Mis vecinos los Yamada
Sinopsis de la película
Basada en el famoso manga de Hisachi Ishii, esta película cuenta pequeñas e imaginativas historias de la vida diaria de una típica familia de clase media de Tokyo. Los Yamada son Takashi y Matsuko (el padre y la madre), Shige (la suegra), Noboru (el hijo), Nonoko (la hija) y Pochi (el perro de la familia).
Detalles de la película
- Titulo Original: Hôhokekyo Tonari no Yamada-kun aka
- Año: 1999
- Duración: 104
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Opinión de la crítica
Película
6.5
92 valoraciones en total
Comedia japo-familiar que demuestra que se puede lograr mucho con poco, siempre y cuando exista el ingenio suficiente. Utilizando un humor ¨limpio¨ de desgracias ajenas y mamporrazos, Takahata logra hacernos reír mientras valoramos lo importante que es la unión en una familia, así como el respeto a los mayores y la capacidad para dejar pasar los problemas, centrandonos en lo positivo. El dibujo es simple(casi esbozo) pero está lleno de gracia , con licencias ajustadas a determinadas escenas que a modo de tiras manga ilustran una graciosa historia en forma de sketch donde se describen situaciones típicas familiares. Se hace alusión a leyendas niponas y separando escenas aparecen distintos Haikús, un tipo de poema corto japonés que describe pequeñas-grandes verdades.
Película recomendable que tiene en su contra la falta de sensibilidad de muchos espectadores que solo aprecian lo superficial de las cosas.
Para que luego vaya la gente por ahí que la animación japonesa es violenta y repetitiva…
No tienen ni idea.
El film de Takahata, que hace gala de un estilo de animación tan bonito como particular, muestra que las familias son todas iguales y muestra algunos hilarantes momentos llenos de verdad: desde esa madre que corre a recoger la ropa tendida porque está lloviendo (auténtico al cien por cien) hasta esa abuela cascarrabias o el abnegado padre currante al que mandan hacer cine recados cada vez que sale de casa, todo es reconocible y tratado con humor que sólo un adulto entenderá. Vamos, que el film es un poco como las tiras de Mafalda: toca con sutileza aspectos de la vida y los enmascara con dibujos infantiles.
Pero… ¡AY! No todo en la película es bueno. la estructura en capítulos hace que el nivel de las historias sea irregular (algunas son divertidísimas y otras algo sosas). Por otro lado, ciertas digresiones narrtivas deslucen el conjunto, desconectando las partes entre sí.
Una pena.
Vamos, que le hubiera dado un 7 gustoso al film si no fuera porque su interés decae.
Conclusión que extrae uno de la peli: las familias sobrerviven a base de aguantarse como buenamente pueden para así ir tirando hacia adelante. Aquí y en Japón.
El último trabajo de gran Takahata es posiblemente el más arriesgado y valiente de su carrera, alejado por completo de los trabajos habituales de Ghibli, tanto en su aspecto visual como en la temática, que vuelve a poner de manifiesto los personales intereses e inquietudes del director. Como venía siendo habitual en la última etapa de su carrera, la temática social cobra mucha fuerza, haciendo un agridulce retrato sobre la familia media japonesa y a través de ellos a otros sectores de la sociedad. Para ello decide hacer un planteamiento basado principalmente en el humor, pero alejándose del planteamiento de Groening para Los Simpson al incluir al final de cada episodio un poema corto que consigue un contraste notable, demoledor en unas ocasiones, reflexivo en otras o simplemente emotivo en el resto. Y ahí es donde enlaza directamente con trabajos como La Tumba de las Luciérnagas o Pompoko, buscando siempre un retrato social crítico y nada complaciente. En ese punto hay que hablar de la técnica elegida para la animación. Takahata, en un giro inesperado, simplifica mucho la animación, buscando un efecto de acuarela y líneas muy básicas, aparentando simplicidad aunque realmente no esté exenta de complejidad técnica. Hay ocasiones en las que los dibujos parecen simples bocetos en blanco y negro, lo que facilita el que parece el objetivo del director: centrar toda la atención en el mensaje contado, sin distracciones que desvíen al espectador de este. Aun así la escena inicial me parece antológica, de una belleza e imaginación desbordantes, de lo mejor que he visto en animación. El resto es una inteligente sátira social inusual en el cine de animación, una colección de miniaturas magistrales que van construyendo uno de los trabajos de animación más estimulantes y sorprendentes del estudio Ghibli. Una desconocida obra maestra a reivindicar.
En el Studio Ghibli hay todo tipo de películas, pero todas comparten una magia común que ejerce de distinción con el resto de películas de otro estudio de animación. Y es que tienen una originalidad desbordante, unos personajes llenos de carisma y una música emotiva. Mis vecinos los Yamada no se han quedado atrás desde mi punto de vista: (ésta vez de las manos de Takahata) la animación, que en esta ocasión acaba por ser muy diferente a lo que nos tenían acostumbrados, es bastante buena, aunque no lleva consigo tanto detallismo ni perfección como en Arrietty y el mundo de los diminutos (de Hiromasa Yonebayashi) o en otras películas del estudio como Ponyo en el acantilado. Los personajes tienen bastante gracia y reflejan aspectos muy reales de una típica familia de Japón, que nos pueden parecer incluso machistas, y contienen el elemento tradicional de toda obra maestra. A diferencia de la mayoría (por no decir todas) de las obras de Miyazaki, Mis vecinos los Yamada carecen de elementos mágicos o fantásticos y se ciernen a mostrar la cara optimista y cómica de la realidad. En la película, básicamente se muestran historias diarias de la familia en las cuales la temática social entra en juego: la convivencia, adolescencia o aspectos de la vida en general (como el estrés en el trabajo) se unen para expresar de una simpática forma la reflexión de la vida. La música igual no es tan emotiva como esperábamos, pero todo en su conjunto acaba dando espectaculares frutos.
En su conjunto, Mis vecinos los Yamada es una película conjugada con la cotidianidad de la vida que rezuma elegancia, humor y todo tipo de emotivas reflexiones de la familia dentro de los sectores sociales. No es de lo mejor del estudio, quizá lo que (en mi opinión) falla es el diseño de escenarios (casi inexistentes) y una emotividad suficiente. Pero lo que me hace pensar es que la gente se esperaba una obra que fuera en una línea más parecida a El viaje de Chihiro, donde había dragones, brujas y todo tipo de espíritus, y no caía en que realmente es una comedia que tiene como intento reflejar la realidad de una familia en su conjunto, sin pensar en si es la película con mejores diseños de personajes y escenarios y con una música melancólicamente
emotiva.
PD: Yo también prefiero el estilo mágico de Miyazaki, pero haced como yo, y no ignoréis que el realismo de Mis vecinos los Yamada se merece de un 7 para arriba.
La película más inusual del símbolo de la excelencia en animación que es el Studio Ghibli, es esta Mis vecinos los Yamada que llegó en 1999 como el último trabajo hasta el momento del gran Isao Takahata (Pompoko, La tumba de las luciérnagas). Aquí el histórico director japonés se desmarcó completamente y en su afán de renovarse y, en cierto modo, distanciarse de su amigo y alma máter del estudio Hayao Miyazaki, nos obsequió con una película que adapta las tiras cómicas de Hisachi Ishii… y de hecho, la película es eso: Un cómic de historias de humor cotidiano llevado a la gran pantalla.
Con un estilo visual innovador, totalmente digital (primera vez de Ghibli en estas lides) sin que esto signifique que sea 3-D, sino que le confiere un aspecto típico de tiras cómicas con una fluidez destacable de movimientos animados y una sensación de estar viendo sencillas acuarelas en movimiento, lo que Takahata parecía querer transmitir.
Formalmente la película tiene su punto experimental, pues no sigue un argumento continuo y sus tramas pueden resultar ligeramente de comedia televisiva pese a los esfuerzos por darle un sentido más cinematográfico en las transiciones gracias a bonitos pasajes musicales y estéticamente simbólicos, donde se vislumbra (demasiado poco, por desgracia, aunque la historia no lo requiere) la clásica maestría del director para transmitir sensibilidad en cada fotograma.
La historia simple y llanamente nos cuenta peripecias cotidianas de una familia de clase media típica japonesa, ese arquetipo que conocemos sobre todo gracias a series como Shin-chan. Es más, el diseño de los personajes incluso recuerda a la mencionada serie.
Aunque si hay algo a destacar son las fuertes connotaciones pertenecientes a la cultura japonesa. Es evidente que Takahata quiso impregnar la historia de todo tipo de homenajes y guiños a algunos de los aspectos más arraigados de la cultura nipona como cuentos populares, cuadros, historia, etc. En ese aspecto es todo un ejercicio reconocer todos estos detalles que salpican la trama.
Con todo, es un film que no termina de cuajar. Interesante por todo lo dicho, pero menos gracioso de lo que pretende (y menos a ojos occidentales, ya que utiliza un humor muy localista en numerosas ocasiones) y que además carece de fuerza y su interés es limitado, provocado esencialmente por ser una historia sub-dividida en muchas independientes y no todas demasiado buenas.
Una película menor y poco destacable, probablemente la más floja de toda la interesante filmografía del director. Me convenció de que lo Isao Takahata es el intimismo y el drama, no la comedia social.
Tiene encanto, pero es demasiado discreto.