Over Your Dead Body
Sinopsis de la película
Un grupo de teatro ensaya un clásico de misterio, en el que la traición y la venganza ocupan un lugar central. La vida entre bastidores se verá salpicada de sangre cuando lo fantasmagórico abandone la ficción e irrumpa con terribles consecuencias en la realidad.
Detalles de la película
- Titulo Original: Kuime
- Año: 2014
- Duración: 111
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Opinión de la crítica
Película
5.7
27 valoraciones en total
Siempre es un placer poder comentar una obra de un director de la talla de Takashi Miike. Eso quiere decir también que hay que tener cuidado en no caer en la falta de criterio. Vamos a intentarlo.
Supongo que a estas alturas no habrá nadie que no conozca la obra de este brillante realizador nipón. Su variedad es tal que puede tocar todos los palos y estar brillante en cada uno de ellos. Eso sí, siempre tiene un rinconcito para la brutal o sutil violencia. Es su marca de fábrica.
En Over Your Dead Body, da una vuelta de tuerca más en su extensa filmografía. Dentro de un film truculento y en ocasiones salvaje ambientado en la actualidad, nos coloca una obra del más rancio kabuki, teatro ancestral japonés, que lleva por título Yotsuya Kaidan. Es una historia de traición, asesinato y venganza del más allá y se la considera la más famosa de las historia japonesas de fantasmas.
Es de destacar el tono triste que destila toda la película. La adaptación de la obra de teatro influye sobremanera para que eso ocurra. El escenario giratorio nos muestra un mundo en miniatura, donde los ancestros dan rienda suelta a unas situaciones encorsetadas dentro de la cultura de Japón. Las entradas y salidas de los actores en ese escenario, los lleva unos doscientos años atrás y la cámara los sigue como si en realidad la historia principal fuera esa. Eso nos parece a los occidentales, los nativos de ese país seguramente sabrán separar muy bien ambos mundos, no en vano esa obra es de las más conocidas.
La forma de rodar es preciosista. Cada mínimo detalle está cuidado al máximo. Incluso las múltiples escenas escabrosas están rodadas con mimo, como si no quisieran romper esa magia entristecida que nos viene de otro mundo, antiguo y misterioso. No obstante la falta de consistencia le hace bajar algunos enteros, ya que en ocasiones parece perderse entre ambos mundos, no sabiendo al final cuál de los dos es más importante.
Un grupo de teatro está ensayando Yotsuya Kaidan, un clásico de misterio. La vida entre bastidores dista mucho de ser tranquila. A medida que pasa el tiempo ese halo de misterio de la antigua historia se introduce en la realidad con terribles consecuencias.
Excelente trabajo de Miike, como no podía ser menos. De la meticulosidad de sus mise en scène nadie duda, pero claro, un film está compuesto de más cosas, y en ese compendio encontramos a faltar algo más, esa cosa que en otras producciones ha sabido plasmar y las ha hecho redondas. No obstante hay darle el mérito que se merece puesto que esto es algo diferente. Seguramente sus acérrimos fans se lo habrán perdonado, pero algo les dice que esto no es tan Miike como tendría que ser. Algo de culpa quizás tenga su guionista Kikumi Yamagishi, aunque nadie le puede negar su valentía. Para el que no lo conozca decir que es el responsable del guión de Hara-Kiri 3D y Zatoichi, excelentes credenciales. Nombrar también la excelente fotografía, cuyo responsable es Nobuyasu Kita, habitual del director japonés.
En el apartado interpretativo destacar a Ko Shibasaki en su papel de actriz principal de la troupe teatral, su locura queda reflejada a través de un personaje triste y desesperado. Por otro lado está Ebizô Ichikawa, como amante de la protagonista y actor desconocido que sabe arrimarse al árbol adecuado. Los secundarios lo bordan, está Hitomi Katayama, que encarna a la actriz suplente de Miyuki Goto e Hideaki Itô como actor de la obra y con un interés especial por Miyuki.
Gran ejercicio, novedoso e interesante del arte dentro del arte. La sublime escenografía os dejará con la boca abierta. Y es que hay pocas coses que se le resistan al maestro Takashi Miike. Hasta el teatro clásico.
http://www.terrorweekend.com/2015/01/over-your-dead-body-review.html
Una fuerza desconocida y poderosa, fruto del rencor, la culpa y la traición, está naciendo desde las entrañas de una obra de teatro ancestral. Y lo hace desde su oscuridad, su fantasmagoría, ese reverso alejado de la realidad el cual se escora del lado de las tinieblas, de las mismas profundidades del Mal…y sus consecuencias van a ser terribles.
La obra en cuestión es ni más ni menos que uno de los grandes clásicos del teatro japonés, el cual marcó un antes y un después en el género de terror y fantasmas: Yotsuya Kaidan , escrito alrededor de 1.825 de la pluma de Tsuruya Nanboku para ser representado como obra kabuki y que desde 1.913 ha contado con innumerables adaptaciones en al cine, sus influencias llegarían a títulos modernos del j-horror tan conocidos como The Ring y Ju-on . El artífice de tan interesante propuesta es el todoterreno Takashi Miike, quien empezaba el 2.014 con la que sería su segunda intervención en el terror, sólo habiendo tocado el género con Llamada Perdida , cuyo guión escribe Kikumi Yamagishi, que ya había firmado anteriores trabajos del cineasta.
La razón de Miike para aventurarse en un proyecto así no era su interés en el terror, género al que no tiene ningún apego, sino en rendir tributo a la literatura histórica de su país y al teatro, mundillo en el que ya se ha desenvuelto con mucha soltura. Kuime se inicia en pleno lecho conyugal, donde se desarrollarán las futuras perfidias y horrores entre los personajes y en la historia, que sigue de cerca los temas de la obra de Nanboku: la terrorífica historia de infidelidad y venganza surgida desde el más allá donde el espíritu de Iwa, esposa herida, traicionada, regresa al reino de los vivos para atormentar a Iemon, el culpable de su locura y muerte.
Estamos ante otro buen ejemplo de que en la historia de Japón la mujer es maltratada hasta extremos inconcebibles…y su espíritu es el que acaba reparando el equilibrio del universo. Kosuke y Miyuki, que mantienen una relación amorosa en secreto, relación de incomunicación e insatisfacción, protagonizan la obra. Miike comienza presentando de forma densa y muy pausada a los actores y a sus personajes, además de distribuir las señales y pistas que más tarde tomarán importancia (esa obra en la carretera donde se erige una amenazante viga de hierro). La cámara se desliza con elegancia por el escenario y penetra en el imaginario ficticio de la obra, que no es filmada de manera tradicional, sino según códigos cinematográficos.
Esto es, mostrándonos siempre el fondo de la habitación y a los miembros del equipo, que, como nosotros, observan expectantes en silencio. Los primeros paralelismos se establecen entre la vida de los actores y sus papeles (Jun se siente atraído por Miyuki, Takuetsu por Iwa, Rio inicia una aventura con Kosuke, Ume con Iemon, el padre de Miyuki fue contrario a su noviazgo con Kosuke, el padre de Iwa desprecia a Iemon), lo que perfila una extraña y reveladora conexión entre la ficción y la realidad. Al tomar Miyuki el peine de la obra, al arrancar de ésta una parte de su imaginería, lo sobrenatural empieza a tomar posesión de la realidad del mismo modo que de sus celos va brotando un odio incontrolable ( el rencor está escrito en tu rostro ) que estrechará el cerco entre ella y su álter-ego, cuyas habilidades adopta.
La obsesión por la concepción, la obsesión por los celos y su degradación mental crecen paralelamente a la degradación física que sufre Iwa, y esta trama que va tomando un cariz cada vez más tenebroso y cruento rompe sus propios esquemas con una fuerza atronadora (la de esa viga que atraviesa el cristal del coche del actor). Se trata de una irrupción brutal de la fantasmagoría en la realidad, nada es lo que parece, la imagen tiembla y se quiebra, nos absorbe y también a Kosuke, acechado por una Miyuki que ya no será ella misma nunca más y conducido a un tormento infinito por su pecado como le sucede a su personaje ( ¡ya has caído en el Infierno, Iemon! ).
Se mantenía un estilo sombrío y gélido que bien podría llevar la firma de Kiyoshi Kurosawa, pero Miike decide desatar la pesadilla a raíz de una repulsiva escena grabada cámara en mano donde entra su sello, delirante y atroz al tiempo que graba desde dentro de la obra, nunca saliendo de ella, arañando lo real con ásperos y turbios trazos de fantasía y locura hasta llegar a un momento que fácilmente se inscribe entre los más brutales de todo su cine (quizá en referencia a su mentor Cronenberg). Pero todo, como pretendía Miyuki, es una ácida broma, una jugarreta terrible con la que no sólo nos ha torturado, sino con la que además se ha burlado de nosotros.
Una puesta en escena preciosista y elegante, apoyada en la magnífica labor de fotografía de Nobuyasu Kita y en la música de Koji Endo, no deja a Kuime tan lejos de la poética macabra y cautivadora de clásicos como Kwaidan o Kaidan Yukijoro (aunque la degradación de Iwa recuerda a la vista en la adaptación de Yotsuya de 1.959). En el lado artístico, la soberbia interpretación de la preciosa e inquietante Ko Shibasaki, quien consigue eclipsar al resto de actores, no así Hideaki Ito, Miho Nakanishi, Toshie Negishi y Ebizo Ichikawa (cuya fama y excesos en la vida real le hacen ser el indicado para encarnar a alguien como Kosuke) brindan sin duda unas grandes actuaciones.
Difícil de digerir y soportar, nos hallamos ante una obra repleta de intensidades, extraña y atrapante, en la que es preciso dejarse arrastrar por su perversa fantasmagoría y con la que Miike demuestra su valía en el género del terror, lo que no había logrado casi una década antes con Llamada Perdida .
Al final, el eco de angustia y dolor de la voz de Iwa, un eco procedente de una época enterrada en el olvido, resonará en nuestras cabezas con la misma intensidad con que es proferida en la obra por Miyuki…
y no es preciso que nos arranque la cabeza con sus dientes para conseguirlo.
Miike, igual que me desgarra y me hace llorar de decepción, me fascina, es capaz de tener una visión y es capaz de trasmitirla. En este film encontramos al genio, capaz de crear una película representando una obra de teatro, con singularidades necesarias y adaptativas para la gran pantalla, lleno de colorido, con imágenes dulces y crueles, con un vestuario de ensueño, y una mezcla de secuencias, entre la dura realidad y la falsa interpretación, pero quedando como reveladoras las falsas, las que llevan el peso de un film cargado, de suspense y dramatismo, con un digno final.
Por supuesto hay señales de Miike durante todo el film, esta mezcla de personalidad creativa y de cine comercial, le funciona a Miike, pero a día de hoy hecho de menos el cine de autor, esos films de MIike que me desgarraron entre la genialidad y el odio.
Gracias Miike por reinventar lo reinventado.
Con Takashi Miike uno nunca sabe lo que esperarse, y quizá sea ese el gran superpoder del realizador japonés más versátil e hiperactivo de las tres últimas décadas. Habiendo tocado prácticamente todos los géneros cinematográficos existentes, ofreciendo además algunas películas muy notables en varios ( Audition en el j-jorror, 13 asesinos en el chambara, Sukiyaki Western Django en el western, etc.), su nueva película se las ingenia para sorprender una vez más, y por suerte, para bien.
Over Your Dead Body es una exploración del teatro como escenario de representación y cómo éste no se aleja en demasía de lo vivido fuera de sus márgenes, colocando la cámara a ras del suelo durante gran parte del metraje confiando en que sus personajes respiren y vayan adquiriendo profundidad a medida que avanza el desarrollo. Sin embargo, Miike no se acerca al teatro de forma convencional (no aquí, pues si lo ha hecho en el pasado) sino que decide filmarlo como si fuera una pelicula, con planos cercanos, montaje orgánico y excluyendo los márgenes del plano para buscar un tratamiento puramente cinematográfico.
El truco que utiliza para sublimar el conjunto es, eventualmente, alejar la cámara y dejarnos ver cómo el escenario en el que sucede todo gira, cambia de posición, y un poco más atrás, el cómo el director de la obra y otros responsables de la misma asisten a unos ensayos generales. Nuestro punto de vista adquiere pues esta posición, tanto en estos segmentos como cuando la película se vuelve muy loca (¡a fin de cuentas es de Miike!) y pasa lo que tiene que pasar: el desfase absoluto. Una película de fantasmas, de gente que pretende ser y que definitivamente no es, que exige paciencia al espectador pero que sabe cómo recompensarle. Quizá junto a Audition sea el film de Miike más redondo dentro de esta vertiente de su obra.
No han sido muchas las películas que han generado colas pero esta sí ha sido una de ellas, algo que a priori no me extrañaba conociendo lo venerado que esta Takashi Miike, su director, entre la mayoría del público asistente cada año al festival de cine en Sitges. El realizador nipón y yo no conectamos bien en algunas ocasiones como en Visitor Q o Sukiyaki Western Django, pero sí lo hacemos en otras como con la saga Crows Zero o 13 assassins, es decir, cuando se dedica al cine de acción que le permite tantas de sus excentricidades. Este año el veteranísimo y veneradísimo Miike estaba por partida doble en Sitges con esta Over your dead body y también con The Mole Song: Undercover Agent Reiji. El comienzo es muy denso, oscuro, lleno de sombras, lámparas y pocas palabras con escasos vestigios de lo que la sinopsis reflejaba, una historia de fantasmas en un teatro. Su ritmo pausado despierta interés en el espectador solamente cuando su minimalista banda sonora incrementa la tensión o la emoción de la escena en concreto. Una vez metido dentro de ella y pasado casi más de medio metraje es cuando empieza a tomar color, con la inclusión de momentos paranormales, fantasmales o sangrientos, llegando casi al gore. Desgraciadamente Miike se apoya demasiado en estos elementos para que su película no caiga en el aburrimiento total, lo que es una pena. Enfocada de otra manera hubiera llegado más al público asistente que no dudó en abandonar la sala sin terminar de verla. Yo como otros nos quedamos hasta el final y si bien no disfrutamos de una gran producción si nos entretuvimos con sus escenas sangrientas y con su final. Por suerte o por desgracia, Takashi Miike seguirá siendo un director capaz de convocar masas a sus estrenos y producciones porque si de algo es capaz el japonés es precisamente de eso, de ofrecerte la posibilidad casi anual de salir amándolo u odiándolo.
Crítica completa en BLOODSTAB: http://bloodstab.blogspot.com.es/2014/10/festival-de-cine-de-sitges-2014-dia-7.html