Noche de miedo
Sinopsis de la película
Durante el último curso en el instituto, Charlie Brewster (Anton Yelchin) parece haber alcanzado todos sus objetivos: es un brillante estudiante y sale con la chica más deseada. Sin embargo, por culpa de su popularidad, ha comenzado a dejar de lado a su mejor amigo. Al mismo tiempo un tal Jerry (Colin Farrell) se convierte en su vecino y, aunque al principio, le parece un tipo genial, pronto empieza a percibir en él algo extraño. Desgraciadamente nadie, ni siquiera la madre de Charlie (Toni Collette), se da cuenta de nada. Después de observar que en la casa de Jerry pasan cosas extrañas, Charlie llega a la conclusión de que su vecino es un vampiro que se sirve del vecindario para cazar a sus presas. Ante la incredulidad de los demás, Charlie tendrá que ingeniárselas para eliminar al monstruo por sus propios medios.
Detalles de la película
- Titulo Original: Fright Night
- Año: 2011
- Duración: 106
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Opinión de la crítica
5
91 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Alma Sisneros
- Anton Yelchin
- Arron Shiver
- Bonnie Morgan
- Brian Huskey
- Bruce Holmes
- Charlie B. Brown
- Chelsea Tavares
- Chris Ranney
- Chris Sarandon
- Christopher Mintz-Plasse
- Colin Farrell
- Dave Courvoisier
- Dave Franco
- David Tennant
- Eb Lottimer
- Emily Montague
- Grace Phipps
- Imogen Poots
- Jerry G. Angelo
- Jesse Pickett
- Kent Kirkpatrick
- Kevin Christopher Brown
- Laura Aidan
- Liezl Carstens
- Lisa Loeb
- Lovie Johnson
- Marya Beauvais
- Michelle Waterson
- Mike Miller
- Paula Francis
- Rebekah Wiggins
- Reid Ewing
- Rick A. Ortega Jr.
- Sandra Vergara
- Tait Fletcher
- Toni Collette
- Will Denton
- William H. Burton
Ignoro que pensarán los demás acólitos del género pero, por lo que a mi respecta, estoy bastante harto ya de que cada día un poquito más la puta industria yankee nos tome impunemente el pelo con infames bodrietes que —bajo el inicuo y rastrero pretexto de imprimirle un toque de comedia adolescente a la peli de turno— lo único que consiguen transmitir a los que ya tenemos cierta edad es una indefectible y espantosa sensación de vergüenza ajena.
Porque no, señores, no. En los años 80 cineastas como Carpenter, Raimi, Romero y demás ya le imprimieron a sus pelis esa pátina de humor. Pero siempre con cinismo. Con ironía. Con bizarría. Con inteligencia, vaya. Sin caer en el error de tratar a su joven y no tan joven público como un rebaño de niñatos descerebrados y sin caer en el error, sobre todo, de aburrir al personal con tópicos y lugares comunes exprimidos hasta la saciedad.
Tres penosas estrellitas, pues, para una nueva muestra de cine de terror barbilampiño cuya única virtud que le concedo es la de haber convertido en auténticas obras maestras a todas esas pelis de los 80 que la precedieron.
Otro remake para el verano, en esta ocasión, la revisitación de un pequeño clásico ochentero de culto: la estupenda Noche de miedo (Tom Holland, 1985). El resultado es bastante inferior al original, pero como ejemplo de cine de evasión palomitera, no es de lo peor que hay en cartelera. Tampoco es una mera fotocopia modernizada, sino que coge algunos elementos y cambia muchos otros para crear su propia identidad, desgraciadamente demasiado alejada en virtudes de aquella.
Y el principal problema de esta Noche de miedo del siglo XXI es que al contrario que el film original, miedo, lo que se dice miedo, no da ninguno. Se deja ver y es suficientemente entretenida para pasar el rato, pero en ningún momento provoca escalofríos, más bien es una aventurilla tenebrosa, moderadamente sangrienta y rebozada con cantidades de humor más o menos afortunado, así que olvídense de saltar en el asiento porque los sustos son más bien escasos.
Para ser un producto de multisalas no está mal rodado, algunas escenas demuestran que la propuesta está mejor elaborada de lo que parece a simple vista (ver el ingenioso el plano-secuencia del coche al respecto) y tiene el aliciente, raro hoy día en films del género, de una cantera de actores que cumple con oficio su cometido, desde el atribulado protagonista Anton Yelchin, pasando por el excéntrico David Tennant como el viciosillo y cachondo ilusionista Peter Vincent, hasta un Colin Farrell que se lo pasa teta como vampiro chulillo y molón, chupando cuellos ajenos sin mancharse su camiseta imperio.
Aprobado justito para un divertimento simpático al que paradójicamente le falta algo más de mordiente, aunque por lo menos trata de restablecer a la tenebrosa figura del vampiro como monstruo despiadado, alegato anticrepusculiano incluido, en detrimento de tanto chupasangres descafeinado con acné que se nos vende hoy día… ¡Me cago en la MTV!
Se comenta en otras críticas que este remake no es un calco de la original y que prefiere enfocar la historia de una manera diferente. Pués yo no lo veo así. Lo que han hecho es copiar el 80 por ciento de las escenas de la versión del 85 y presentarlas de manera desordenada para que no se note tanto. El resto lo han rellenado con escenas de acción absurdas que no pegan ni con cola y con ideas fusiladas descaradamente de Vampiros de John Carpenter . Si si, a mi no me la coláis, los detalles del pasado de Peter Vincent, así como las escenas de acción del final, es evidente que las han sacado de ese filme. Esta basura carece de originalidad hasta para incluir topicazos metidos con calzador. Él único cambio realmente notorio es que el vampiro Jerry Dandrige ahora se parece más a Terminator y Peter Vincent recuerda más al profesor Cavan del día de la bestia. Se supone que hemos de reirnos por que está dándole a la botella cada 10 segundos. Ja ja ja ja.
Vaya birria de peli.
Paradójica película que nos Dreamsworks, con dos elementos claramente marcados, uno el aprovechar el tirón Vampiro y otro, dar papeles a las estrellas en nómina que no consiguen la gracia de los grandes directores.
La película nos presenta una pequeña urbanización de Las Vegas, donde se ha trasladado a vivir un vecino muy especial, un vampiro, el cual chupacuellos a diestro y siniestro, hasta que el joven Brewster se da cuenta e intentará matarlo.
El guión es un remake de de la obra de Tom Holland del mismo nombre (1985), y destinada completamente al público juvenil, adaptada al momento y la época de forma correcta, pero con un desarrollo flojo, donde existen momentos de auténtico aturdimiento seductivo, siendo repelente y desidioso, mezclados con otros de interés y fascinación, contradicciones que no ayudan a mantener la tensión, y rebaja su calidad.
En cuanto actuaciones, interesantes las más jóvenes, Yelchin y Poots, están en la onda pero irreconocibles e incomprensibles las de dos carcas, Collette y Farrell, sobre todo este segundo, desde que Alejandro Magno fue encarcelado por excesos, ha perdido su imperio y su séquito, y ahora en su intento por volver a reinar, no le importa el trabajo que le manden, si con eso alcanza su objetivo.
En el aspecto técnico, efectos, vestuario y demás, están muy logrados, llamativos y muy por encima de la calidad de la película.
Por todo lo dicho, es la contradicción en sí, la paradoja, algunos aspectos buenos, otros terribles, que hacen que el espectador, no sienta si lo que ve, es algo digno o algo solo de segunda clase.
Poco cabe destacar de Noche de miedo, sus formas y contenidos se limitan al cine genérico con un claro espíritu adolescente que hace ligera a la propuesta. De hecho hay secuencias que en teoría serían difíciles para el estómago, pero su envoltorio jocoso/pueril le quita peso dramático y le suma divertimento gratuito , por no decir vacuo.
Técnicamente es correcta e impersonal, apenas un plano secuencia en una persecución de autos la sacan de la medianía. Sus personajes son estereotipos, y algunos de ellos buscan sobresalir aportando singularidad a sus actuaciones. Uno de ellos es Collin Farrel: su personaje da cátedra de sus propias limitaciones. Busca el gesto y la pose seductora para irse mecanizando con el correr del argumento hasta caer en lo anodino, es un vampiro más que no le hace sombra ni al Nosferatu de Murnau.
La historia respeta la tradición oral, cinéfila y literaria de lo que concebimos como vampirismo, y en efecto no se arriesga ni un ápice por aportar algo nuevo. Es cierto que hablamos de una remake, pero su piloto automático se huele a kilómetros.