Nameless Gangster
Sinopsis de la película
Años 80. Ik-hyun (Choi Min-sik), un funcionario de aduanas corrupto, está a punto de ser despedido. Al intentar dar el último golpe, vendiendo una bolsa de heroína, entra en contacto con un importante jefe mafioso de Busan. Enseguida se gana su confianza, y los dos unidos llegan a convertirse en los amos de la ciudad. Pero, cuando en los años 90 el gobierno declara la guerra abierta contra el crimen organizado, empiezan a aparecer grietas en su relación.
Detalles de la película
- Titulo Original: Bumchoiwaui junjaeng (Nameless Gangster: Rules of the Time)
- Año: 2012
- Duración: 133
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Opinión de la crítica
Película
6
39 valoraciones en total
Una muestra más del efectismo y sobriedad del cine asiático, muy centrado últimamente en el mundo de la mafia. Dos estrellas del star system coreano, Choi Min-sik y Ha Jung-woo, brillan en una batalla escénica que gana aquél que se antepone el histrionismo y al que se fuma más rápido el eterno cigarrillo que se consume a lo largo de sus dos horas de metraje. Factura técnica impecable y desparpajo visual contribuyen a que la falta de ritmo y un guión flojo queden disimulados dentro de la totalidad de la obra.
Un par de escenas para el recuerdo y momentos impactantes en esta irregular pero funcional película coreana que tiene su principal defecto en la excesiva influencia americana. En un tipo de cine que si gustaba a sus seguidores era por su poca convencionalidad respecto al producto que mamamos desde occidente, los calcos a Scorsese molestan más que sorprenden.
Corea del sur. Gángsters. Min-sik Choi. Muy mal se tienen que dar las cosas para que con estos ingredientes salga una mala película. No es el caso. Nameless Gangster es un thriller en toda regla, una historia basada en hechos reales que cuenta el ascenso al poder de Choi Ik-hyun, un pobre diablo con ecos de Walter White que se mete en la mafia coreana gracias a su abultada agenda de contactos. Sensacional el personaje y sensacional la interpretación de Min-sik Choi, un actor portentoso.
El film es un gran retrato de la Corea de los 80 y de una sociedad con unas instituciones corrompidas, donde la ley y el crimen organizado se dan la mano. Pausada pero intensa, sin artificios ni pirotecnia. Una gran película.
Lo mejor: un Min-sik Choi estelar.
Lo peor: su metraje es un pelín excesivo.
La producción surcoreana más ambiciosa en muchos años es un retrato a través del tiempo de dos gangsters del país interpretados por Ha Jung-woo (The Yellow Sea) y Choi Min-sik (el inolvidabe Oh-daesu de OldBoy), una película de altos vuelos que a modo de crónica refleja el mundo criminal desde varios puntos de vista, titubeando con el género para ofrecer algo más cercano a El padrino (por buscar el referente y los nexos familiares) que otras cintas gangsteriles (occidentales o asiáticas) como podría ser el díptico Election de Johnnie To. Quizá sea este enfoque el que hace que la película, pese a su fantástica factura, termine por no alcanzar todos sus objetivos por abrazar un tono que sólo le permite despuntar en momentos individuales.
Sus dos interpretaciones principales son soberbias, sin ninguna pega posible, pasando ambos personajes por todos los estados posibles y saliendo airosos en cualqueir situación. Min-sik, que prácticamente volvía a la interpretación con este papel vuelve a demostrar su fuerza en pantalla, su magnetismo, mientras que Ha Jung-woo se asienta como una de las estrellas jóvenes con más futuro tras deslumbrar en la memorable The Yellow Sea . La película se beneficia pues de estas herramientas para crear una narración que inicia como otras (desde la clandestinidad) hasta recogerse su ascenso a la cúpula criminal, altibajos y momentos de gloria, para ir convirtiéndose poco a poco en un thriller más convencional con infiltrados, engaños y otro tipo de tejemanejes tan habituales del género.
Buen trabajo de dirección por parte de Yun Jong-bin para un filme estimable aunque algo disperso, que con más concreción (sus más de dos horas se antojan excesivas para lo que finalmente cuenta) o más fuerza en el relato podría considerarse una de las grandes películas de gangsters surgidas en los últimos años en Corea del sur. Así, queda solo como una propuesta muy digna, estimable y de merecida visión, pero que no deja una huella imborrable ni parece particularmente memorable. Sólida, sí, pero en unos años nadie se acordará de ella.
Siendo sincero, la película ha estado bien, normalita, pero tampoco es para tirar cohetes, y es que aunque tiene algunas cosillas buenas, tiene otras más desastrosas que le hacen perder mucha calidad.
En resumen la película trata de un hombre que pasa de trabajar en la aduana de un puerto, donde con sobornos y demás conseguía para vivir, a convertirse en un medio gangster donde se aprovecha de su apellido y conocidos para labrarse un camino provechoso junto con la ayuda de un medio sobrino gangster auténtico. Como se ve, la trama a priori parece interesante, siempre y cuando los elementos a mostrar sean los apropiados, pero en este caso tiene sus fallitos.
Empezando por la duración, es algo excesiva, y aunque las películas coreanas muchas pecan de un excesivo metraje, a esta le pasa igual, y es que existen una media docena de escenas sobrantes o alargadas innecesariamente, que lo único que consiguen es que el ritmo decaiga.
Acción, la justa, es más trama que otra cosa. Un poco más de peleas o más violencia no hubiera venido mal, hubiera sido más atractiva, y es que aunque la trama principal se trate de cómo el protagonista consigue llegar hasta donde está sin el uso de la violencia, algunas licencias se podía haber tomado el director, ya que la película no es Informe Pelícano, si no Nameless Gangster, y por título no quedarse en un grupo de amigos con un bate de béisbol haciendo aspavientos y diciendo malas palabras.
Si hablamos de actuaciones, el protagonista Choi, curiosamente tiene mismo apellido que el protagonista de la película, y conocido por su gran actuación en Oldboy, como el secundario Ha Jung-woo son los que se salvan, pero lo que son demás secundarios y los extras están muy mal cogidos por casting, ya que en vez de ser gangster, parece universitarios con resaca y policías parecen colegas de trabajo en una fábrica de ladrillos, donde el fiscal ostenta el cargo de tragapanes.
En fin, podría haber sido mucho mejor, esos fallitos la desdibuja mucho y es que las malas elecciones consiguen hacer chapucillas, aún así, se deja ver una vez que empiezas a verla, la pena es su falta de ritmo y que seguramente pasado unos meses no la recuerdes del todo.
Yun Jong-bin nos presenta Nameless Gangster, una película sobre la mafia con ambientación ochentera que transcurre entre los años 1980 a 1990. Concretamente, nos cuenta los acontecimientos que vive nuestro protagonista Choi Ik-hyun (Choi Min-Sik) durante estos años, empezando como funcionario corrupto de aduanas.
A pesar de la duración de la película, la trama te mantiene enganchado todo el tiempo. La película empieza con pequeños toques de comedia entre los agentes de aduanas y a medida que avanza la trama va cogiendo un aire mas serio.. La película no innova en referencia al género, ni tiene esos giros de guión que nos dejan con la boca abierta y los ojos de sapo, mayormente porque se ven venir, pero tampoco le hace falta para mantenernos enganchados, gran culpa de ello es la actuación de Choi Min-Sik.
Plantel de actuaciones espectaculares a nivel general, a destacar los ya de sobras conocidos Ha Jung-Woo (The Yellow Sea, The Chaser..) y, para mi el mejor actor coreano Choi Min-Sik (Old Boy, I Saw the devil) que sin duda esta película no hubiese sido lo mismo sin su presencia.
Probablemente el mejor Thriller coreano de este año.