París-Manhattan
Sinopsis de la película
Alice, una farmacéutica joven y guapa, siente una insólita fascinación por Woody Allen. A pesar de que a ella la soltería no le preocupa en absoluto, su círculo familiar está empeñado en encontrarle pareja a toda costa. En la vida de Alice aparece, de repente, Victor, que se presenta en su farmacía para instalar una alarma de seguridad. Él se enamora al instante, pero ella necesitará más tiempo, además de los imaginarios consejos de Allen para admitir que el amor ha llamado a su puerta.
Detalles de la película
- Titulo Original: Paris-Manhattan
- Año: 2012
- Duración: 77
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Opinión de la crítica
Película
5.2
30 valoraciones en total
Subtrama 1: Cuñado infiel. (Sobra).
Subsubtrama 1.1: Trío. (Sobra).
Subtrama 2: Madre alcohólica. (Sobra).
Subtrama 3: Novio de la sobrina. (Sobra).
Subtrama 4: Novio perfecto. (Sobra).
Subtrama 5: Ladrón. (Sobra).
No me hubiese extrañado nada si en medio de ese delirante intento por relacionar las vivencias de la protagonista con las películas de Woody Allen a Alice Taglioni le diera por abrir una tienda de galletas como tapadera de un robo, tuviera un romance con un actor salido directamente de la pantalla, intentara resolver un asesinato o se viera paseando de noche por las calles parisinas con Picasso, Hemingway y Scott Fitzgerald.
Eso sí, todo de forma muy chapucera, a años luz del genio Allen.
Sin embargo, una película en la que escucho a Woody y que me sorprende con una aparición estelar del escuálido neoyorquino merece ser vista por muy chapucera y sin sentido que sea.
París –Manhattan, respira Woody Allen por todos sus poros, pero sin llegar a la altura del gran maestro americano. Se trata de una comedia romántica sencilla, pequeña, amable, sin grandes alharacas, pero que entretiene y que, al final de su visionado, te deja con un buen cuerpo para todo el día…
La peli goza de una música excelente, con una fotografía efectiva y agradable y un elenco protagonista que también está a la altura del resto del filme. Tal vez lo más flojo de la película sea su guión que está muy lejos de Sueños de un seductor, película a la que trata de remedar y homenajear…
Estoy convencido que ésta película, pese a ser una obra menor, a los admiradores del genio de Brooklyn, les va a gustar.
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Cuando un homenaje carece no solo del talento del genio a quien se tributa sino de todo lo demás (chispa, gracia, inteligencia, profundidad, sutileza, intriga, dramatismo), parece que no se trata de un homenaje, sino de una extraña especie de adulteración o mala interpretación bien intencionada. En esta típica comedia francesa, todo resulta inverosímil, forzado, carente de interés, previsible. A años luz de la comedia romántica más floja de Woody Allen. Lo mejor, su aparición en escena, a pesar de ser igualmente descafeinada.
Estrenada en Irlanda en la jornada de puertas abiertas de Dublín, nada se esperaba de la ópera prima de Lellouche, Paris – Manhattan, pero se convirtió sin duda en el gran entretenimiento del día.
Comedia romántica sin complicaciones, hecha para cumplir un claro objetivo dentro de un género en decadencia, hacer pasar un buen rato mediante el uso de tópicos amorosos y situaciones de enredo. Nadie mejor que los franceses para recrear con humor ese tipo de escenario.
Alice es una farmacéutica obsesionada con Woody Allen, soltera y con una familia disfuncional empeñada en buscarle un novio a toda costa. Víctor es el encargado de una empresa de seguridad que instala una alarma en la farmacia de Alice. Y la dinámica de este tipo de comedias ya la conocemos todos, chica conoce chico, chico se enamora de chica, y los contratiempos que van surgiendo entre ese momento y el final desenlace.
No es una obra maestra, pero nos deja la grata sensación de haber pasado un rato divertido en compañía de unos singulares personajes, además de ahorrarnos, como no hacen otras mal llamadas comedias, un montón de complicaciones absurdas, problemas del primer mundo y banalidades que no hacen más que alargar innecesariamente el metraje de unas cintas a las que mejor cuadraría el epíteto de aburrido melodrama. Paris – Manhattan, por el contrario se muestra fresca, alegre, simpática, y en ocasiones disparatada.
Técnicamente no hay mucho que añadir, sin alardes ni florituras, pero la novel realizadora ni tan siquiera lo intenta. El filme avanza sin pretensiones, con un aire naif y desenfadado que cuenta, como colofón final, con una colaboración sorpresa de lujo. Y la verdad es que los galos son únicos cuando de comedias románticas se trata, la distinción de su acento, su forma de vestir, elegante pero a la vez natural, sin llegar a resultar recargado, su desenvoltura a la hora de manejar los diálogos que, aunque basados en clichés del género, están dotados de un humor sofisticado del que es difícil cansarse, consiguen hacer de la cinta el acompañamiento perfecto para una botella de vino, dos copas y alguien con quien beberlo.
(…)
El caso es que cuando empezamos a ver Paris-Manhattan, con su bonita introducción, nos viene a la memoria Sigue Soñando. Una chica, obsesionada con Woody Allen, acude a su inmensa sabiduría práctica y neoyorquina, curtida en mil batallas. Alice pregunta y Woody responde. A todos nos gustaría un consultorio directo con nuestro artista preferido. Y qué mejor que Allen para responder a nuestra complicadas tribulaciones de urbanita inestable.
Por tanto, el planteamiento de Paris-Manhattan es sencillo pero sugerente. No se complica pero ofrece cierta originalidad. Muchos somos los aficionados al cine de Woody Allen, y la debutante Sophie Lellouche, apuesta casi sobre seguro. Pero este es solo el planteamiento. A partir de ahí la película debería ofrecer algo más, aunque se trata de un producto lúdico sin grandes ambiciones. Y no, no ofrece mucho más que unos esperanzadores 10 primeros minutos (en los que, por otro lado, Alice Taglioni resulta ridícula caracterizada como adolescente). Dejamos Manhattan y pronto aterrizamos en la aburrida y aburguesada comedia francesa.
Vale. Es una comedia romántica sin pretensiones. Pero es una comedia, es una película. Si solo pretendes hacerme pasar un rato divertido, quiero divertirme. Y durante la mayor parte de París-Manhattan no me río, ni siquiera sonrío. Pero como no soy el centro del universo, estoy atento a la persona que ve conmigo la película. Ella se ríe algo más. Bueno, a lo mejor es más divertida de lo que yo creo…
París-Manhattan diseña puentes transatlánticos entre la capital francesa y los dominios de Woody Allen. Por momentos, se nos vuelve Misterioso Asesinato en Manhattan, hay un poco de Toma el dinero y corre, y mucho de Manhattan. En el primer caso, es evidente con la secuencia de la investigación en casa de la hermana de la protagonista. Pero a mí me hace poca gracia el asunto. Lo veo metido con calzador, al igual que la presencia del instalador de alarmas en la vida de esta familia, familia que no puede ser más francesa. A veces me pregunto si en Francia solo vive gente de este tipo, tan elegantes todos, tan pelazo, tan porque yo lo valgo… Gente que ¿trabaja? en una farmacia, pero como si no…
A lo que voy es que París-Manhattan tiene sus momentos (pocos) pero esencialmente es el flojo empaste de unas cuantas situaciones poco ingeniosos y no muy graciosas. El deseo de la directora (o de la producción) de ofrecer una película sencilla y fácilmente disfrutable ha dejado el metraje en poco más de 70 minutos. El noviete maravilloso de Alice va y viene sin mucho sentido y el problema alcohólico de su madre es irrelevante, tal y como se plantea. (Nos enteramos de que está borracha y a la escena siguiente solo hay zumos en su casa y todo vuelve a ser maravilloso… Y ¿para qué todo esto? O me lo cuentas bien, o no me lo cuentes).
París-Manhattan nos tiene reservada una sorpresa final que, la verdad, vale la pena. Pero a mi modo de ver, la buena introducción y el sugestivo final no justifica 60 minutos poco más que intrascendentes. Una cosa es plantear una película sencilla y otra hacerla simple.
Lo Mejor: El planteamiento. Nos recuerda la gran trascendencia que ha tenido Woody Allen en el cine de las últimas cuatro décadas.
Lo Peor: El nudo de la película está muy deshilvanado. Es tan corta que hay varios asuntos que no están bien tratados. A mí no me hizo mucha gracia. ¿Elegancia francesa o altivez parisien?
[crítica de david rubio para alucine.es]