Nosferatu, vampiro de la noche
Sinopsis de la película
Adaptación de la famosa novela de Bram Stoker que toma como punto de referencia la insuperable adaptación de Murnau. Jonathan Harker viaja desde Wismar a Transilvania para visitar el castillo del legendario conde Drácula, a quien pretende venderle una mansión en su ciudad. Atraído por una fotografía de Lucy, la mujer de Harker, Nosferatu parte inmediatamente hacia Wismar, llevando con él la muerte y el horror.
Detalles de la película
- Titulo Original: Nosferatu: Phantom der Nacht
- Año: 1979
- Duración: 106
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Opinión de la crítica
Película
7.1
22 valoraciones en total
El Nosferatu de Werner Hezog cumple en toda regla con las buenas historias del género. Klaus Kinski resulta admirable como el anémico vampiro enamorado de la belleza etérea (y muy dark) de Isabelle Adjani. Bruno Ganz, compone sun papel sin brillo ni fisuras, debido seguramente a la dirección de Herzog, mas preocupado en centrar la historia en los personajes de Kinski y Adjani. El escenario es en todo momento imponente, a la altura de la música de Wagner. Inolvidable la larga escena del ingreso de barco a la ciudad asolada por la peste. Y el clima, claro, propio de una verdadera pesadilla.
Genial. Magnética y enigmática, es sin duda una de mis peliculas favoritas. ¡¡Me hipnotiza, me seduce, me enamora!! Repleta de sugerentes imágenes y geniales planos con el estilo aparentemente descuidado de Herzog, es una obra estupenda que no puedo dejar de mirar por más minutos que pasen.
La vi en su dia, en un ciclo de la 2 y ahora por fin he podido recuperarla para mis ojos. Y qué placer…
Isabelle Adjani está simplemente maravillosa, bellísima… Klaus Kinski absoluto, contenido para lo que es él, puro actor histriónico…
Una película que presenta al vampiro de una manera realista, compuesta de fotogramas y sonidos que no se olvidan. Maravillosa la música de Popol Vuh, Wagner y demás, también. He aquí una de las obras esenciales de Werner Herzog, caiga mejor o peor él como director: esta es sin duda una de las tres películas por las que va a ser recordado, junto a Aguirre la cólera de Dios y Fitzcarraldo .
Inquietante, mágica… por más que los diálogos puedan pecar de ampulosos y falsos, asi como las interpretaciones para algunos… Aquí está la esencia de un cineasta que se relaciona con el medio como nadie.
Los críticos afirman que el Nosferatu de Murnau es lo mejor que han parido las cámaras en cuanto a adaptaciones de Drácula se refiere, y califican de pretencioso y de mero remake al film de Herzog.
Por mi los críticos pueden decir misa. El de Herzog es mejor.
El Nosferatu mudo está muy bien, y será un clásico, historia del cine y todo lo que quieran. Vale, pero ahora en serio: ¿alguien ha tenido huevos a verla más de una vez?
A ver, no estoy diciendo que el Nosferatu mudo sea una mala película. Al contrario. El film de 1922 tiene mucho más valor cinematográfico, eso está claro. Pero en el plano artístico, el Nosferatu de Herzog le da mil vueltas.
Herzog supo coger la estructura básica de la película de Murnau (tomándose algunas licencias, eso si) y adaptarla al cine sonoro y en color, sin perder por eso el expresionismo de las ambientaciones y los personajes. Su visionado llega realmente a impactar ya desde el comienzo, con esa música envolvente e hipnótica de Popol Vuh, y sigue con el viaje de Harker a Transilvania, que se pierde en toda esa espesura de montañas nebulosas (influencia bastante clara de los cuadros del pintor alemán Friedrich).
Klaus Kinski hace lo que puede imitando a Schreck, no es tan terrorífico como él, pero resulta bastante eficaz. Lo mismo se puede decir de Bruno Ganz, no brilla, pero cumple. Isabelle Adjani bastante notable con su belleza etérea, casi enfermiza. La música de Wagner pone los pelos de punta.
Y quizá lo más importante: la película se deja ver todas las veces que hagan falta. Algo que, pese a su importancia, no puedo decir del Nosferatu de 1922.
Y es que eso es lo que encontramos en esta obra. Los elementos que la conforman hacen de ella un auténtico recital de poesía.
La maravillosa fotografía, llena de expresionismo (una práctica por desgracia algo perdida en la época presente), nos muestra unos ecárpatos espectrales llenos de niebla y sombras, juegos de luces que hacen la presencia del no murto aún más amenazadora y, a la vez, romántica, y un maquillaje que convierte a los personajes (no sólo a Kinski, sino también a Ganz y a la bella Isabelle Adjani) en seres etéreos. La genial música del grupo Popol Vuh y la aparición del Preludio de El Anillo de los Nibelungos durante el viaje de Harker acentúan este aspecto poético de la película.
Las actuaciones son impresionantes, en especial la del peculiar Kinski (colaborador habitual de Herzog), que hace aquí una de las mejores apariciones de su carrera. En algún momento pueden parecer algo exagenadas, pero esto ayuda a potenciar la sensación de irrealidad, que se mezcla con la apariencia de clásico qe posee la cinta.
La pasión que sentía el maestro Herzog por el clásico de Munrau se aprecia también en la obra, pues, a diferencia de muchos remakes, esta película innova sin profanar la original. Y es que se nota cuando un director dirige una obra con pasión, no por dinero como se da en algunos casos. No pueden comaparse la versión del 22 con la de Herzog con ánimo de distinguir cuál de ellas es la mejor, pues ambas muestran la misma historia con estilos muy diferentes. Sin embargo sí podrían compararse a nivel de detalles para apreciar las innovaciones que aporta Herzog a la historia, entre ellas, el sorprendente final, que la hace aún más atractiva para los amantes tanto de la obra de Munrau como de la de Stoker.
En conclusión, éste es uno de los ejemplos que demuestran que un remake puede ser una obra de arte, independiente de la original. Me descubro, Herzog.
El vampiro, negra sombra de garras sobre fondo nocturno. La víctima, un medallón de marfil sobre una almohada tan blanca como un sudario.
Su historia, un lento poema de acecho. Su marco, su ritmo, es la música de la duermevela.
El expresionismo de Murnau reducido a la sombra pura, a la luz pura, sin aristas, ni vértices, se redescubre minimalista y aséptico. Herzog vuelve a escribir el cuento del inmortal no muerto en letras sonámbulas: el pulso de la eternidad es un pulso dormido.
Despertar es condenar o condenarse.
En un segundo antes del amanecer, Eros abre los ojos y Tánatos los cierra.