Noche de circo
Sinopsis de la película
Albert, el propietario de un circo, abandona a su familia para entregarse a Anne, una orgullosa y apasionada amazona que mantiene relaciones esporádicas con un joven y neurótico actor. Pero el circo es un desastre y Albert y su compañera se ven obligados a mendigar para sobrevivir.
Detalles de la película
- Titulo Original: Gycklarnas afton
- Año: 1953
- Duración: 93
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Opinión de la crítica
Película
7.3
60 valoraciones en total
Film nº 13 de Bergman, dirigido y escrito por él (argumento y guión). Se rueda en las islas suecas próximas a Estocolmo. Se estrena el 14-IX-1953 (Grand, Suecia).
La acción discurre a lo largo de 24 horas de un solo día de uno de los primeros años del s. XX. Al alba un pequeño circo ambulante llega en viejos carromatos a una nueva población para presentar su espectáculo. A lo largo del día montan en las afueras de la localidad la carpa, la pista y las gradas. El director de la empresa (Circo Alberti) es Albert Johanson, que forma pareja con Anne (Andersson), una bella y atractiva muchacha, a cuyo cargo corre un número circense de amazona española.
El film es un drama que se desarrolla en el marco de un circo ambulante a principios del s. XX. El realizador domina mejor que en obras anteriores los recursos expresivos y los contenidos, lo que le permite crear una pieza particularmente sólida, fluida y consistente. Hace una pormenorizada descripción de la fragilidad y vulnerabilidad humana. Constata que muchos viven oprimidos por las dudas, los temores, la incertidumbre y la pobreza. Las relaciones entre personas siempre son difíciles y desasosegantes. No son pocos lo que viven al borde de la desesperación. El mundo es miserable, opresivo, mezquino, intolerante, cerrado e intransigente. El futuro no va a ser muy diferente. Son generales los sentimientos de fatiga, desencanto, angustia y desesperanza. Las relaciones con las personas de fuera, aunque estén sólo de paso, son desconsideradas, hirientes y humillantes. A partir de un determinado momento la acción se desdobla en dos tramas que, en igual medida, combinan intentos de rechazo y dominación, de indiferencia y abuso, de aislamiento y fracaso. La obra revela influencias del teatro negro de Strindberg y anticipa elementos que encuentran en El séptimo sello (1957) un mayor desarrollo. Trata temas tan propios de Bergman como la ausencia de Dios, la incomunicación, la soledad y la fuerza reparadora del teatro.
La música, del compositor Karl-Birger Blomdahl, aporta melodías descriptivas y ambientales que refuerzan la atmósfera tensa y opresiva del film. La fotografía, de Hilding Bladh y Sven Nykvist, en B/N, marca la primera colaboración del ralizador con Nykvist, a la que siguen otras que los convierten en colaboradores habituales. Hace uso de emocionantes planos secuencia, primeros planos inquisitivos, formas expresionistas, escenarios oscuros y sucios (fango, sudor, humedad). Maneja el claroscuro con sorprendente habilidad. Sobresale la interpretación de Harriet Andersson (Anne), que luce una cautivadora sensualidad, y las de Ake Grönberg (Albert) y Hasse Ekman (Franz).
No hay nada más evidente que se pueda desprender de la vida de estos personajes que una tristeza absoluta ocupando cada instante de sus existencias. Siempre he pensado que retratar dramas es más fácil que lo contrario, las risas en esto del cine son muy caras, y si Ingmar Bergman supone un nombre propio con mayúsculas es por la profundidad de las historias dramáticas que realizó. Noche de circo no es la más conocida, aunque no por ello es, ni mucho menos, una película menor. Bergman, por suerte, no realiza una excursión existencial profunda al interior de las almas de los desdichados personajes, le sirven unas pinceladas para dejar clara la situación de un grupo nómada que malvive viajando de un lugar a otro.
La apariencia coral de Noche de circo queda en eso, en apariencia, porque la carga de profundidad conocida del director sueco, aunque de forma contenida, vuelve a ser esencial aquí. Lo bueno es que todos aportan su granito de arena y la cosa no va de uno sólo. El director del circo, que no tiene ni para una camisa, le ruega a su mujer que le deje volver a casa, la amazona se malvende al primero que pasa para huir también, el payaso, el enano, hasta el oso está de más, todos viven en una miseria espeluznante. No hay lugar para la alegría. Por ello me posiciono más en contra de lo que debería, porque entregarse a esta implacable tristeza supone cuestionar la utilidad de la existencia, como siempre, el mensaje de Bergman es para salir corriendo. La película está bien hecha, es innegable su fuerza visual y no se le puede criticar nada, está bien hecha, de principio a fin y además se queda en unos soportables noventa minutos. Pero tanto drama me ha dejado frito….
Solamente una noche. Eso es todo lo que necesita Bergman para presentarnos pasado, presente y futuro de un patrón de circo, mujer, y amante por partida doble.
Y por si fuera poco, mezcla todas las historias con un personaje entrañable como es el bufón… mezcla de drama, Bergman nos da la lección precisa de comedia y drama y lo mezcla todo con unas dosis de erotismo perfecto, y teniendo casi 60 años, de una sutileza y un descaro envidiables hoy en día.
En momentos profundo, en otros soberbio, aún que no llega al nivel de la obra maestra que es Persona, la treceava película de Bergman nos da una lección de narración, diálogos sin fisuras y sobretodo instantáneas imborrables de nuestra retina.
Destacar la actuación del trio protagonista de la obra Anders Ek (por poner la balanza en equilibrio), Harriet Andersson (por mostrarnos que el erotismo y la sobriedad pueden llevarse de la mano) y el soberbio Åke Grönberg (por darnos unos 30 minutos finales eternos).
Magnífica y poco conocida película del maestro Bergman, en una época de máxima creación, el mismo año dirigió Un verano con Mónica .
Me parecen muy interesantes sus ramalazos expresionistas, para nada forzados y a los que ayuda una excelente fotografía, como casi siempre en Bergman de una enorme limpieza. La historia aparece estupendamente integrada en la ambientación con una muy buena localización.
También me gusta de esta película su puesta en escena un tanto coral, aunque engañosamente pues se trata de una película muy introspectiva.
La relación entre los personajes principales y sus efectos laterales nos presenta una vertiente muy material que me recuerda a Fassbinder. Harriet Andersson está espectacularmente hermosa y en general hay bastantes personajes muy logrados como el de Ake Grönberg, el payaso y su mujer, la mujer abandonada, etc…
La película con su escena inicial y final, adquiere un tono cíclico que en definitiva relanza el concepto de que los protagonistas viven atrapados en su propio mundo sin posibilidad de salir de él, siendo rechazados o engañados por quienes tienen la posibilidad de sacarlos.
La escena del principio, en la que se relata el baño de la mujer del payaso ante el regimiento militar, resulta muy lograda y los subrayados musicales, llenos de disonancias y golpes de timbal, ahora sí, resultan especialmente efectivos, en general la banda sonora cumple con solvencia su misión.
También me gusta el juego metafórico de los animales: el gato en la carroza, el o los caballos y el oso atrapado en su jaula de circo, como el protagonista, representando cada uno de ellos una vertiente de la historia.
Muy estimable.
Noche de circo es quizás una de la películas menos conocidas del gran maestro pero que a pesar de eso no tiene nada que envidiar a sus obras mayores.
Una obra que en ciertos momentos produce en el espectador una angustia terrible que desea morir, escenas entre el expresionismo y casi el terror sirven para retratar a un hombre encerrado en sí mismo, un hombre muerto por dentro, sin ilusión, sin vida, un ser decadente…esta es la visión que Bergman tiene del hombre, una visión pesimista del mundo.
Ese mundo retrata Bergman y que mejor que un circo ambulante con seres degradados, sin almas y amargados, sucios y con pulgas…
Bergman se adentra en este mundo, un circo que va de aquí para allí sin un rumbo fijo intentando mostrar lo que no son con trajes rococós y americanas sin botones, ropa sucia y elegantes en su caminar, mostrando fachada y muchas veces ni eso.
Bergman posee una fotografía pulcra y limpia, reflexionada más que pensada pues busca en cada ángulo una simbología de cada persona y cada escena, sin duda la fotografía en Bergman es unos de los factores más importante para poder determinar la psicología de los personajes.
Escenas excéntricas como sus personajes, una música acompaña a cada escena potenciando la decadencia del ser humano, entre el surrealismo y el realismo Bergman crea unas escenas de auténtico terror como la escena de la pistola y el espejo o el comienzo donde la mujer se baña en el mar con los soldados o la escena de la pelea en el circo, escenas que quitan el habla.
Una película a medio camino entre sus obras más sobrias y sus comienzos, Bergman domina la técnica del cine clásico hasta ir creando poco a poco su propio lenguaje pero una constante es su condición humana, Bergman destripa el alma humana en cada una de sus películas, es, sin duda, uno de los grandes conocedores del alma humana.
Noche de circo analiza no solamente la triste y dura vida de estos titiriteros sino como el hombre se encierra en su ser ahogándose y consumiéndose poco a poco, de como el hombre respira, ve y oye pero se va muriendo poco a poco por dentro, hombres sin alma que son capaces de vender su alma y su cuerpo, seres que dicen que aman pero no pueden amar porque casi ya están muertos, es increíble hasta donde es capaz de llegar Bergman, son películas tan complejas que requieren una gran reflexión e incluso verlas dos veces o más.
Un cine sabio y mucho más que profundo.