHAM. Su vida es segura y llena de falsos oropeles. Sin embargo, a pesar de la oposición de su amiga y mánager Rumi, Mima se deja convencer por su representante y abandona el grupo para ser actriz, una profesión en la que teóricamente podrá desarrollar una carrera más larga y mejor pagada. Pero lo que de entrada parece un paso adelante no tardará en convertirse en un verdadero infierno. La película plantea muy acertadamente un escenario de completa agresión psicológica para con la protagonista, una muchacha inmadura que no está preparada para lo que se le viene encima.
La carrera interpretativa de Mima no termina de despegar (empantanada en papeles breves o pornográficamente subidos de tono que su representante le busca para lucrarse) y el grupo CHAM se convierte en su ausencia en todo un fenómeno de ventas. La presión que conlleva para alguien tan frágil dejar de lado su estereotipo virginal y candoroso para ir al extremo opuesto (donde su intimidad física es masacrada sin piedad, con la perturbadora y desagradable escena de la violación como punto de partida, que no por ficticia y enmarcada en un rodaje deja de ser incómoda de ver) y la sensación de profundo arrepentimiento (con esa Mima fantasmal que se le aparece de cuando en cuando para burlarse de ella y llamarla sucia y falsa) hacen que la protagonista se cuestione quién es ella y qué quería en realidad. Por si esto fuera poco, a la presión, la incertidumbre y al desengaño se suma pronto la paranoia: un fan deforme y lúgubre (cuya primera escena en el concierto, con el juego óptico que hace con la mano, da idea de su obsesión) parece seguirla a todas partes y hay un blog en internet llamado La Habitación de Mima en el que alguien escribe un diario haciéndose pasar por ella, narrando de forma sospechosamente exacta todos sus actos del día a día y pidiendo a sus fans que la salven de una falsa Mima que está manchando su reputación de ídolo pop.
La guinda del pastel la ponen finalmente los sucesivos y brutales asesinatos de todos los que han tenido algo que decir en el cambio de profesión de la protagonista. Las escenas de crímenes y ataques violentos hacen que esta película sea calificada de gore , pero aunque son fuertecitas tanto en lo que se ve como en lo que se sugiere (no volveré a mirar los paraguas de la misma forma jamás) resultan a mi juicio menos impresionantes que los propios golpes psicológicos en sí. Con todos estos mimbres, no es de extrañar que la pobre Mima Kirigoe termine completamente ida, en un estado mental caótico donde ya no sabe qué es real y qués es fantasía, donde ya no sabe ni tan siquiera quién es ella o qué está haciendo o qué llegará a hacer. Y nosotros, los espectadores, que vemos la historia a través de sus inestables ojos, nos sumergimos de lleno en ese mar de caos y a medida que se va acercando el final estamos tan confundidos como ella y nos esperamos cualquier cosa.
Aunque si he de destacar otra cosa buena de esta película, además del talento con el que está hecha, es que al final de todo la cosa termina y eres capaz de comprender la mayor parte de lo que has visto, cosa que sin duda se agradece (spoiler).
Más críticas en:
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