Ojo del diablo
Sinopsis de la película
El marqués Philippe de Montfauçon, un gran terrateniente, acude a su castillo de Bellenac, donde sus sirvientes le dan cuenta de las malas cosechas de la temporada. Aunque obliga a su esposa y a sus hijos a permanecer en Londres, éstos finalmente se desplazan a Bellenac. Una vez allí, su esposa descubre perpleja cómo su marido y sus empleados practican viejos ritos paganos cuya finalidad desconoce.
Detalles de la película
- Titulo Original: Eye of the Devil aka
- Año: 1966
- Duración: 92
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Opinión de la crítica
Película
6.2
55 valoraciones en total
Extraño y semidesconocido film terrorífico, realizado en la época de máximo esplendor del género. El irregular J. Lee Thompson elabora una intriga de carácter fantástico alrededor de un misterioso culto pagano, logrando en muchos momentos un alto grado de tensión.
Supone todo un precedente de la mítica The wicker man (1973), y tanto su inquietante atmósfera como las espléndidas interpretaciones de un elenco sensacional le confieren un empaque incuestionable.
Inolvidable Sharon Tate como estilizada y perversa bruja. Muy recomendable.
Poco conocida película de terror de J. Lee Thompson con un gran reparto y una historia que seguramente sirvió de base para ¨El hombre de mimbre¨.
Un padre de familia decide, repentinamente, regresar a Bellenac, el pueblo donde creció, y dejar a su familia en Londres. Pero los ataques de sonambulismo del niño pequeño y el misterio de que el marido se marche de repente hacen que la esposa también emprenda el viaje al lugar.
Al llegar, se encuentra un comportamiento extraño en los habitantes y en su propio marido. Presencia extraños rituales, se siente amenazada por los lugareños y todo el mundo la insta a irse y olvidarse de todo…
Tiene una atmósfera muy inquietante, con buenas dosis de suspense y horror, con imágenes bañadas en el siempre misterioso blanco y negro. A destacar las interpretaciones de un reparto de lujo con Deborah Kerr a la cabeza, Sharon Tate como la bella bruja o Donald Pleasence como el jefe religioso, entre otros.
La trama toca el tema de las religiones antiguas, rituales paganos realizados para pedir una buena cosecha a los dioses, donde la brujería y los sacrificios son aceptados y forman parte de la creencia. La película también esconde un fondo perverso, dando a entender que en la ceremonia algunos integrantes no acuden por voluntad propia, sino inducidos por cierta técnica, que planta pensamientos en su interior desde la niñez. Somos lo que nos han enseñado a ser, y actuamos según ideas ajenas que creemos propias.
Escalofriante.
Terror sesentero british que puede ser visto como un precedente de El hombre de mimbre , sobre cultos paganos y antiguas tradiciones que perviven en un mundo supuestamente civilizado y moderno, tras la apariencia elegante de la alta sociedad (la película comienza con una fiestecita pija y un tipo tocando el arpa). Tan imperfecto como reivindicable título, con sus aciertos, entre los que se encuentra un montaje muy loco por momentos (el comienzo, con imagenes casi subliminales de lo que vamos a ver, el asedio de los encapuchados en medio del bosque…), o una cierta brusquedad narrativa que era moderna por entonces. A destacar un reparto encabezado por Deborah Kerr, repitiendo descaradamente su rol de mujer indefensa y paranoica de Suspense (con niño grimoso incluido), con Pleasance y Hemmings aportando sus físicos inquietantes (especialmente el segundo)… y una Sharon Tate prácticamente debutante en la interpretación, con su turbadora presencia de femme fatale brujeril.
La imaginería tirando a gótica es deudora en gran medida de la Hammer (castillos, bosques, pueblos olvidados…), con un concepto de lo pagano sacado de la edad media, de ambientes aristocráticos europeos y linajes centenarios, perviviendo las costumbres ancestrales bajo la apariencia de un cristianismo sólo aparente. Se nota una redundancia de las situaciones, un clímax final muy estirado y con una música, por decirlo de algún modo, inconveniente (o así me lo ha parecido).
Notable producción de terror y suspense que consigue desarrollar una historia plagada de misterio y encanto, en la que se puede disfrutar de lo sugerido en una temática poco tocada hasta el momento, pero que no deja indiferente.
Miradas, enigmas, misterios, trampas y peligros se intuyen en la casa de un poblado de lo más inquietante y enigmático.
Los responsables de la película generan una atmósfera sobresaliente y saben manejar los elementos que tienen a su disposición para enganchar al público.
Cuenta con un gran reparto en el que es necesario destacar la inquietante presencia de un joven, Donal Pleassence, acompañando a unos enormes y sensacionales, Deborah Kerr y David Niven. Todos participando en un producto arriesgado y poco conocido, por tocar un temática que choca con las creencias religiosas,
El juego con los silencios, los enigmas y el misterio que rodea a todo lo que ocurre en la casa, es lo que resulta sensacional y verdaderamente plausible.
El irregular J. Lee Thompson firma un extraño film de terror que bebe mucho de técnicamente de The hauting (la casa encantada) firmada años antes por Robert Wise, aunque argumentalmente parezca un precedente de El hombre de mimbre (1973).
Continuos juegos de montaje (zoom cortantes, planos rápidos, movimientos continuos, composiciones extravagantes) y los maravillosos juegos de luces y sombras hacen que te sientas atrapado en una intriga fantasiosa de un culto pagano que más bien me podría interesar poco si no fuera por cómo está contado. El reparto de lujo, Deborah Kerr en especial y una bellísima Sharon Tate hacen el resto.
Aunque la trama sea un desvarío, es inevitable sentirse atrapado ante este juego de tensión continua creada con las posibilidades que el lenguaje cinematográfico permite.