Parecía un hombre tranquilo
Sinopsis de la película
Bob es un oficinista gris, aburrido y tímido que siempre va con la cabeza gacha. Pero tras un violento incidente que ocurre en su lugar de trabajo, se convierte en un héroe. En un acto de furiosa violencia, aunque casi involuntario, salva la vida a Vanessa, la chica por la que suspiran todos en la oficina. A partir de este momento, los dos inician una relación peculiar, una que no está basada precisamente en el agradecimiento.
Detalles de la película
- Titulo Original: He Was a Quiet Man
- Año: 2007
- Duración: 91
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Opinión de la crítica
Película
5.7
92 valoraciones en total
Si en la adolescencia existen los nerds y parece que existen para ser ninguneados, pues parece que ese es el primer estadío para lo que se avecina: el mundo de los adultos, de alguna forma incorporados al stablishment y ganándose el sueldo. El problema es si realmente se creen capaces, o no, o si desean salvarse el pellejo manteniéndose de lado, o si optan de acuerdo a sus naturalezas a ser asimilados por la picadora de carne.
Pisotear o ser pisoteados, será la ley del más fuerte, depredar o ser depredados. Capello no tiene piedad ni sutiles miramientos, trata a sus personajes o bien como perfectas máquinas amorales, o bien como discapacitados que yacen encima de sus propios excrementos.
¿Cruel? Si representara un mundo tan sólo suyo quizás sería condenable, pero lamentablemente la imagen que él retrata se acerca un poquillo a lo que me depara más allá de la puerta de mi casa.
Las formas que adopta son retorcidas, una estética peripatética, alucinada y surrealista. El punto de vista siempre parte de la discapacidad y sin posibilidad de redención. El prota es un don nadie que quiere subvertir un orden en el que se ve inmerso de pronto por la acción de otro, pero no hay adaptación, en realidad la pirámide nunca se da vuelta.
El problema es que la peli ya tenía su rostro bien definido, era un drama con visos de comedia negra y nadaba junto con esos pececitos dentro de su pecera predilecta. Para qué desviarse en pos de un desenlace más propio de un thriller policial con pistas a juntar, esó correrá por cuenta del director, que decidió mutar de estilo cuando la peli ya estaba delineada.
No digo que Christian Slater esté acabado, que ande paseando su decadencia por obras de mala muerte, ni que vaya a formar un club de estrellas venidas a menos con Nicholas Cage (aunque podría), simplemente me llama la atención verle aparecer en películas como esta Parecía un hombre tranquilo, de ambientación, temática y ejecutoria indie (al menos en apariencia) haciendo un papel del que habría renegado hace unos años en una película a la que hace unos años ni se habría acercado cuando el amigo Slater era el niño mimado de Hollywood y cualquier película en la que participara era sinónimo de taquillazo (sin que nunca terminara de estar claro si era su participación lo que las convertía en taquillazos o elegía cuidadosamente los guiones). Sea como fuera, su imagen está asociada a protagonistas buenos y bonitos (baratos) que siempre triunfaban y nunca morían. Según las malas lenguas, luego llegó la mala vida, la edad que no perdona, un par de malas decisiones… y nuestro Christian empezó a tener que aceptar cualquier cosa.
Y tampoco digo que Parecía un hombre tranquilo sea cualquier cosa, ni mucho menos un truño (aunque apunte maneras). Se trata de una producción de bajo coste a la que cuesta dar una oportunidad por su aparente cutrez exterior y su extravancia interior, pero que termina sorprendiendo en el largo plazo (o como se dice ahora que con la crisis todos somos expertos económicos, in the long term). A corto plazo parece una obra rodada por un videoaficionado que ha convencido a Christian Slater para que ponga la cara y a Elisa Cuthbert para que enseñe sus pechos mientras rueda una paranoia. A medio plazo la cosa se vuelve más abstracta y parece la obra de un videoaficionado que ha convencido a Christian etc, etc… y que además se ha dejado asesorar por David Lynch en materia de guión, de argumento y de fotografía. En el largo plazo, la película consigue captar no sólo la atención sino también el interés, no solo empalizamos con el pobre Bob (Slater) sino que empalizamos y nos vemos arrastrados (con buen gusto) hacia su mundo esquizofrénico… y descubrimos que tanta licencia onírica no era simple efectismo sino la forma de caer en la espiral psicótica para meternos en la piel -o en la mente- de un enfermo. Sin duda, ese momento de complicidad con el director en el que nos damos cuenta de que todo este sinsentido tiene un fin, es lo mejor de la película, aunque también es una apuesta arriesgada.
Y digo que es una apuesta arriesgada, porque más de uno no llegará a saber que le quieren introducir en la cabeza de un tarado, sino que abandonará por el camino pensando que le quieren volver loco o, peor aún, que le toman por un tarado. Lo siento por ellos. Merece la pena pasearse ochenta minutos por la patética vida y mente de Bob (Slater) y saborear sus miserias de una forma no excesivamente morbosa, aunque es una lástima que el final derive hacia lo comercial… se le perdona.
Extraña y original a partes iguales, me ha tenido descolocado la mayoría del metraje, todo el rato con esa sensacion de Qué raro es esto , pero en el fondo me ha gustado, hay una historia de amor que para mi sorpresa no esta metida con calzador como siempre y tiene valores positivos como el cuidado a los discapacitados.
También sirve como ensayo de la sociedad actual que nos engulle como peones de un gran juego en el que hay buenos y malos, integrados y marginados, ricos y pobres, no es la sociedad más equilibrada porque crea monstruos, la sociedad está llena de gente que no conoce valores como el civismo y el respeto a los demas.
Las críticas largas las aborrezco, casi nunca responden a la ecuación volumen-interés…
A lo mejor mi sitio sería mis comentarios , sección que invito a abrir a los responsables de nuestra página favorita de cine, incluso propongo título: CORTO-CRÍTICAS PARA LARGOS.
Respecto a He Was a Quiet Man , ésta es una de esas pelis que descubres sin querer, sin que nadie te la recomiende, sin que se gasten una pasta en publicidad, y que es realmente sorprendente. Desde Amor a quemarropa no había visto a Christian Slater en un papel tan redondo. Me gustó mucho la mecánica y secuencia de imágenes, los planos siempre acertados y el poder llegar a entender un poquito mejor como funciona la mente de un esquizofrénico.
Habrá que marcar de cerca a este nuevo director, promete.
La película se mantiene a pesar de la exagerada o desproporcionada caracterización de Slater en base a un guión que esquiva los lugares comunes por los que parece que va a transitar en un principio. Su historia rebosa originalidad y crítica, y aunque en el tramo final se vea irremediablemente conducida a un final en parte previsible He was a quiet man tiene una zona central de sorprendente distinción. Porque se aleja de tránsitos conocidos y en base a unas formas habituales de cine independiente americano propone una reflexión o vuelta de tuerca distinta sobre la mentalidad de un potencial psicópata abducido por un novedoso e irrefrenable amor por una de las víctimas de su descontrol. Cappello no puede contener la sobreactuación de Slater ni esos planos de frente tan vistos y desgastados para simbolizar la progresiva locura del protagonista. Elisha Cuthbert realiza un papel distinto a sus habituales roles de chica simplemente sexy y tonta. Es una película pequeña pero merece la pena.