Paraíso: Esperanza
Sinopsis de la película
La madre de Melanie (Melanie Lenz) viajó a Kenya buscando un poco de amor, su tía vivía entregada a la propagación del Evangelio. Ahora ella viaja con un grupo de jóvenes a un campamento de verano situado en las montañas de Austria con el fin de adelgazar. Tercera parte de la trilogía de Seidl sobre el Amor , la Fe y la Esperanza .
Detalles de la película
- Titulo Original: Paradies: Hoffnung (Paradise: Hope)
- Año: 2013
- Duración: 91
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Opinión de la crítica
Película
6.3
60 valoraciones en total
Cierre de la trilogía.
La protagonista es una chica gorda de trece años que llega a un internado con el propósito de adelgazar. Allí se encuentra con otros adolescentes, se somete a ejercicios físicos y se enamora de un médico cincuentón.
Todo (las anteriores películas de Seidl y el argumento Lolita ) apunta a una relación sórdida, escandalosa y explícita sexualmente, pero no, el director le da una vuelta de tuerca y nos cuenta una historia de amor imposible entre dos personajes perdidos y desconcertados que se necesitan, a pesar de las enormes diferencias que los separan, se buscan y no se encuentran, y en la que el hombre le da esperanza a la chica, le hace ilusionarse con la posibilidad de encontrar protección y cariño. Ella, desde la inocencia, él, desde una madurez desquiciada y desesperada, establecen una relación absurda, torpe y patética. Vista con humor, distancia y compasión por el director.
La película aprovecha para ridiculizar ese campamento de adelgazamiento, una siniestra prisión de pacotilla en la que los adolescentes agonizan de aburrimiento y estupidez.
Algunos ven a Seidl como un misántropo cínico y provocador, pero, en mi opinión, es un humanista curioso y descreído, un cineasta con un gran sentido del humor, abierto, comprensivo y compasivo. Un director que destaca por una puesta en escena rigurosa y ascética: austera, despojada y sobria, con unos planos perfectos y una fotografía bellísima. Un regalo para el espectador saturado de tanto primer plano, cámara enloquecida y montaje espasmódico, de tanto actor guapísimo y personaje falso e inflado.
Última parte de la trilogía Paraíso de Ulrich Seidl, y también la más suave y amable de las tres, por eso se ha convertido en la favorita de los críticos más severos con las dos primeras, aunque para los más entusiastas de estas, Paraíso: Esperanza se les antoja descafeinado. El director austriaco conserva muchas puntos de los anteriores paraísos, como el realismo, la naturalidad, el minimalismo y los planos largos y bien diseñados. Pero pierde parte de la garra y la pasión tan características tanto en Amor como en Fe. Evidentemente, debido a que las protagonistas son menores de edad, no podía ser tan visualmente explicita como las dos anteriores, pero eso no es justificación suficiente de la perdida de fuerza de Esperanza. Eso no quiere decir que sea una mala película, que no lo es, pero después de ver la trilogía completa, con esta última te quedas con la sensación de que le falta algo, que la historia se podría haber explotado más, y que podría haber estado a la altura de sus dos predecesoras.
La película nos cuenta las vivencias de una niña de 13 años en un campamento para adelgazar, con bastantes similitudes a los colegios militares. Pero Melanie (hija de la protagonista de Paraíso: Amor) tendrá un cambio mucho mayor que el físico en ese campamento: perderá la inocencia. Tendrá su primer contacto con el alcohol y el tabaco, mantendrá sus primeras conversaciones sobre sexo, estará en sus primeras fiestas, beberá hasta quedarse KO por primera vez, y sobre todo, se enamorara por primera vez, pero probablemente no de la persona adecuada, sino del médico del campamento. Pero toda la esperanza que tenía en el centro de adelgazamiento, como en ese amor platónico, terminan frustrando a la joven protagonista.
Completando la trilogía del director Ulrich Seidl sobre lo femenino aislado de lo humano protagonizadas por tres mujeres de la misma familia, a saber: la turista sexual en Kenia de Amor, la que propaga un catolicismo enfermo en Fe y ahora la tercera, obsesionada con su peso y la desesperanzadora báscula. El afán de superación, de mejoración, los anhelos y en definitiva la ESPERANZA de un grupo de personas se reduce básicamente a perder peso en uno de esos campamento para gordos.
Esta última cinta, a concurso en el Festival de Berlín, mientras que sus hermanas lo hicieron en Cannes y Venecia respectivamente, levantando ampollas y ganando adeptos que como yo, creían haberlo visto todo.
Aquí seguimos a Melanie, de 13 años, la hija de Teresa, fornicadora en Kenia y sobrina de la beata masturbadora, una chica que asiste a un campamento para jóvenes gordos o que creen estarlo estricto. Entre clases agotadoras de gimnasia y recetas dietéticas que rozan lo denunciable Melanie se enamora de un médico cincuentón al que seduce con su inocencia para dar paso a un paraíso que realmente no es más que un infierno.
Los cambios físicos y psicológicos, la enfermedad alimenticia, el dolor de un amor destructivo y culpable, la desesperanza y la desolación narrados como Seidl sabe, de manera personal, íntima y distante, provocadora y molesta, en la parte más suave y permisible de su trilogía… Y en definitiva y a mi juicio, la menos redonda.
Nos encontramos ante la última entrega de la controvertida trilogía de Ulrich Seidl. La saga Paraíso, -por llamarla de algún modo- narra la historia de tres mujeres de la misma familia -madre, tía, hija-, pero de distinta generación, que intentan alcanzar la felicidad en la vida. En la primera película la madre viaja a Kenia, en busca del amor, en la segunda, la tía, Annamaria, vive a través de la fe y atormentada por sus pecados, entretanto, la última parte cuenta la historia de la hija, Melanie, quien debe enfrentarse a un duro verano en un campamento para adelgazar.
Por supuesto, en las tres películas -en principio iba a ser solo una parte, pero el director prefirió hacer una trilogía, por la extensa duración del filme- aquel paraíso acaba convirtiéndose en un infierno, cuando la realidad golpea a las protagonistas cual titán enfurecido. Esta última entrega narra la historia de Melanie, una chica de trece años, la cual debe pasar un duro verano en un campamento para adelgazar -diet camp, término inglés-. Allí se encontrará con su primer amor, se verá la cara con la desilusión y convivirá rodeada de la esperanza que le confiere su juventud.
Como no iba a ser de otro modo, Ulrich Seidl vuelve a mostrarnos la cruda realidad: una chica adolescente, acusada de sobrepeso, y acomplejada, que piensa que no puede llegar a algo solo por tener varios kilos de más. En el campamento vive sus primeras experiencias de la vida: el primer cigarrillo, las primeras charlas sobre sexo, la primera cerveza, el primer amor…allí vive rodeada de la esperanza, la posibilidad de perder peso y, por ello, ser vista de otro modo, ser querida.
Se enamora, entonces, de su médico: un hombre de mediana edad, cautivado por la juventud e inocencia de la niña. En algunos tramos de la película, el director consigue crear situaciones verdaderamente incómodas entre los dos personajes, como ya hiciera anteriormente en `fe´ y `amor´. Según declaraciones del propio Ulrich Seidl, la relación adulto-adolescente, tiene su relación con `Lolita´ (Stanley Kubrick, 1962).
La desesperación, la soledad, la angustia y la desolación se ve reflejado a lo largo de todo el filme, de toda la trilogía. Si en la primera parte, Teresa es arrollada por el desamor y el engaño, en la segunda, Annamaria es atormentada por el fanatismo religioso, y, en la tercera, Malenie es golpeada por el abatimiento, por el desánimo, y por la vida.
Ulrich Seidl es capaz de plasmar la realidad tal como es, incluso haciéndonos partícipes de ella, consiguiendo que nos identifiquemos con algunas situaciones y momentos de la vida. Es un director que no se corta en mostrar la crudeza del día a día, o del amor, la esperanza y la fe, que tantas veces se pinta en los cuentos como el camino hacia la felicidad. En el cine no existe la censura -o no debería-, por ello, el realizador austriaco nos deleita con escenas explícitas y punzantes. La manera de ver el mundo de Seidl, pesimista y podrido, recuerda, en cierto modo, al cine de Michael Haneke, dos maneras muy similares de mostrarnos los aspectos más fríos de la realidad.
La trilogía está rodada de una forma peculiar, debido, principalmente, al pasado documentalista del director. Los planos son muy sencillos, la música a penas acompaña, los diálogos son en muchos casos escasos, y algunos planos nos meten directamente en la película, como si estuviéramos allí y lo viésemos con nuestros propios ojos. Es cierto que en ocasiones este tipo de cine resulta pesado o monótono, aburrido, recuerda al movimiento Dogma 95. Si, aquel que lideró Lars Von Trier y Thomas Vinterberg.
Sinceramente, pienso que es la película de la trilogía más llevadera, pero no por ello, menos polémica o controvertida. El paraíso, como en las anteriores, acaba convirtiéndose en un infierno. El camino a la felicidad acaba atropellado por la crudeza de la vida, sin restricciones ni falsos tapices.
¿Diga de ir al cine? Bueno, creo que esta es una película exclusivamente para cinéfilos. Es puro cine independiente, de autor, y tremendamente intimista. Puede resultar una película aburrida, monótona, sin sentido, sin un guión lógico, con actuaciones improvisadas -según declaraciones del propio director, lo están-, y con una visión del mundo asquerosa y pesimista, aunque cierta. Si piensas eso, no estarías para nada equivocado, para que engañarnos. Si estás costumbrado a ver películas como `Iron Man´, `Transformers´, `A Todo Gas´, blockbusters en general, no recomendaría verla, ni empezarla si quiera, porque a los diez minutos ya la habrás aborrecido, literalmente.
Personalmente, no es una trilogía que me haya decepcionado ni disgustado -la segunda entrega es la más difícil de ver, sin duda- pero tampoco me ha llegado a deslumbrar ni a cautivar. No ha ganado un fan, vaya. Admiro las grandes dotes de Ulrich Seidl como cineasta, y como refleja su visión del mundo sin ningún tipo de tapujos, sin importar la polémica, las críticas o la controversia. Para concluir, diría, que si eres cinéfilo hasta la médula, no estaría de más ir al cine a verla, por el contrario, sería una pérdida de dinero y de tiempo asistir a las salas.
CRÍTICA escrita en INTRACINE.ES
En el cierre de la trilogía vemos a Melanie en un campamento para adelgazar. En ese lugar convive con otros adolescentes, con su mismo problema y surgen todos los problemas e inquietudes de este grupo de gente. La estricta disciplina que emplea el profesor de gimnasia no es suficiente para que los jóvenes cumplan con todo lo necesario para perder peso , el principal objetivo por el que están allí.
El amor puede surgir en cualquier momento, pero el problema viene cuando nos enamoramos de la persona inadecuada. Esa situación es lo que marcará el resto de la película, así como la relación de Melanie con sus compañeras, siempre buscando pasarlo lo mejor posible en esa larga estancia, alejadas de la civilización.
Según avanzan los minutos la situación se va complicando, pero nunca llegamos a vivir ningún momento tan duro, como el de las otras películas de la trilogía.