No va más
Sinopsis de la película
Encerrado en su departamento, viejo y olvidado por casi todos –a quienes, a su vez, él también olvidó–, el propio director ocupa las horas de su vida cotidiana a base de ritos y repeticiones. Rafael Filippelli regresa con un amargo e introspectivo autorretrato acerca de la vejez y la muerte.
Detalles de la película
- Titulo Original: No va más
- Año: 2021
- Duración: 63
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No va más (2021), de Rafael Filippelli, es un documental con algo de ficción en el que se retratan los días del anciano director. Una postal de la última estación de la vida en la que los recuerdos tienen tanto peso como el presente.
Por Nicolás Bianchi
Dentro de un departamento ni muy grande ni muy chico, pero iluminado al gusto de un director de cine, Filippelli atraviesa sus días en los que vive de recuerdos y lidia con sus dolores cotidianos. El director no está lo suficientemente senil, o así se muestra al menos, como para ignorar que ya hay cosas que olvida. Su decadencia es consciente. De todos modos, a su ritmo pausado, se puede expresar con claridad y conserva la capacidad de moverse por sus propios medios, más allá de alguna mueca de dolor cuando se levanta de la silla.
Filippelli performatiza y reflexiona sobre la última etapa de su vida, que no es más que la antesala de la muerte. Antes de los títulos cuenta que ya hay cosas que se le olvidan. Como conserva, al parecer, a la perfección su capacidad de oír cualquier sonido le llama la atención. Algo alarmado se levanta y observa por la mirilla de su puerta si hay alguien del otro lado. Pero no. Todavía no. Filippelli es el pasajero que espera con cierta ansiedad que anuncien que su turno de partir ya llegó.
La propuesta de No va más es completamente despojada. No hay un recorrido de ningún tipo sobre la obra de Filippelli, que es la única persona que aparece en cámara, sino un acompañamiento cotidiano, o mejor dicho nocturno. El documental recorre una noche en la vida del director que puede ser la síntesis de varias, todas muy parecidas. ‘Hay días en los que quisiera darme la cabeza contra la pared pero no lo voy a hacer’, reitera en distintas ocasiones. Queda claro cuando muestra su colección de corbatas y se las ata que con sus manos temblorosas no tiene la fuerza para ahorcarse, si es que eso quisiera.
El anciano que muestra No va más no asume del todo su identidad. Filippelli no habla de cine ni de actualidad. Se sorprende cuando llega el diario a su puerta. Es como si a una isla en la que vive un náufrago llegara una botella con un mensaje de un mundo lejano y desconocido. El hombre observa los periódicos como si estuvieran escritos en jeroglíficos (quizás algo de razón tenga en esa actitud) y finalmente los ignora.
De chico le gustaba el fútbol y el tango, porque era lo natural, de grande aprendió a disfrutar del rugby y el jazz. Amaga un pase con una pelota ovalada imaginaria y luego comenta que el estilo de juego de ahora, con más preponderancia de lo físico y el choque, no le gusta. ¿Es necesario cambiar los estilos?, se pregunta, en lo que es lo más cercano a una reflexión cinéfila de lo que está en toda la película.
La despedida de Fillippelli contó con el guión de su mujer desde hace mucho años, Beatriz Sarlo, en conjunto con David Oubiña y Hernán Hevia. Los también cineastas Mariano Llinás, Rodrigo Moreno y Juan Villegas produjeron el film. En No va más hay tanto de actuación como de realidad. Unos improbables llamados por teléfono hablan de lo que puede ser ficción mientras que alguna lágrima en cámara da un testimonio más concreto de la espera final. Aunque bien puede ser al revés.