Misión temeraria
Sinopsis de la película
Durante la II Guerra Mundial, cuatro soldados americanos llegan a una isla japonesa con una delicada misión: rescatar a un infiltrado francés, portador de una información crucial. De los cuatro soldados, tres mueren en una emboscada. El soldado superviviente, junto al espía francés y su hija, deberán cruzar la isla, una densa y peligrosa jungla, para llegar al barco que les aguarda.
Detalles de la película
- Titulo Original: Beachhead
- Año: 1954
- Duración: 90
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Opinión de la crítica
Película
4.9
76 valoraciones en total
Endeble, oscura, densa, absurda, intrigante, mediocre y decepcionante producción bélica, que no resulta convincente, ni verdaderamente emocionante.
Durante la II Guerra Mundial, cuatro soldados americanos llegan a una isla japonesa con una delicada misión: rescatar a un infiltrado francés, portador de una información crucial.
La película tiene un comienzo prometedor y atractivo, pero a medida que avanza su desarrollo, cae en algo previsible, denso y parsimonioso..
La personalidad y la relación de los personajes protagonistas, queda presentada con claridad y su evolución, no llega a sorprender, ni a resultar convincente.
Los intentos por dejar espacio para una trama romántica en pleno conflicto, se convierten en el talón de Aquies de la bien denominada, Misión temeraria.
Los responsables de la película no consiguen dar forma y coherencia a una trama de intrigas bélicas que peca de forzada, previsible y absurda.
Misión temeraria, queda como una prometedora e insulsa producción bélica.
Muy floja cinta bélica la dirigida por Stuart Heisler donde una patrulla de marines, después del infierno de Guadalcanal, se encuentran en otra isla del archipiélago infestada de japoneses, que han preparado una trampa mortal para los marines que desembarquen, trampa descubierta por un francés que sobrevive en su plantación junto a su hija.
Batiburrillo de sentimientos, reproches y remordimientos que no llevan a ningún sitio, y mucho menos la historia de amor y celos que adorna una cinta que sólo se salva por la belleza de Hawaii y sus parajes de ensueño.
Insulsas interpretaciones de Frank Lovejoy y Tony Curtis, donde sólo destaca Eduard Franz en su conciso papel.
Deficiente, 3.
Estimulante cinta de guerra con chica incluida que los siameses no la han votado, están muy atareados con el noir y no tienen tiempo para más. Tony Curtis se pasa más de media cinta cabreado y eso le da aire de misterio que da al personaje un aire de fatalidad, Frank Loveyoy tiene una carga muy grande después del desastre de Guadalcanal y eso se nota en su cara. Stuart Heisler aporta su granito de arena para que la cinta no decaiga en el telefilme y deje muy buen sabor de boca. Y lo estimulante es que los japos muerdan el polvo.
Un film apreciable de Stuart Heisler, aunque no sea de lo mejor de este director -para entendernos, La estrella (The Star, 1952), un film que me parece infravalorado, es para mí de lo mejor de Heisler- y que fue rodado en Kauai, Islas Hawaii. Stuart Heisler toma un argumento un poco trillado ya entonces -los avatares, más o menos dramáticos y heroicos, de una patrulla estadounidense en terreno enemigo, en la isla melanesia de Bougainville, o en una isla más pequeña vecina a ésta, durante la Segunda Guerra Mundial y poco después de la batalla de Guadalcanal, en la cercana isla de Guadalcanal- y lo convierte en una aventura con una considerable intensidad dramática, en la que los hombres se ven amenazados no sólo por sus enemigos, los soldados japoneses que ocupan la isla, sino también por sus miedos y debilidades -caso del personaje de Frank Lovejoy- y, además, por una naturaleza desconocida y hostil. La presencia del personaje de Mary Murphy, una francesa que vive allí, en la isla, con su padre, resulta lo menos creíble, lo más sujeto a una convención que decide que, en un conflicto fundamentalmente masculino, tiene que aparecer una mujer -y una mujer joven y hermosa, además- para que haya una posibilidad de romance con Tony Curtis.
Debía estar soñando el autor de esta novela y más todavía Stuart Heisler para pasarla a película. En plena guerra del Pacífico, un sargento y 3 soldados se internan en la isla que acaban de ocupar para realizar una misión de lo más increíble. Depende de ellos que un desembarco en gran escala se haga por aquí o por allá. Cómo se nota que no era más que una excusa para que el sargento, un hombre ya maduro, y Tony Curtis, de soldado born in the USA, flirteen con una francesita que ha aparecido en mitad de la nada con su papá. ¿Qué hacían ahí? No se sabe. Los japoneses, que se tiraban a todo lo que se movía, ni la habían olido, y los marines se cruzan con ella a la primera como quien no quiere la cosa.
La película empieza con los típicos avances ante la cámara de la tropa: fuego, movimiento y choque, y luego se realiza la misión que tiene episodios de lo más asombrosos. El autor de la novela fue militar durante la guerra y por lo que se ve, fue además un gran soñador, en los descansos debía darle al coco inventando situaciones para luego escribirlas, con rudos marines muy cabreados por tener que trabajar en tierra ajena incluidos los domingos, y que por azar del destino se encuentran con desvalidas chicas enamoradizas…, europeas claro, nada de orientales o autóctonas regordetas. Justo la aparición de la francesita es el motivo de la película, porque sin ella no existiría razón ni argumento para hacerla. Y con ella surge el mayor interés ya que a Tony Curtis ante la chica le afloran tormentosos sentimientos, celos y furiosos pensamientos, y hay que decir que hace un buen papel e implica la atención del espectador.
La selva tiene su ruta 66 y en ella aparece un japonés muy afeminado, algo masoca (le gusta que le aten por las muñecas), que huye de un notable indígena que por alguna razón oculta que no llega a vislumbrarse, le persigue con ahínco para despedazarlo. Igual fueron amantes y el japo le engañó con otro. Por lo demás, no hay más.