Mowgli: La leyenda de la selva
Sinopsis de la película
Trata sobre la educación de Mowgli, criado por una manada de lobos en las selvas de India. Mientras aprende las reglas, a menudo complicadas, de la jungla. Bajo la tutela de un oso llamado Baloo y una pantera llamada Bagheera, Mowgli llega a ser aceptado por los animales de la jungla como uno más de ellos. Por todos menos uno: el temible tigre Shere Khan. Pero puede haber peligros mayores acechando en la jungla, cuando Mowgli se enfrenta a sus orígenes humanos.
Detalles de la película
- Titulo Original: Mowgli: Legend of the Jungle
- Año: 2018
- Duración: 104
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Opinión de la crítica
Película
5.7
99 valoraciones en total
La historia de Mowgli, también conocida como El libro de la Selva, es una trama que ha sido adaptada ya en múltiples ocasiones. En este caso, Mowgli: La Leyenda de la selva es una versión del libro de Kipling, no de la película de Disney de 1967. Sin embargo, para esta crítica creemos necesario establecer ciertas comparaciones iniciales entre la versión estrenada en Netflix (adquirida a su vez a Warner Bros) y la que estrenó Disney en cines en 2016, ya que se trata de la adaptación más reciente.
Ambos largometrajes comenzaron su campaña de marketing con muy poco tiempo de diferencia, y todo apuntaba a que iba a tratarse de películas gemelas (películas con la misma trama o con bases muy similares que se estrenan en el mismo año o con pocos meses de diferencia), sin embargo, se decidió posponer el estreno para lanzarlo en la plataforma de streaming. En nuestra opinión ha sido un acierto, porque nos hemos quedado con un buen sabor de boca.
En Mowgli: La leyenda de la selva nos mostrarán una historia basada en el realismo, tanto en lo que respecta a la faceta animal como a la humana, pues ambas están explotadas hasta sus más oscuros matices. Los animales se tratan como bestias, se muerden, se golpean y no tienen reparos en iniciar una buena pelea si la situación lo requiere. Por su parte, en la aldea humana vemos una estructura social definida, en la que por supuesto hay cabida para la codicia, pero también para la tolerancia y la integración, sin olvidar la sutil presencia del hombre occidental en la India.
A nivel técnico, presenta detalles que nos parecieron dignos de mención y que, en nuestra opinión, ensalzan el conjunto de la cinta. Por un lado, la estupenda interacción del cuerpo de Mowgli con el de los animales. Han puesto mucho mimo en que el contacto entre el chico y la distinta fauna de la selva sea muy, muy natural, apenas notamos el CGI en estos momentos, y el chroma es casi imperceptible. Con Serkis a los mandos, no podía ser de otra forma, conociendo su predilección (y la de Cumberbatch) por las capturas de movimiento.
Han optado por unos animales sucios, heridos, con muecas que distan de considerarse bonitas o adorables, pero que guardan mucha carga expresiva a nivel humano, gracias a los ojos y a la estructura de la boca y la mandíbula, que si bien los acerca a un espectro más antropomórfico, nos ayuda a empatizar con ellos más rápidamente.
Por su parte, el personaje de Mowgli esconde mucho más de lo que parece en un principio, y nos lo hacen saber gracias a pequeños gestos casi involuntarios, que salen a relucir cuando sus desarrollados instintos animales colisionan con su parte humana. Por ejemplo, no termina de decidirse si correr a cuatro patas como los lobos o hacerlo sobre las piernas como los humanos, destilando una continua frustración con la que deberá aprender a lidiar.
Una de las principales diferencias con la versión que muchos conocemos es la ausencia de canciones, así que no escucharemos el mítico Busca lo más vital, pues eso ya se recoge en la adaptación de Disney. Sinceramente, no nos hizo falta, creemos que el tono adulto que le dan dado a esta versión está muy bien llevado, alejándonos de la idea de una película más enfocada al público infantil, y recordándonos a una buena historia de aventuras.
Destacamos un par de pequeñas sorpresas argumentales, inesperadas y bastante duras que nos gustaron especialmente, así como el sentimiento de respeto por la vida que nos muestran desde los primeros compases: No matar si no es por necesidad, acompañar al alma del animal que muere… son detalles que aportan mucho a la trama general, al igual que la importancia de las leyes de la selva, muy presentes en todo momento.
Como producción, tal vez se encuentre un paso por detrás de la adaptación de Disney, que por cierto ganó el Óscar a los Mejores Efectos Especiales, pero a nosotros nos ha llenado mucho más como historia y como conjunto.
Eso sí, recomendamos visionarla en V.O.S.E por dos razones de peso: Primero, por el excelente reparto de voces que nos regala, entre las que podemos encontrar a Cate Blanchet como Kaa, Benedict Cumberbatch como Shere Khan, Christian Bale como Akela o el propio Andy Serkis, que además de dirigir la cinta, le pone voz a Baloo. Y segundo, por la buena implementación del sonido ambiente en las conversaciones entre los animales. Notamos cierta lejanía en las voces en español, casi destilaba el tufillo a película de sobremesa. A pesar de utilizar a los dobladores en español de los actores ya mencionados, no terminaba de llegarnos la fuerza de las líneas de diálogo, como si estuvieran solapadas sin demasiado cuidado.
En definitiva, buen plan para una tarde de sofá, peli y manta. Bien llevada, con un ritmo interesante y dinámico, además de contar con unos planos generales de paisaje bastante llamativos.
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Cuando ví que era una película de Netflix (a medias con la Warner) pensé que no iba a estar a la altura de la última adaptación de El Libro de la Selva, pero para mí sorpresa y en mi opinión la supera en muchos apartados. Aunque no en todos. Ofrece una historia algo más dura, algo más realista tal vez, y si bien no es un portento en caracterización de los personajes, cumple sobradamente en este apartado también. Recomendable sin duda alguna.
Siempre me ha dado la impresión de que, entre todas las historias de hombre contra la naturaleza alguna vez escritas, El Libro de la Selva es la más difícil de cuadrar en ninguna parte.
Desde el primer momento que al cine le dió por mirar en su dirección se podría decir que fue la alternativa juvenil a Tarzán, pues la inmortal versión de Disney posibilitó centrarse en animales charlatanes, tutores o salvajes, enseñando a un niño que a fin de cuentas no lo pasaba tan mal en la selva, con el enfoque perfecto para dar lugar a varias buenas aventuras familiares posteriores.
Pero en el libro de Rudyard Kipling sobresalían la brutalidad y la ley del más fuerte, con un omnipresente peligro animal casi desaparecido si no fuera por el tigre Shere Khan.
Mowgli: La Leyenda de la Selva, por fin, es la adaptación sin compromisos que pedía el clásico original.
Una que olvida los lugares comunes e imágenes preestablecidas, acercándose al bosque frondoso como si nunca le hubiéramos perdido el respeto que le teníamos. Porque existe la muerte en este rincón perdido de la India, mucho más que en cualquier otro lugar, y los animales parlantes la aceptan y razonan como una inevitable consecuencia repentina aparejada a cada una de sus vidas.
Algún día dejarás de respirar porque un depredador más fuerte te habrá dado caza, pero hasta la presa más frágil se merece el respeto que da una despedida honorable: eso aprende Mowgli, cuando Bagheera le dice que no aparte la mirada, para que el alma no se vaya en soledad.
El niño criado por lobos de la manada vive en constante peligro, no se cortan de recordarnos, pues siempre aparece un cadáver ensangrentado como mal augurio de su indefensión, o la musculatura del imponente Shere Khan se tensa ante la oportunidad de clavarle los dientes al cuello… pero mientras esté protegido por la Ley de la Selva, nada podrá amenazar su valiente ingenuidad.
Sin embargo, es magnífico poder darse cuenta, gracias a un meticuloso trabajo de captura de movimiento animal con rasgos (y sobre todo ojos) humanos, que Bagheera y Baloo cruzan miradas de cautela cada vez que el pequeño cachorro piensa ser más fuerte de lo que es. Y como, poco a poco, no son solo la infecta hiena Tabaqui y el temible tigre quienes le recuerdan su verdadera naturaleza, sino también su madre loba y el líder Akela, preocupados por su inseguridad, pero sobre todo por el instinto humano que ya le empieza a asomar, al apoyarse en el insecto que llaman fuego. No se puede forzar que un niño ande siempre a cuatro patas, al igual que la Ley de la Selva algún día se tendrá que inclinar ante el instinto carnívoro.
Andy Serkis, como ya hiciera la novela original, convierte el conflicto en un asunto político: parecíamos ser mejores de lo que dicta nuestro código animal, pero la vida salvaje requiere unas exigencias reñidas con la inocencia y la debilidad, por muy momentáneas que sean. Mowgli debe ser uno de nosotros, a cualquier precio, cuanto antes, aunque le duela discuten el oso, el lobo y la pantera, tres animales experimentados en la crudeza, borrando la barrera de fantasía infantil mediante infografía prodigiosa y dándole al relato un sabor distintivamente adulto, que no por ello deja de recordar al aprendizaje que cualquier niño haya tenido (una escena así entre tres actorazos creyéndose poderosos depredadores de la selva no te la aguanta otra de las versiones anteriores ni de casualidad).
Lo cierto es que el niño de la selva se esfuerza, se entrena para formar parte de la manada… y parece que nunca llega.
Pequeños brotes de carácter irascible, esos que todos hemos tenido creciendo, le frenan para convertirse en el animal que le habían dicho que iba a ser. Y al otro lado del río, en la aldea del hombre, le es imposible reconocerse en nadie.
Al contrario que otras versiones, que retrataban el fin de la infancia cuando Mowgli abandonaba la jungla, aquí la cuestión carece de respuesta fácil cuando sus tutores se han visto obligados a mentirle en sus capacidades, siempre con la esperanza de que el futuro permitiera limar las asperezas de su naturaleza humana, todo para no despertarse del bello sueño de cariño que le tienen a ese cachorro accidental.
Los sentimientos más sinceros e irracionales ya se colaron entre la Ley de la Selva, y de la misma manera ninguna formalidad hará que Shere Khan renuncie a la presa que le llama.
Entre familias, con todo en contra, Mowgli con su sola existencia desafía las creencias de ambos sistemas decadentes, que se han estado comiendo mutuamente para tratar de imponerse (el cazador se cobra sus trofeos de marfil, la selva arrinconada se revuelve y ataca de vuelta).
Una condición de la que él no es consciente, algo que solo la antiquísima Kaa podría desvelarle como guardiana de siglos depositados en la vegetación, hasta que tras haberse acercado a los dos se da cuenta: los animales que le rugen no se diferencian demasiado de los humanos que le gritan. Ambos lados del río cuentan con sus maravillas, con sus atrocidades, e incluso con sus propios depredadores.
Ser hijo de ellos es una responsabilidad gigantesca, pero precisamente por eso puede y debe imponerse a siglos de tradición restrictiva, que solo sirve para que los buenos de corazón sufran la crueldad de astucias animales o garras humanas.
Teníamos que volver a abrir este libro de la selva.
Porque Mowgli éramos todos y hasta ahora no me había dado cuenta.
Mowgli es una película con un enfoque muy refrescante y mucho más crudo, es una historia sobre la pertenencia de Mowgli y sobre lo que puede llegar a representar. Es una película sobre cómo encontrar tu lugar y proteger lo que quieres al mismo tiempo.
Audiovisualmente es preciosa, muy bien cuidada y trabajada. En los combates se hacen notar cada herida, cada rasguño, cada secuela física de cada ataque y, sin ser gore, no tiene miedo a mostrar la sangre que sale de las heridas. Simplemente es una película auténtica y sólida, simplemente es natural como la ley de la selva.
El ritmo está bien, podría ser más dinámico pero la película es sólida y el interés se mantiene a lo largo de todo el metraje. Está genialmente dirigida y las interpretaciones son muy buenas.
El clímax, en consecuencia con el tono general, es más crudo y más duro en general, pero es un desenlace que nos deja satisfechos como espectadores y nos habría satisfecho si se hubiera tenido que pagar la entrada de cine en lugar de simplemente verla en nuestra cuenta de Netflix.
¿La recomiendo?
Sí, es una gran opción de entretenimiento en tu Netflix. Lo único, si eres alguien que lo pasa muy mal viendo a animales pelear en una película… pues tal vez no sea la más adecuada como ya habrás podido suponer.
Hace apenas un par de años, Disney nos trajo un remake live action de su clásico El Libro de la Selva , y hoy tenemos Mowgli , adaptación del clásico de Rudyard Kipling. Es obvio que esta película va a sufrir todo tipo de comparaciones con la peli de Disney de hace dos años, y muchos la criticarán diciendo que no era necesaria una nueva adaptación. No obstante, se debe saber que esta película es una adaptación directa del libro de Rudyard Kipling, mientras que la película de hace un par de años es una adaptación del clásico de Disney de la película de dibujos animados, que tiene las licencias típicas que la Disney se toma siempre en sus adaptaciones de animación. Es por ello que, antes de criticar a esta película por ser una copia , que sepan eso. Esta película no tiene nada que ver con la de la Disney, es completamente distina, incluso hay personajes que no salen en la otra, mientras que en la de Disney hay personajes que en esta no salen. También debo decir que voy a evitar entrar en comparaciones con la cinta de 2016 en la mayor parte que pueda. Bien, una vez aclarados estos puntos, vamos con la crítica:
Me parece una película distinta a lo que probablemente todos esperábamos. Es una película sombría, que muestra la crudeza de la vida. La aceptación de los demás a pesar de ser distintos, y también trata la búsqueda que todos tenemos en esta vida: encajar. Todos buscamos siempre nuestro lugar en el mundo, y Mowgli explora esa sensación. El protagonista, criado entre lobos y otros animales de la jungla, sabe que es humano, pero tampoco quiere vivir con ellos. Le da miedo aceptar su realidad, y eso es lo que hace que en múltiples ocasiones el personaje busque su lugar en el mundo, el sitio idóneo donde deba encajar.
Encontramos también en esta película un enfrentamiento entre el hombre y la naturaleza. Vemos el daño que el hombre es capaz de hacer, cómo su afán por conquistarlo todo acaba por destruir la belleza que en nuestro planeta habita. Los animales de la cinta lo saben, saben que el hecho de tener a Mowgli entre ellos es un peligro constante hacia la selva, pues los humanos al fin y al cabo son peores casi que los propios animales.
Debemos mencionar también el excelente trabajo de efectos visuales. Si bien es obvio que son hechos por ordenador, los animales tienen en su mayoría miradas muy humanas. Aunque hay que reconocer que a veces chirría un poco, pero en general creo que son unos efectos especiales más que dignos. Mención especial a los ojos. Es increíble los ojos de los personajes animales de la película. Se nota que detrás de la captura de pantalla hay seres humanos reales, los ojos les delatan. Es increíble reconocer los ojos de Christian Bale a través de los ojos de la pantera Bagheera, o los del propio Serkis en los ojos del oso Baloo. O el mismísimo Benedict Cumberbatch, que representa de manera extraordinaria a Shere Khan. Un punto a favor de la película es su reparto: actores profesionales de talla mundial que saben muy bien lo que hacen. Recomendación: si queréis disfrutar de la película en todo su esplendor, ver la película en VOSE. El trabajo que hacen los Cumberbatch, Bale, Serkis o Blanchett (entre otros) es extraordinario.
La Warner fue muy inteligente al contratar a Andy Serkis como director de esta película. Quién mejor que él para dirigir a actores en captura de pantalla, pues es uno de los pioneros en utilizar este tipo de tecnología (todos recordamos al famoso Gollum en la trilogía cinematográfica de El Señor de los Anillos ) y siempre es recurrente en papeles de captura de pantalla. Lo dicho, una de las decisiones más inteligentes de cara a rodar esta cinta.
La película es un espectáculo visual constante, es poderosa y hermosamente hecha para la vista humana. Es una delicia enserio. Y es profunda. Es una película profunda que, a través de los puntos expuestos arriba, explora la propia naturaleza del ser humano, nuestro lado más animal y salvaje, y hace un viaje a través de nuestros propios sentimientos, y a veces es hasta cruel. Nos muestra el lado más crudo que podemos llegar a tener, y los miedos que tenemos muchas veces cuando no sabemos qué hacer en la vida. Cuando estamos perdidos y no sabemos bien cuál es nuestro lugar en el mundo. Es una película poderosamente profunda, más de lo que seguramente la gente se de cuenta.
Película recomendada. Sólo una última cosa. Aun a riesgo de repetirme, evitad ver esta película pensando en la del Libro de la Selva de hace dos años. Sólo así conseguiréis disfrutar de esta película en todo su esplendor.