Náufragos
Sinopsis de la película
Durante la Segunda Guerra Mundial, ocho supervivientes de un barco que ha sido torpedeado comparten un bote salvavidas. También recogerán a un nazi que está a punto de ahogarse, lo que provocará diversas tensiones entre los tripulantes.
Detalles de la película
- Titulo Original: Lifeboat aka
- Año: 1944
- Duración: 96
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Opinión de la crítica
Película
7.3
41 valoraciones en total
1) Íncipit
Un barco que se hunde – objetos en el mar (de lo particular a un amplio panorama) – el bote salvavidas – Constance Porter (Tallulah Bankhead), divina de la muerte.
Impecable. No se puede presentar mejor la situación ni al personaje principal.
La influencia que ha ejercido la secuencia del catálogo de objetos en el agua es inconmensurable, desde el sueño del stalker tarkovskiano (cine de culto por antonomasia) hasta el titánico naufragio de James Cameron (paradigma del cine comercial).
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2) Planos medios y primeros planos
Me parecía que si se analizaba una película psicológica corriente, se podía advertir que, visualmente, el ochenta por ciento del metraje estaba consagrado a primeros planos o planos medios. Era una cosa no deliberada, probablemente instintiva en la mayor parte de los directores, era una necesidad de aproximarse, una especie de anticipación de lo que iba a ser la técnica de la televisión.
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3) La cámara del mago
Nunca dejé salir la cámara del bote, nunca mostré el bote visto desde el exterior y además no había ni una nota de música, fui muy riguroso.
La música la pone el personaje de color, al más puro estilo dogma (pero sin pedantería, claro).
Creo recordar que sólo se ve una vez el bote desde el mar abierto, minúsculo en la oscuridad. ¿Un pequeño descuido en la sala de montaje?
Poco importa, el resultado no deja de ser extraordinario.
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4) Las capas de la cebolla
La reportera Constance Porter va perdiendo sus capas materiales: una carrera en la media, la cámara, el abrigo de visón, la máquina de escribir, el peinado, la pulsera de brillantes…
Su desnudez (no física) final es una maravilla. Sir Alfred nos muestra el corazón de la cebolla.
Evidentemente, el conjunto estaba dominado por el personaje de Tallulah Bankhead.
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5) La anécdota
¿Cómo dar cabida al tradicional cameo de Sir Alfred en una cinta que transcurre íntegramente a bordo de un pequeño bote salvavidas?
En el anuncio de una droga para adelgazar inserto en un periódico que hojea Gus Smith (William Bendix).
En aquel momento seguía un régimen muy severo, avanzando penosamente hacia mi objetivo que era perder cincuenta kilos para descender de ciento cincuenta a cien. Así, decidí inmortalizar mi adelgazamiento, y conseguir al propio tiempo mi papelito, posando para los fotógrafos «antes» y «después» de la cura de adelgazamiento.
Es mi papel favorito y debo confesar que pasé largos y penosos momentos para resolver el problema.
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[No se vayan todavía, aún hay más en el spoiler]
Hitchcock era alguien que sabía un huevo sobre el reverso turbio del ser humano, sus miserias, su lado primitivo, el odio, el miedo. Pero lo que le hacía grande era la capacidad de transmitir ese lado tenebroso y servirse de él para contar sus historias. Ése es el Hitchcock que más me gusta, el que muestra ese universo en el que nos introduce con pasmosa facilidad, nos engancha y no nos suelta. En Náufragos nos ofrece un estudio magistral sobre la naturaleza humana.
Para contar la historia Hitchcock no necesita alardes, con una barca y unos cuantos actores ya es suficiente. Y a continuación, nos guía por un tortuoso recorrido de miedos, desconfianza, traiciones, hambre, odio, amor, terrenos en los que la monotonía y el aburrimiento se esquivan a la perfección, a favor de una trama en la que el ritmo no decae en ningún momento.
Una de las grandes bazas de esta película son los personajes, profundamente creíbles todos ellos, descritos con miradas, gestos, frases, con una maestría inalcanzable. Y a ellos les dan vida unos actores, mejores o peores, pero que cumplen a la perfección, sobre todo la periodista y el soldado alemán.
Sin embargo, el Hitchcock que no me gusta tanto es el político. Sin haber visto Topaz , su film maldito por excelencia, lo que vi de Cortina rasgada sobre ese tema me pareció simplón, un estorbo respecto a la acción. Aquí me ocurre lo mismo. Bien es verdad que el tema de la guerra está bien encajado en la historia, pero creo que hacia el final acaba cobrando más importancia de la que merece. Creo que con el soldado alemán ya nos mostraba suficiente, no hacía falta la moraleja del final.
Con todo, es una gran película, que no sólo consigue meterte en la historia, sino que te hace sentirte uno más de esos náufragos perdidos en la inmensidad del océano, consiguiendo que sientas la claustrofobia, la angustia. Estupenda.
Y no les quito razón porque Náufragos es una de esas joyas escondidas de Hitch y aunque su final no me gusta, las cualidades que posee la convierten en una delicia.
La principal cualidad que tiene Náufragos se llama Tallulah Bankhead. Se abre el telón y allí aparece la diva del mar: esplendorosa. John Hodiak entra al bote y le dice:
-Cualquiera diría que se barco acaba de hundirse.
A lo que ella le responde:
-Pues yo me siento como una tabla a la deriva (¡se le había corrido la media!).
Ya sabemos quien es el patrón del barco. Ahora faltan los marineros:
1) El dry Martín lo pone el barman: Tizón Joe el camarero. También nos amenizará estos días de naufragio con veladas de música. No admite competencia y sólo él pondrá la música a esta travesía.
2) El animador del barco baila el boggie durante infinitas horas. Tanto meneo le pasa factura y las piernas se le resienten. Por el final del acto toma de nuevo protagonismo, pero la culpa no es de otro que del enemigo.
3) El enemigo habla con acento extranjero. Fuerte como una mula, listo como un zorro, sabueso como un perro. Tanto zoológico a cuestas para que al final una jauría de alimañas decidan su futuro. El enemigo juega con sus oponentes a un juego psicológico de los buenos. ¡Qué va! El que juega con nosotros es el inglés regordete… como siempre.
4) Varios de los mejores amigos del capitán del barco son mujeres. ¡Vaya que cosas! Una es la enfermera. Estas siempre acaban casadas. ¡Ya verás!
5) El sabio Hitch se las sabe todas. Una balsa en medio del mar. Un anuncio en el periódico. ¡Aja! …se las sabe todas.
6) El hombre anuncio. ¿Para que tantos corazones? En el pecho yo sólo tengo uno y me ha sobrado para complicarme la vida. Este tipo seguro que complicará más de una vida dentro de un bote a la deriva. Fuego a estribor… ¡qué no! Es el hombre anuncio y sus decenas de corazones.
7) El millonario. Lo que no se consigue con el corazón ya se conseguirá con un millón (si son euros mucho mejor que el dólar esta de capa caída). Seguro que una pulsera de diamantes atrae hasta los pescados más huidizos. ¡Ya verás!
8) Familias felices. A Hitch no le gustan las familias felices. Si no me crees, pregúntale a Norman Bates. Ser feliz es aburrido en el histriónico mundo de Alfred.
9) ¡A la guerra! Qué lástima que todos queramos ser patriotas. Tanto patriotismo no cabe en un solo bote.
La patrona es políglota, por eso tiene tantos buenos amigos. Los míos… los míos saben un montón de cine.
Simplemente decir que ha pesar de su buena factura técnica, el film resulta a ratos profundamente aburrido. Su simplista guión falla sobretodo en algunos diálogos y en crear situaciones y problemáticas absurdas.
No se vosotros, pero si yo tengo que consultar el reloj de un prisionero dormido, le despierto, le cojo el reloj y lo miro. ¿Fácil no? Pues al parecer no. Parece ser que es más razonable pedirle al negro de turno –que casualmente había sido ladrón tiempo atrás según se nos cuenta- que se lo robe mientras duerme, y así poder entablar una absurda discusión que deja patente que el negro de turno a pesar de ser ladrón y tal es decente.
Y por encima de todo, el mayor fallo del film está en el mensaje que esconde con respecto al por aquel entonces rival en la guerra. Y es que presenta a los nazis como seres malvados. No es ninguna novedad, es cierto, pero cabe señalar que en la mayoría de los films en que se retrata a los nazis, se les presenta en su conjunto como los malos, lo cual es razonable, pero suele haber un momento para humanizarlos y hacer ver que entre tantas atrocidades y vileza, existían seres humanos, soldados que esencialmente cumplían ordenes y que no tenían que ser necesariamente hombres que: solo piensan en matar. Esa dimensión humana de los soldados alemanes es la que se hecha en falta aquí, que contrasta además con las continuas discusiones sobre como actuar correctamente que mantienen a lo largo del film los buenos patriotas americanos.
Y es que ante la variedad de comportamientos adoptados por los personajes americanos, entre los cuales se incluyen rencor y odio hacia el enemigo, es cierto, la película nos presenta un único sentimiento compartido por los dos personajes nazis que aparecen, la bajeza.
Un par de líneas de texto, pronunciadas por personajes americanos, destacar que ninguna de ellas obtiene replica de ningún otro personaje:
Lo ven, no se les puede tratar como a seres humanos, hay que exterminarlos a todos
Solo piensan en matar, ¿qué se puede hacer con gente así?
Sí, ya sé lo que pensais… qué si Vértigo, qué si Los pájaros, Psicosis… pues permitidme un consejo… pensad en verde, o pensad mejor. Es su mejor película y desde luego no para sibaritas o entendidillos con gafas de pasta gruesa. La vi con diez años y al meterme en la cama todavía podía ver la cara del alemanote remando en el bote de salvamento. No creo que fuera muy sibarita por aquellos tiempos, aunque vaya usted a saber. El guión se gestó en doce meses y gracias a dios que Heminguay (Ernesto para los colegas) se negó a adaptar la obra.
Náufragos nos ofrece la excelente actuación de Talulah Bankhead, una actriz que no había destacado mucho salvo en obras teatrales. En un principio el eje de la obra pivotaba sobre el soldado alemán, pero la buenísima interpretación de la actriz desvió convenientemente la atención de la obra. Hacinados en un bote de pequeñas dimensiones el director logra imprimir un ritmo vertiginoso que el espectador sigue con interés gracias a las innegables dotes de Hitchcock para transmitir incertidumbre.
Es un planteamiento original para la época y aunque nada tenga que ver con La ventana indiscreta, lo cierto es que Hitchcock es un maestro creando tensión y suspense en lugares fijos. Y encima Náufragos carece de banda sonora, tan sólo el camarero negro irá tocando la flauta en breves escenas. Película intensa, trágica, conmovedora y frívola en alguno de sus pasajes. Fotografía inmensa como el mar que azotará a nuestros amigos en su viaje hacia una supuesta salvación. Y hasta llegar allí, pasarán por nuestras retinas: besos, ejecuciones, rescates, amputaciones, sed, tormentas, póker, traición, etc. etc.
A pocas películas en la Historia del Cine se les ha sacado tanto partido como a Náufragos. De Alfred Hitchcock, claro. 9.6
Encanto… morir juntos es más íntimo que vivir juntos.