Míster X
Sinopsis de la película
Lamarre, director de la Trust Chemical, en realidad es el jefe de una banda dedicada al tráfico de drogas a gran escala y que, actualmente, prepara una operación para la cual se asocia con dos gangsters. Verónica, su secretaria, se entera de los manejos de la empresa y a costa de su silencio le propone el matrimonio. Éste acepta y la envía a Madrid donde es asesinada, dejándole en la frente una X en rojo, señal característica de la mano de mister X, delincuente perseguido por toda la policía del mundo.
Detalles de la película
- Titulo Original: Mister X
- Año: 1967
- Duración: 90
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El cineasta toscano Piero Vivarelli (1927-2010) se sumó a la moda de películas inspiradas en cómics italianos para dirigir dos sucesivos proyectos, Mister-X en 1967 y la más popularizada Satanik un año después, ambas ciertamente irregulares, pero no por eso del todo desdeñables.
A raíz de la publicación de historietas impresas de carácter sexy-violento como Diabolik o Kriminal a mediados de los 60, brotaron decenas de imitaciones y/o variantes de la figura del antihéroe enmascarado enfundando leotardos, pero no tantas fueron llevadas a la pantalla como sabemos, y menos con un mínimo de interés.
En el caso del fumetto Mister X , de Bolzoni y Caminito, gozó de cierta repercusión en su periplo inicial en papel y eso despertó el interés comercial por llevarlo al celuloide. Vivarelli (o Donald Murray, como se prefiera), militante comunista tras la Segunda Guerra Mundial, se unió a la fiesta sin remilgos, entendiendo que se trataba de una producción sobre espías más, pero esta vez con disfraces.
Anunciado como Un fumetto giallo , lo cierto es que esta coproducción hispano-italiana no obtuvo ni el impacto ni la recaudación pretendida en su día, y tampoco con su más difícil todavía , la coetánea versión televisiva (de la que solo se acuerda YouTube), o incluso el recurso definitivo, el personaje de Mister X anunciando detergentes Dixan. En fin, todas relegadas al ostracismo con honores.
Volviendo a su versión fílmica, Avenger X como se le conoce internacionalmente, presenta al millonario Bob Rockson, ocho veces campeón del mundo de golf, retirado ya de su andadura criminal siendo Mister X, al que ahora se le acusa de un asesinato que no ha cometido, pues alguien ha suplantado su ya de por sí enmascarada identidad.
Por contra, George Lamar, presidente de una importante empresa química, trafica con drogas y hace tratos con la mafia para robustecer su economía, y claro, borra del mapa a quien intente destapar su trama, aunque se trate de una más de entre su grupo de sinuosas amantes. La horma de su zapato será, como seguro estaréis suponiendo, nuestro espigado y sagaz bandido, al que haciendo un esfuerzo muy importante, compararemos con Arsène Lupin.
La acción se trasladará a la isla de Capri, donde Mister X (el recientemente fallecido Pier Paolo Capponi, popular por intervenir en varios giallos, aquí más cool como Norman Clark) y su fiancée Timmy se colarán en la mansión que allí posee el magnate para chafarle los planes y de paso volverse a sentir importante, porque de eso se trataba, de desplegar toda su egolatría y aires de aristócrata pasado de rosca.
Lo más negativo de la cinta, por encima incluso de lo aburrida que llega a ser en muchos segmentos, es la falta absoluta de empatía que se siente hacia el hombre X, llegando casi al repudio. Si bien su personaje tiene puntos interesantes, como que sea un maestro del disfraz (el mayor acierto de todos), demuestre una crueldad sin límites o juguetee con el nihilismo, el problema venía ya de base.
Le falta tanto encanto y hay tan poco carisma en Capponi, que todo se hace plano y monótono. Con solo decir que pasan 40 minutos hasta poder verle en mallas o que la presencia de Helga Liné sea casi anecdótica (aquí como miembra del harén del magnate), son claros síntomas.
Tampoco ayuda el obsesivo empeño del cineasta en mostrar planos entre objetos (esculturas, helicópteros, árboles…), pues parece más un ejercicio de embeleso personal que una herramienta para enriquecer la obra, llegando a hastiar en algunos puntos concretos.
La escasez de violencia, sexo o sentido del humor adolecen todavía más su visionado, y tan solo pequeños destellos de entre toda esta maleza fílmica recompensan nuestro tiempo. De entre ellos, los citados disfraces de X, como la máscara a lo Misión Imposible o el delirante momento como forense, secuencias más o menos originales (el intercambio del funicular o la horripilante muerte en la lancha), algunas frases lapidarias o el desfile de bellezas que conlleva, además de un par de localizaciones míticas.
Sea como sea, este flojo fumetto nero (uno de los más difíciles de encontrar en condiciones óptimas) con un protagonista tan remilgado, escuchimizado y sosaina como éste, no constará entre los mejores de su género, pero sí aporta su granito de arena a tan entrañable movimiento sobre enmascarados. O al menos a mí me lo parece.
JESÚS ÁLVAREZ (SOSPECHOSOS CINÉFAGOS)