Origen USA
Sinopsis de la película
Paula Nelson deberá investigar en Atlantic City (Francia) la muerte de su amante, investigación que se presentará peligrosa debido a la atención que ésta consigue despertar entre los mafiosos de la ciudad. Inspirada en el cine negro americano, Godard realiza un ejercicio de intriga de deliberada incoherencia narrativa.
Detalles de la película
- Titulo Original: Made in U.S.A. (Made in USA)
- Año: 1966
- Duración: 90
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Opinión de la crítica
Película
6.3
82 valoraciones en total
Paula Nelson (Anna Karina) es una chica parisina que llega a Atlantic City, Estados Unidos, a investigar la muerte de su amante, Richard. De esta forma, durante los poco más de ochenta minutos de metraje vemos las investigaciones de esta mujer, el contacto con ciertos allegados a su amante, con policías que le siguen el rastro y algún criminal.
La película está basada en una novela de Donald E. Westlake, cuenta con guion del mismo Godard, quien se apropia de una clara y evidente historia de cine negro, con una hermosa femme fatale como protagonista, para trasladarla a la particular forma presente en las obras de la Nouvelle vague francesa, efectos de sonido, montaje abrupto y un aire de desorientación constante e intencional.
Aquí Godard muestra unos personajes muy metidos en cuestiones políticas, se habla constantemente de la participación de Richard como comunista, se habla de fascismo y violencia, además de anticapitalismo, incluso la verdadera cara de Paula da a entender eso al espectador. Así mismo hay un rico apropiamiento cultural con múltiples referencias a distintos realizadores, sin duda la mejor es la de Disney.
En términos generales, Made in U.S.A es una obra con varios puntos interesantes, especialmente en la formalidad del film, muestra la irreverencia de Godard en varias secuencias sorpresivas e indescriptibles, sin embargo, queda un tanto corta en cuanto a su argumento y está lejos de ser considerada como una de las obras más grandes de su director.
Cuando leí la sinopsis sobre esta peli en Filmaffiniti, tuve el impulso de verla rápidamente por eso de un ejercicio de intriga de deliberada incoherencia narrativa , despertó curiosidad en mi, me cautivó el punto de vista que nos quería ofrecer el maestro, sin embargo, antes de poder hallarla, me tope con algunas joyas del cine más erótico-festivo… ¡gay!… ¡y sadomaso!, que es lo que tiene cuando uno intenta buscar una peli cuyas referencias son escasas. Puto Godard.
Una vez en mis manos, empecé a visionarla, atendiendo bien a lo que sucedía en pantalla, pues ya se sabe, cuando los personajes de Jean-Luc hablan, y nos muestran hábiles críticas a la sociedad mediante su verborrea, los demás callamos. Y si, además, una del colectivo feminista descontenta con su marido, le balea en riguroso directo, lo que mola ya ni os lo cuento… mola tanto como decir Puto Godard , claro está.
Entre tontería y tontería, los progres de la peli jugaban a ser gente normal, como si la gente normal no tuviese suficiente con sus problemas y demás, como para tener que aguantar a unos tipos con gabardinas, peste a nicotina y repeinados cursis imitándoles. Puto Godard.
Los numeritos y letras no cesaban de aparecer en pantalla, a modo de mensajes subliminales, como si a uno no le llegase ya con ver a unos panolis hablar sobre Sartre, realizar elucubraciones sobre una clase media inexistente y dar la lata tras ese blanco y negro que tan cool queda. Puto Godard.
Los tipos seguían cagándose en el imperialismo estadounidense, mientras sus chorbas hablaban de comprar coches multimillonarios y servidor se aburría, así que me largué a la cocina, metí una pizza en el horno y volví. Al volver, oí una frase estúpida sobre topos mientras resonaban unos disparos. ¿Se habría liado alguna en mi ghetto? ¡Ah no! todo provenía de la pantalla. Puto Godard.
El prota, que más tarde haría de muchacho humilde, aquí se lanzaba pitillos a la boca como si de un malabarista se tratase, y bebía zumos de grosella en su tiempo libre. Seguro que Jean-Luc le obligó a ello para parecer más moderno. Puto Godard.
El montaje es tan incoherente que logró dejarme sopa. Al despertarme, olí a churruscado y pensé ¡¡Mierda, mi pizza!!! Ahora si que sí:
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PD: Esta crítica va dedicada al blog Puto Godard y a todos aquellos que hayan sufrido las consecuencias de su hipnótico y soberbio cine.
Ayer fui a ver Made in USA (Jean-Luc Godard, 1966) y me pareció un prodigio del ritmo narrativo. Te atrapa desde el primer momento, los diálogos no tienen desperdicio, cada frase es un chiste, la sala entera explotaba en carcajadas cada pocos segundos. En varias escenas casi muero atragantado pr las palomitas. Por no hablar del duelo interpretativo entre Anna Karina y Jean-Pierre Léaud. Es difícil recordar alguna película en la que den más de sí. Los efectos especiales, otra delicia. Y el doblaje, impecable. Pero lo más importante es el mensaje de paz y amor y armonía que se desprende de cada uno de los fotogramas. No se lo digan ustedes a nadie, pero cuando se encendieron las luces y mis amigotes y yo nos pusimos de pie a aplaudir hasta que nos dolieron las palmas de las manos, yo tenía los ojos llenos de lágrimas. Por la pena de que terminase y por la emoción del momento. Creo que no vivía una experiencia tan intensa desde El club de los poetas muertos. Me compré otra macrocaja de palomitas, me escondí en el baño y salí luego para volverla a ver de cabo a rabo.
Si eres un cinéfilo nacido en el S.XIX, en más de un momento de la película te vas a preguntar qué estás haciendo escuchando esta palabrería política de la que seguramente entiendes poco o nada. El Godard que te gustaba era otro, dónde están esos paseos en coche de Pierrot le fou? Dónde están los bailes a capela de Bande à part? Dónde están los diálogos que tanto plasmaron tus frustraciones amorosas de Masculin féminin?
Para bien o para mal, el cine de Godard nunca a dejado de evolucionar y eso nos pide a nosotros, como espectadores, que evolucionemos con él. Deja atrás tus frustraciones debidas al argumento incomprensible, indaga en la francia social y política de finales de los 60 y sobretodo, acepta que por mucho que lo queramos, no todos los amores son eternos. Sólo así, podrás empezar a disfrutar de esa pequeña joya de Godard que aunque no esté entre sus mejores trabajos, todavía nos deja mucho para degustar y estudiar.
Y si tu apretada agenda no te deja dedicarle tanto tiempo a ésta película, siempre puedes quedarte con esa maravillosa versión de As Tears go by cantada por una Marianne Faithfull de ojos tristes o con la fotografía de Raoul Coutard, con sus preciosos planos medios de Anna Karina resaltando delante de paredes llenas de color. Eso también son motivos suficientes para no desesperar y seguir hurgando en el cine del genio francés.
BdG