Paisito
Sinopsis de la película
Nada más pisar la tierra de sus padres, Xavi, el nuevo fichaje del Osasuna de Pamplona, se da de bruces con el pasado. A sus treinta y tantos acaba de poner por primera vez los pies fuera del Paisito y se reencuentra con Rosana que, entre el amor y el odio, se ha pasado veinte años esperando que Xavi viniera a buscarla y le explicara sus recuerdos de aquel Uruguay de 1973. Aquel Uruguay en el que su famosa democracia y sus millones de cabezas de ganado no podían ocultar el descontento del pueblo, la corrupción endémica de los políticos, los tupamaros, los milicos o el golpe de estado que ya se sabe que van a dar. En medio de todo aquello, el padre de Rosana y el de Xavi no querían otra cosa que proteger a sus hijos y vivir una vida consecuente con sus ideas… y ver fútbol, claro. Porque en el Paisito el fútbol lo es todo, incluso en tiempos de guerra.
Detalles de la película
- Titulo Original: Paisito
- Año: 2008
- Duración: 88
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Opinión de la crítica
5.7
32 valoraciones en total
Ana Díez, quien ganará un Goya a mejor dirección novel allá por Ander eta Yul, allá por 1990, dirige su segundo largometraje 18 años después. En esta ocasión nos ofrece una nostálgica historia de amor de dos niños rota por la dictadura en Uruguay.
Es una cinta modesta, hecha con el corazón y eso se nota en cada fotograma, a pesar de que la trama en sí no nada del otro mundo, cuenta con una narración de muy buen gusto, con la que logra transmitir esa añoranza. Lo peculiar es el punto de vista que ofrece, una visión de como sucedieron unos hechos a través de la mirada de unos niños. Amistades separadas y familias rotas por la desgracia, pero sin ahondar en estas tragedias.
Viaja en dos tiempos y a ambos lados del charco, por un lado en el 73 y en la actualidad cuando los jóvenes se reencuentran y dialogan sobre lo acontecido. Las actuaciones modestas también aunque cuenta con un secundario de lujo, Emilio Gutierrez Caba, Maria Botto la otra actriz española, se pasa la cinta semidesnuda, toda una metáfora, ya que desnuda su alma. El resto del reparto lo componen intérpretes uruguayos y argentinos.
Me ha parecido una película interesante, tanto desde el punto de vista temático como del marco en que se envuelve la historia principal. Se ha hablado mucho de las dictaduras que sufrieron los países sudamericanos en la década de los setenta, especialmente la de Argentina y Chile, pero no tanto la que tuvieron que soportar en Uruguay. Es en ese aspecto donde el film de Ana Díez contribuye a refrescar la memoria sobre un acontecimiento histórico que tiende a ser olvidado incluso por la propia población que tuvo que padecerlo.
Aun así, no se trata de una película que centre todo su esfuerzo en realizar una aproximación con vocación periodística al conflicto. En realidad podría estar hablando de cualquier otra dictadura, porque su verdadera razón de ser estriba en profundizar en la huella que dejó en las víctimas. En las víctimas colaterales. En las que no soportaron interrogatorios ni sufrieron torturas. En las que, como es el caso de la protagonista, nunca supieron a ciencia cierta lo que pasó. A las que salieron físicamente indemnes, pero el recuerdo de aquellos años les ha perseguido durante toda la vida.
Ana Díez, plasma con honestidad y rigor aquel tiempo de terror en que no había lugar a la indefinición. En el que no tomar partido por uno de los bandos era casi tan peligroso como pertenecer de manera activa a uno de ellos. En el que todas las miserias morales eran enterradas bajo la euforia interesada y patriótica de un partido de fútbol.
Lo hace jugando entre el pasado y el presente, mediante flash-backs que nos van transportando de un tiempo a otro a través de los recuerdos de la pareja protagonista. Quizás sea la interpretación y diálogos de los dos en la época adulta el punto más débil del film, pues la química entre los dos actores es más bien escasa. Un punto menor si tenemos en cuenta que la reconstrucción histórica es impecable, cosa que convierte está película en un elemento de visión muy recomendable.
La verdad es que la acabo de ver hace pocas horas en el Festival de Cine de Málaga y prácticamente lo que me ha transmitido es cierta indiferencia, pero no por los hechos que quiere narrar la película si no por como se cuenta. La directora, bajo mi punto de vista, falla en la narrativa y se pierde en contarnos cosas que realmente podrían ser prescindibles. También el hecho de que la historia se narre en tiempo pasado y tiempo presente (o menos pasado) es un poco prescindible, puesto que el tiempo presente no aporta nada a la historia ni a la narración.
En cuanto a las interpretaciones, nada destacable, ni siquiera del genial Gutiérrez Caba.
No le falta razón a Ana Díez cuando argumenta que al hablar de las dictaduras que asolaron América latina en los años setenta, tendemos todos a pensar en el Chile de Pinochet o la Argentina de Videla olvidándonos de otros regímenes igual de sangrantes como el caso de Uruguay que ocupa el centro argumental de su nueva película Paisito. El nuevo film de la realizadora navarra recoge el espíritu de las películas de denuncia y toma de conciencia ante las injusticias y abusos cometidos por los poderes militares, de las que La historia oficial sería la referencia más clara, pero lamentablemente toda novedad empieza y termina en el nuevo escenario. Díez echa mano de clichés y tópicos para aderezar una historia que se muestra débil desde buen comienzo y sus personajes no consiguen transmitir el drama interior que supuestamente viven. La tentación en hacer una película de buenos y malos es demasiado grande y Díez no evita caer en ella, presentando personajes sin apenas matices, exceptuando el personaje interpretado por Mauricio Dayub sin duda el más interesante y que se vislumbra como el único con suficientes aristas para darle entidad. El desarrollo de la película se muestra plano y los saltos temporales poco efectivos, entorpeciendo más que ayudando al transcurso de una historia principal que por otra parte resulta demasiado esquemática para ahondar suficientemente en los sucesos verídicos que pretende denunciar.
Los errores de bulto tanto de guión como de casting (y no me refiero exclusivamente a los actores infantiles, quizás los más evidentes pero no los únicos) acaban por echar por tierra una película llena de buenas intenciones pero que cinematográficamente hablando aporta muy poquito a la historia de un género que sigue necesitado de buenas películas que ayuden a tomar conciencia de un pasado que sigue estando presente. Aunque para encontrar inspiración en hechos similares, a Ana Díez no hubiera necesitado echar la mirada tan lejos.
Lo mejor: su espíritu de denuncia.
Lo peor: lo poco que transmite.
Esta película me ha interesado en especial, máxime al darse la circunstancia de que mi padre desapareció ‘misteriosamente’ en la misma época que refleja la película, 1973 en Uruguay (él hacía años que vivía allí). Y la historia refleja los convulsos hechos que se vivieron entonces entre milicos y tupamaros (militares y guerrilleros, para entendernos mejor) en una ciudad maltrecha por injusticias sociales, economías deterioradas y descontento en suma. Vivimos, vemos la historia a partir de los recuerdos de una pareja treintañera (MARÍA BOTTO y NICOLÁS PAULS, no sé si de la saga de los Pauls ,) que vuelven a encontrarse al cabo de muchos años para rememorar aquellos hechos y recuperar, en lo posible, la historia de amor que tuvieron siendo niños…
Los dos pertenecían a familias vecinas pero equidistantes. El muchacho hijo de un ‘gallego’ español (EMILIO GUTIÉREZ-CABA) y la chica hija de un militar (ajustado MAURICIO DAYUB en lo ambiguo de su papel) y al que como bien le dice su esposa (VIVIANA SACCONE), bastante facha, la verdad: Tenés que definiros porque ser neutral es recibir bofetadas de ambos lados, en cambio si estás de uno tendrás sólo a un enemigo. En general están muy bien todos los actores y me ha conmovido en especial el del chófer del milico que siempre dice aforismos: No importa lo mucho que aprendas sino lo bueno que sepas. Más o menos.
ANA DÍEZ es una hábil directora navarra que ya cuenta con una nutrida filmografía detrás (ANDER ETA YUL, entre otras) y se implicó en este guión, que le ofreció un exalumno suyo en el Taller de Guiones que ella también dirige, por la validez de su contenido -no en vano, su autor, RICARDO FERNÁNDEZ, que consiguió un merecido Premio por él en el 2005, sabía a qué se refería por haberlo vivido personalmente-. Se trata de un texto muy medido en el que puedes apreciar la idiosincrasia de todos y un alegato importante de lo que allí sucedió y que no ha trascendido demasiado como sí ocurrió con su país vecino, Argentina.
Al parecer en Uruguay, PAISITO, como le llaman algunos, siguen gobernándose en un pequeño círculo del que no sabemos mucho, ni ellos lo exteriorizan: tanto es así que le sugirieron a su directora que hablase/promocionase la película como si se tratara de una historia de amor más que de la dictadura en la que se enmarca. Pero a buen entendedor… Gracias y felicidades!