Noche y niebla
Sinopsis de la película
Doce años después de la Liberación y del descubrimiento de los campos de concentración nazis, Alain Resnais entra en el desierto y siniestro campo de Auschwitz. Lentos travellings en color sobre la arquitectura despoblada, donde la hierba crece de nuevo, alternan con imágenes de archivo (en blanco y negro, rodadas en 1944) que reconstruyen la inimaginable tragedia que sufrieron los prisioneros así como las causas y las consecuencias de esa tragedia: desde el advenimiento del nazismo y la deportación de los judíos hasta el juicio de Nuremberg.
Detalles de la película
- Titulo Original: Nuit et Brouillard
- Año: 1955
- Duración: 32
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Opinión de la crítica
8.2
41 valoraciones en total
Cuando la conciencia colectiva no conocía aún al detalle (sí por noticias e informes, pero apenas por imágenes) lo espantoso de los campos de exterminio nazis, Resnais pudo disponer de varias fuentes documentales. A partir de ese material montó, con la colaboración de Marker y Sarraute, y sin artificios estéticos, este cortometraje: una escueto y meditativo examen de la barbarie en que cae la especie humana cuando se abren en la Tierra las puertas del Infierno.
Hoy la información está más asimilada, pero en 1955 las imágenes causaron una convulsión profunda.
El afán nazi de extraer el máximo rendimiento de la fuerza de trabajo, condujo a exprimir sin restricciones a los seres humanos esclavizados, incluso cuando ya sólo pesaban 35 moribundos kilos, y reciclar después sus pieles y huesos para apurar el beneficio. Una pavorosa pesadilla, contemplar cuyo horror estremecerá y descompondrá siempre.
Según declara la voz que va leyendo los comentarios, este documental imprescindible está elaborado para prevenir la mala memoria , quiere plantar una atalaya desde la que avistar la posible llegada de nuevos verdugos , y quiere asimismo de verdad creer que el horror ocurrió sólo en una época y en un solo país .
Cuando el espectador se enfrenta a una imagen la primera pregunta que se hace, consciente o inconscientemente es: ¿qué veo en esta imagen?. Ésta es la pregunta que no paramos de repetirnos durante los 90 minutos que pueda durar un film cualquiera. Fotograma a fotograma el espectador examina, intuye, reconoce, construye, busca o infiere, y finalmente concluye la respuesta a esa pregunta capital, creyendo encontrar el significado oculto revelado. Por sencilla que parezca, la cuestión no puede ser más problemática. ¿Qué se ve en una imagen? ¿Qué revela o puede revelar?. Esa sensación de ‘encuentro del significado oculto revelado’ no es, en muchas ocasiones, más que un ejercicio de optimismo desmedido.
Aún no hemos terminado de encontrar respuesta a estas preguntas cuando, irremediablemente, aparece la necesidad de sumar otra interrogación, acaso más enigmática que las anteriores e igualmente difícil de abarcar. No podemos imaginar el gozo que experimentó el Hombre cuando encontró el lenguaje y pudo multiplicar así sus perspectivas de comunicarse, ni el extrañamiento cuando, examinando las posibilidades de éste, se dio cuenta de que aquello que servía para mostrar podía servir también para ocultar, como si la verdad y la mentira fuesen a veces hijas de una misma madre, y que de hecho es habitual e insalvable que al tiempo que se muestre… se oculte. Y es precisamente sobre esta cuestión sobre la que debemos dar luz en lo que al ámbito de las imágenes se refiere.
La siguiente interrogación sería pues: ¿qué oculta una imagen?, o también: ¿qué no puede mostrar?. Lo primero que debería hacer el espectador maduro para evitar ese tipo de optimismo del que hablábamos –que, paradójicamente, convierte al que mira en ciego- es eliminar de una vez por todas su inquebrantable fe en las imágenes. Debemos dejar de creer. Este ateísmo cinematográfico es condición indispensable para poder partir, al estilo cartesiano, puramente de la duda, y así… acaso ver más, o por lo menos mejor.
Estas cuestiones sobre lo que las imágenes revelan o esconden, o sobre lo que son capaces de revelar o esconder, nos remiten en última instancia a los límites de las propias imágenes, a sus capacidades, qué puede una imagen. Y quizá, un poco más allá, a cuestionarnos cuál es la naturaleza de ‘lo irrepresentable’
En 1911 el artista francés Marcel Duchamp pintaba Desnudo bajando una escalera . La obra representa el esfuerzo del pintor por plasmar en un lienzo la idea movimiento. Haciéndolo, Duchamp se cuestionaba los límites mismos de la pintura, las fronteras de la creación/representación pictórica. Las cuestiones que se plantea Alain Renais en Noche y niebla escenifican la misma lucha.
Es pues, obviamente, la historia de una derrota –al menos en opinión de ese mismo director-, como si por mucho que ordene, estire, retuerza o amontone las imágenes… simplemente no fuese suficiente. Quizá sea ésta la naturaleza de lo irrepresentable para Resnais.
Obscinedades.
A mediados de los años cincuenta, el movimiento divulgativo que tuvo lugar en Francia en referencia a la historia de la deportación en ese país, impulsado por el Comité dHistoire de la Deuxième Guerre Mondiale, alcanzó dos logros significativos: la celebración anual del día de la deportación (cuarto domingo de abril) y el encargo de un documental sobre la experiencia en los campos de concentración, que sería Noche y Niebla (Nuit et brouillard, 1955 ). Este documental gozó de una gran difusión tanto a nivel nacional como internacional, siendo galardonado con el Premio Jean Vigo en 1956 y nominado a un Premio BAFTA en 1961.
El encargo del documental recayó en Alain Resnais, un joven director que ya contaba con experiencia en el tema que iba a tratar, pues había realizado Guernica (1950), sobre la aniquilación masiva de seres humanos. No obstante, debido al hecho de que carecía por completo de la experiencia que suponía haber estado en un campo de concentración, exigió como condición indispensable la colaboración de Jean Cayrol, que estuvo concentrado en Mauthausen y había publicado un poemario relacionado con aquella terrible vivencia que daría título al propio documental: Poèmes de la nuit et du brouillard, publicado en 1946. Durante el desarrollo del trabajo, se produjeron una serie de acontecimientos que reorientaron la labor de sus realizadores. En un principio, la idea central era poner de manifiesto el horror y la barbarie del holocausto trabajando a partir de material de archivo, pero en 1955 aparecieron en Francia, fruto del conflicto argelino, una serie de campos de reagrupamiento que, si bien estaban lejos de albergar el horror de los campos de concentración nazis, lograron no obstante inquietar a grupos importantes de la población. Estos hechos tan significativos lograron transformar la concepción primitiva de Noche y Niebla como homenaje a las víctimas del holocausto en una suerte de dispositivo de alarma . El significado de Noche y Niebla era por tanto doble: por un lado, situaba al espectador en su presente, manteniéndole alejado de falsas identificaciones con las víctimas. En este sentido Resnais es consciente de que el cine no puede ofrecernos una experiencia plena de sentido de aquello que representa. Muchas cosas no pueden ser representadas mediante el cinematógrafo sin que sus cimientos sean socavados, ya que el cinematógrafo es una instancia separada en lo espacial y en lo temporal de la realidad, y en casos como el holocausto, este distanciamiento se vuelve inadmisible. El otro aspecto del significado que referíamos anteriormente desplazaba al espectador de una hipotética comodidad histórica desde la cual emitir juicios condenatorios sobre una época pasada.
Fantástico documental de Alain Renais, que muestra de una forma cruda, a veces poética, pero sobretodo con un realismo sobrecogedor la barbarie del nazismo en sus campos de concentración.
Posee imágenes pocas veces vistas, un texto y una narración adecuadas, además de la música que encaja a la perfección con el dramatismo de este maravilloso documental.
Aconsejable sobre todo para toda la gente que aún hoy en día niega el Holocausto y la pesadilla que vivió el pueblo judío.
Dr.Juventus
Cualquier paso adelante para señalar hechos históricos me parece correcto mientras esa intención sea fiel a la verdad, y en casos de denuncia como el de Alain Resnais opino que es un gesto necesario. Lo que sucede es que el delicado contenido que se trata aquí casi obliga al espectador a valorar al alza el documental, sólo por la crudeza de las imágenes, porque eso lamentablemente sucedió así tal cual se narra y porque nadie quiere olvidarlo y nadie quisiera que hubiera pasado. Bien, dicho esto, aparto ese contenido y no es más que un documental como otros muchos, incluso diré más, el holocausto precisa diez veces más tiempo (tipo Shoah ) y un trato más exhaustivo.
A mí lo que me parece injusto es toda la guerra, todas las muertes en campos de prisioneros, no sólo la de los nazis, el holocausto es una mancha negra en la historia de la humanidad, pero la población rusa sufrió una ocupación terrible y no eran judíos, los japoneses en el otro lado del planeta y al mismo tiempo cometieron asesinatos en masa que nadie recuerda, todo el planeta sangraba y con el tiempo parece que sólo el pueblo judío padeció la guerra mundial. Yo digo que Noche y niebla es un documental correcto, personal, pero es sólo uno más, no es el más explicativo y por lo tanto no es el mejor ni mucho menos.