Mister Lonely
Sinopsis de la película
En París, un joven americano (Diego Luna) que trabaja como imitador de Michael Jackson conoce a una imitadora de Marilyn Monroe (Samantha Morton), que le invita a Escocia, donde ella vive con un imitador de Charlie Chaplin (Denis Lavant) y su hija, Shirley Temple .
Detalles de la película
- Titulo Original: Mister Lonely aka
- Año: 2007
- Duración: 112
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Opinión de la crítica
Película
6.3
62 valoraciones en total
Harmony Korine regresa ocho años después, (Julien Donkey-Boy) con Mister Lonely.
Se estreno en Cannes, estuvo en Sitges, Festival Internacional de Cinema de Catalunya.
¿Quién no se ha sentido alguna vez así, solo y hueco como el tronco de un árbol?
La única de las cuatro de Korine que rompe su estilo habitual.
Samantha Morton emula a Marilyn con glamour y sencillez.
Bonita y triste canción inicial de Bobby Vinton.
El rodaje tuvo lugar en Highlands (Escocia), París y Bocas del Toro (Panamá.)
¿Me ha gustado Mister Lonely, lo último del ex-enfant terrible Harmony Korine? Sinceramente, no lo sé. Marcianada de estilo depurado -a ratos hasta preciosista- que contrasta con sus anteriores trabajos de estilo desaliñado y radical, aunque comparta con Gummo y Julien Donkey-Boy el retrato de la marginalidad y el desarraigo. Mister Lonely es un melodrama sobre la identidad, la pérdida, la soledad, la fe… Todo a través de la mirada de un grupo de imitadores de estrellas devenidas en supernovas, de monjas que emprenden auténticos vuelos de fé (textualmente) y con Bobby Vinton sonando mientras un Diego Luna ataviado de Michael Jackson (mascarilla incluída) pilota a cámara lenta una mini-moto. ¿Hilarante? ¿Desoladora? ¿Intensa? ¿Fallida? Lo dicho: desconcertante.
Mister Lonely podría haberse convertido en una película de culto o más vigente con la muerte de Jackson. No ha sido así. Sigue quedando como un pequeño objeto no identificado dentro la filmografía de su cineasta y del propio cine independiente americano. Construida sobre diferentes episodios con nombres de canciones del propio Michael Jackson (‘Man in the mirror’, ‘Beat it’, ‘Thriller’ y ‘You are not alone’) que pretenden construir un discurso sobre el estado anímico y emocional del protagonista.
Se habla de la identidad como milagro, de un juego de espejos con dobles de carne y hueso. Los caminos del señor obran de forma misteriosa y un pequeño ejército de replicantes y copias nos ayuden a entender el original. La doble de la Reina lo dice al publico en la despedida ‘del mayor espectáculo del mundo’: «Sin ustedes, no seríamos nada. Nuestro objetivo, como siempre que actuamos, es entretener y buscar la belleza que es la vida el esplendor y la poesía de todas las cosas. Y recuerden que no hay alma más verdadera que la del imitador. Porque vivimos a través de otros para mantener vivo el espíritu de lo maravilloso.»
En un mundo de copias el original pierde o gana valor. La copia de lo desparecido como icono y reclamo histórico pero siempre es necesario el espectador que observe aquello que dice ser único. Cuando algo queda explotado y expuesto completamente deja de serlo y muere porque no hay ningún halo de magia en la repetición. ¿O tal vez sí? Harmony Korine utiliza dos líneas narrativas paralelas: la no principal, por el anonimato, habla sobre un milagro y la ironía de la vida mientras que el reclamo de las peripecias de esas otras personas que nunca llegaremos a conocer atrapadas en Marilyn y Michael nos desvelan cierta mitomanía por la perpetuidad: una estrella muere en el cielo cada noche, y cada mañana nace una nueva. Pero espera a la noche para que pueda volverse a ver.
La película es soportable en su primer cuarto de hora, cuando aún mantiene la coherencia narrativa con la ciudad de París de trasfondo. La escena inicial, con la imagen ralentizada de Michael Jackson surcando en minimoto un circuito al son del Mr. Lonely de Bobby Vinton (autor también de la famosa Blue velvet) consigue captar nuestra atención y abrir el apetito mental del espectador. Ver a Diego Luna bailando como Jacko entre los viejecitos de un asilo logra transmitir al unísono unas dosis de humanidad, patetismo y comedia difíciles de plasmar con palabras. Todo lo que vemos nos hace recapacitar acerca de si el protagonista tiene algún trastorno de personalidad o quizá vive apartado de la realidad en un mundo paralelo.
Después, tras el viaje a Escocia, la película se desintegra y deriva en un indecoroso sinsentido. La puesta en escena del grupo de imitadores encierra supuestamente un mensaje que por la decadencia del film el espectador ya no se muestra propenso a descifrar. Sin tener ninguna relación aparente, hace rememorar por su histrionismo y labilidad emocional al grupo de alienados de alguien voló sobre el nido del cuco. Mención aparte merece el relato paralelo de las monjas voladores, que permanece ajeno al discurrir de la trama principal como si de una cuña publicitaria se tratara.
El único motivo pues, para permanecer aferrado a la pantalla, es la reputación de su director, Korine, pero esta vez el outsider de la industria cinematográfica nos ha engañado, nos ha vapuleado, nos ha robado una hora de nuestra existencia y como contrapartida nos ofrece tan solo una mano abierta y vacía.
Film que muestra qué devastadora puede ser la soledad y la incomprensión, a través del retrato de un grupo de personas en su constante búsqueda de la felicidad como valor para la vida, mediante la empatía y la solidaridad. Delicada y tierna como una pequeña obra de orfebrería, la fotografía y la alternancia de secuencias de distinto tono nos hacen pasar por distintos estados de ánimo a lo largo de su hora y media. Otra joya del incomprendido enfant terrible Korine, siempre dispuesto a mostrarnos críticamente la pérdida de valores de la sociedad actual y el maravilloso refugio alternativo de las relaciones sinceras y espontáneas de un grupo de personas que no esperan nada del futuro y mucho del presente.