Monsieur Batignole
Sinopsis de la película
París, 1942. Durante la ocupación nazi, el charcutero Edmond Batignole (Gérard Jugnot), un hombre tímido y de carácter más bien débil, se convierte en proveedor oficial del ejército alemán gracias a Jean-Pierre, el novio de su hija, un colaboracionista que delata a los judíos. Cuando los Bernstein, vecinos de los Batignole, son arrestados y sus bienes confiscados, el piso que ocupaban es cedido a los Batignole. Un día, mientras Batignole ofrece una fiesta en su casa a los alemanes, llama a la puerta un niño: es el pequeño Simon Bernstein (Jules Sitruk), que ha logrado escapar y vuelve a casa para reunirse con los suyos.
Detalles de la película
- Titulo Original: Monsieur Batignole
- Año: 2001
- Duración: 100
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Opinión de la crítica
6.6
44 valoraciones en total
Un retrato de la ocupación nazi distinto a los ya vistos hasta ahora: además de los malos malísimos, también se da alguna pincelada de cómo eran vistos los judíos hasta entonces por sus conciudadanos: llevan años viviendo aquí y ni siquiera nos han saludado tres veces . El drama de la incomprensión de un niño ante la guerra y su peripecia por encontrar a sus padres. También se aprecia la degradación moral a la que lleva cualquier guerra y en cualquier bando. Es una película completa: momentos de rabia, de tensión, de miedo, de ironía, de humor, de compasión. También de venganza y odio. La música no es gran cosa, pero cumple su cometido.
En cuanto al protagonista, Jugnot actúa exactamente igual que en Los Chicos del Coro: no sé si es porque el registro del personaje es el mismo o porque el actor sólo actúa de esa forma. De todas maneras, invita a la ternura.
Podría decirse que es un drama porque el fondo así lo es, pero esta película deambula por otros derroteros más cercanos a la comedia. No se basa en el típico dualismo buenos-malos propio de cualquier película relacionada con el nazismo. Ni unos sólo se dedican a destrozar al prójimo ni los del otro lado son héroes y bellísimas personas. Una película que se atreve a decir, que además de esos buenos y malos había muchos/as espectadores/as y mucha indiferencia. Algo tan interesante como esta cuestión, sin embargo, se queda bastante en la superficie, pero es probable que esa fuese precisamente la idea de quienes realizaron esta película.
Una vez más, otra película más sobre la que considero la atrocidad histórica más recurrente y repetitiva en la historia del cine. Como podrá desprenderse de esta primera línea, sí, es cierto, soy culpable del cansancio emocional que me producen las películas sobre el Holocausto judío, que, desde mi humilde opinión, se ha convertido ya en una apuesta segura si se quiere conseguir una buena opinión de la crítica.
Dejando a un lado el espinoso asunto de la temática, he de reconocer en este filme ciertos toques de gracia propios del cine francés que, en este caso, no consiguen salvar a «Monsieur Batignole» de un más que generoso «pasable».
Dirigida, coescrita y coproducida por Gérard Jugnot, protagonista de la obra. Se rodó en exteriores de Morteau, Bizot y Gras (Franco Condado, Francia) y en estudio. Obtuvo el César al mejor actor revelación (Jean Paul Rouve). Se estrenó el 6-III-2002.
La acción principal tiene lugar en París a partir del 15-VII-1942. Narra la historia de Edmund Batignole (Gérard Jugnot), un modesto charcutero francés, que vive con la familia (esposa, hija y novio de ésta) en la reducida trastienda del comercio que regenta, combinando ansias de supervivencia y tranquilidad con el clima de intimidación que imponen las fuerzas de ocupación. Gracias a su futuro yerno, escritor mediocre, colaboracionista de los nazis en la persecución de judíos, tiene la oportunidad de servir banquetes a los oficiales nazis y conseguir sustanciosos ingresos y beneficios extras. Su vida sufre un vuelco inesperado, cuando el hijo de uno vecinos judíos deportados, Simon Bernstein (Jules Sitruk), le pide refugio y protección.
La pelícua, dividida en dos partes, ofrece una descripción de la ocupación, sus protagonistas, métodos, veleidades, caprichos y de la crueldad con la que llevan a cabo detenciones masivas de judíos franceses. Los hechos que se exponen, aunque conocidos, no dejan de ser desoladores y perturbadores. Por otro lado, la obra ofrece una referencia superficial, evasiva y caricaturesca de la realidad del colaboracionismo, encarnado en Pierre Jean Lamour, incompetente, miserable y patético. En un tercer nivel se sitúa Edmund Batignole, ingenuo y de limitadísima inteligencia, interesado, enemigo de los compromisos y de los riesgos. Su comportamiento descontrolado aporta motivos adicionales de hilaridad. Cuando se cruza en su camino el pequeño Simon, listo, avispado, locuaz y manipulador, se entabla entre los dos una prolongada lucha de poder a poder (lo más interesante del film), de la que el niño sale vencedor una y otra vez.
La música es de aire festivo y alegre. Subraya la comicidad de la obra, la ingenuidad infantil de Simon, las inquietudes de Batignole, su exagerada hiperactividad y su incapacidad para resolver los enredos en los que se ve envuelto por debilidad e imprevisión. La fotografía es clara y rica en matices. Los tonos oscuros y sombríos de la primera parte estallan en un luminismo exultante hacia el tramo final del metraje. El guión opta por sazonar la crudeza de los hechos y la emotividad de los mismos con un exceso de amabilidad, dulzura y comicidad. Como consecuencia de ello la comedia prevalece sobre el drama. La interpetación de Jugnot es convincente y la de Jules Sitruk sobresaliente. La dirección, deudora de La vida es bella (1998), de Roberto Benigni, envuelve el drama en recursos empalagosos, gratos al público, cuyo favor persigue.
Película anterior a Los chicos del coro (2004), con la que comparte actor protagonista y guionista. Interesante y entretenida, aunque su opción por la dulzura y la comicidad le resta intensidad y emoción.
Paris, es la segunda guerra mundial y los nazis están exterminando los judios franceses. En medio de todo esto vive un Sr. llamado Batignole con el que aprendemos que a veces es mejor que el mundo estuviera lleno de tontos con buen corazón que de listillos que lo único que hacen es perder y hacer perder al resto de la comunidad con sus acciones en la vida. Y claro está, en una guerra estos seres son los que más daño pueden llegar a causar.
Una historia preciosa y llena de sentimientos. No hay que olvidar que la película está basada en hechos reales (por lo menos la historia de los niños).