Noviembre
Sinopsis de la película
Empujado por su espíritu todavía idealista, Alfredo decide crear un arte más libre, hecho con el corazón, capaz de hacer que la gente se sienta viva . Su concepto del teatro va más allá del escenario, se traslada a la calle, cara a cara con el público esperando que éste se implique, provocándolo si es necesario. Sus actuaciones cargadas de denuncia social, sin límites ni censuras, llevan a poner en alerta a las fuerzas del orden público…
Detalles de la película
- Titulo Original: Noviembre
- Año: 2003
- Duración: 104
Opciones de descarga disponibles
Si deseas puedes descargar una copia de esta película en formato HD y 4K. Seguidamente te citamos un listado de posibilidades de descarga activas:
Opinión de la crítica
Película
7.1
24 valoraciones en total
Vivimos alienados por muchas cosas pero el trabajo representa, probablemente, el elemento alienante más implacable y humillante de nuestra triste existencia. Y aunque sé perfectamente que –por cuestiones de mera supervivencia- resulta mucho peor estar en el puto paro que ir a currar cada día, el trabajo es –en pocas palabras- una especie de castigo bíblico que consiste en dejarse dar por culo (en sentido figurado, of course) a cambio de un plato de lentejas.
Quizás por eso me sorprende y me satisface al mismo tiempo constatar –aunque sea a través de la ficción cinematográfica- que gente como Alfredo y su grupo de teatro puedan plantearse en estos tiempos que corren, trabajar por amor al arte. Renunciando a cobrar ni un puto duro a cambio de trabajar en la más absoluta libertad. Sin rendirle cuentas a nada ni a nadie. Y digo trabajar porque –que nadie se equivoque- Alfredo y su peña no están practicando ningún hobby. Están ofreciendo un espectáculo repletito de arte, compromiso y denuncia social destinado a un público (el de la calle) de la forma más digna y profesional posible.
¿Qué son provocativos y transgresores? Pues claro ¿Qué se pasan las leyes por el forro? Pues claro ¿Qué su ideario es ingenuo y utópico? Pues claro. Pero que nadie diga que no sería maravilloso poder dedicarse a lo que a uno le apetezca, con toda la pasión y el entusiasmo del mundo, sin verse presionado o supeditado a las férreas directrices de jefes o clientes. Como Alfredo y Noviembre.
Mi más sincera enhorabuena, pues, al Sr. Mañas. Un tipo que ha tenido el valor de saltar a la palestra para demostrar que no todos los okupas son una pandilla de niños de papá, fumetas, borrachos y vaguetes y que, tras esos grupos antisistema, también hay gente con ideales, talento y conciencia social.
Y poco más. Tan sólo añadir que, más que ‘grandilocuente y pedante’, a mi ese final me parece ÉPICO.
Se trata de una historia hasta cierto punto entretenida de unos personajes que están hechos de un idealismo pomposo y sueltan frases como quiero cambiar este puto mundo’ y encima se lo creen. El director también se lo cree y defiende algo así como la expresión artística que busca alentar la vida y el compromiso social a través de escandalizar al hombre acomodado.
Los protagonistas realizan un teatro provocativo que intenta remover conciencias (aunque más bien se queda en palos de ciego). Su arte resulta pedante porque pretende dar lecciones vitales, provoca de forma gratuita y encima se vuelve reaccionario. La película podría ser una buena crítica a la hipocresía de esos personajes pero se presenta como un homenaje a los mismos. En fin, una película que, como sus protagonistas, opta por atacar bien a las emociones pero por desgracia deja huérfana a la inteligencia.
Es posible que quien no se haya subido a un escenario no la entienda.
Noviembre es mas que un falso documental sobre un grupo teatral idealista como han remarcado algunos, es la ilusión que todos los que nos hemos sentido atraídos hacia el mundo de Tespis hemos tenido. Una reflexión sobre la vida y los ideales: como nacen, crecen se fortalecen, y por desgracia, acaban convirtiéndose en meros sueños de juventud.
Un retrato fílmico de los sueños de cientos de actores noveles que se sienten identificados en Alfredo, una radiografía al alma de un joven actor.
Noviembre es el canto de cisne del poder del teatro.
Una joya dentro del cine español actual.
Casi todas las críticas que he leído sobre esta película pueden clasificar perfectamente a sus autores en dos tipos muy definidos: fachas y progres. A los fachas les repugna mayormente y a los progres suele gustarles, con contadas excepciones. Incluso leo una crítica que lo describe tal que así:
Te gustará si te gustan Manu Chao, la artesanía, el 07, Maruja Torres, el trueque, los mercadillos medievales, Los Muertos de Cristo. No te gustará si te gustan Slaver, la ropa planchada, el cine de Peckinpah, comer caliente, la canción española, Telemadrid, cotizar a la Seguridad Social.
Qué putada, tú. A mí me gustan Manu Chao y el 07 y la artesanía y el trueque y Maruja Torres… pero también me gusta comer caliente y cotizar a la Seguridad Social. Ahora de qué lado me pongo?
Pues es difícil, porque a la parte de mí que le gusta Manu Chao y Maruja Torres la idea le mola, pero a la parte de mí que le flipa comer caliente le parece una majadería como una casa. Y eso que Achero Mañas, en serio, me parece un tipo comprometido que pretende hacer algo honesto, y todos los actores que participan en la peli (pedazo de reparto), desde los más jóvenes, como Óscar Jaenada, a los viejos (magníficos todos pero me quedo con Juan Diego), también se lo creen y se nota que están ahí por eso. No sé qué cobrarían pero me apuesto la cabeza a que fue una mierda.
Pero sabéis qué pasa? Que la parte mía a la que le gusta comer caliente y que cotiza a la Seguridad Social piensa en unos capullos que, con la supuesta pretensión de provocar y crear conciencia social, me pillan en un vagón de tren a las 9 de la noche, invaden mi agotado espacio vital sin yo haberlos invitado y me obligan a escuchar sus ruidosos panfletos y sus chorradas, y me entran ganas de matarlos, previa tortura.
Y esa misma parte mía se sube por las paredes al imaginar que consigo ahorrar para comprarme una entrada de ópera en el Teatro Real y unos revolucionarios de pacotilla detractores del arte oficial abortan la función para regalarme una de sus performances del copón.
Y me entra un cabreo que te cagas y pienso: Ni Maruja Torres ni la artesanía ni el trueque ni los putos mercadillos medievales. Donde se ponga un cocido con su pringá que se quite Manu Chao, qué coño
Achero Mañas me parece el autor más interesante y con mayor proyección del cine ibérico actual. La temática que aborda el film no me interesa demasiado, pero aún así no decae el interes que siento por la resolución de la obra, final, dicho sea de paso, que me parece exquisito. ¿Exagerado? Es posible. ¿Romántico? A más no poder. ¿Y éso lo justifica? No. Pero es perfecto y resume de manera sobresaliente los problemas a los que se enfrentaron nuestros aguerridos amigos, añadiendo además, una monumental metáfora sobre la libertad y el poder.
Noviembre peca de remolona en cuanto a las relaciones del grupo teatral. Se puede perder el hilo con los secundarios. Por otro lado, me parece notable la manera de jugar con el tiempo. Lo engaña, lo reduce a un mero divertimento para ciscarse en él (en su colega espacio me cisco yo que llevo un mes sin coche). Y éso me gusta. Las actuaciones en la calle comercial poseen garra. La cámara se mueve por dónde debe, acompañada de una notable fotografía. Óscar Jaenada se nos rebela como un buen actor y esperaremos con impaciencia el tercer trabajo del amigo Mañas, que aquí y haciendo honor a su apellido, nos demuestra que más vale maña que fuerza, excepto en el final, claro.