Miriam miente
Sinopsis de la película
El tranquilo mundo de una familia pequeño burguesa comienza a desmoronarse a partir del momento en que Miriam, de 14 años, conoce a su novio de Internet. Mientras sus amigas preparan con entusiasmo la tradicional fiesta de los quince años, Miriam no sabe cómo explicar a su familia que su novio es negro.
Detalles de la película
- Titulo Original: Miriam miente
- Año: 2018
- Duración: 90
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Opinión de la crítica
Película
5.9
29 valoraciones en total
Los cineastas Natalia Cabral y Oriol Estrada, vuelven a trabajar al alimón esta vez dejando de lado el género documental y partiendo de una anécdota de la directora, buscan mostrar la idiosincrasia de la sociedad dominicana que en ciertos aspectos también logra acercarse a la de otros países (sobre todo de sudamérica). Miriam miente, es una coproducción entre República Dominicana y España, la cual nos relata la historia de dos amigas ambas de familias acomodadas, quienes se encuentran en vísperas de celebrar su tradicional fiesta de quince años.
Mientras se desarrollan los preparativos de dicha celebración, se ahonda en la vida de Miriam, la protagonista de esta historia quien entabla una relación con un chico vía internet, hasta que descubre que el chico en cuestión es de color y entonces surge el conflicto debido a la discriminación social y racial que impera en la familia de la joven. Desde ese momento Miriam inicia un espiral de mentiras y poco a poco se desvelan los diferentes conflictos que subyacen en la trama.
Una premisa que da lugar a temas de calado social como el clasismo, el racismo y la superficialidad de una sociedad apegada a rancias tradiciones. De manera reposada y dando relevancia a los detalles y silencios, los directores desarrollan una historia interesante, aunque sin mostrar la confrontación que a priori se podría esperar, optando por un relato más anecdótico que crítico. También hay que señalar que juega un poco en contra el tiempo que ha pasado para que el guión pueda convertirse en película, puesto que en la era de Instagram, Whatsapp y el adictivo postureo resulta un poco difícil creer que alguien no tiene una foto suya en alguna red social o la capacidad de intercambiarla.
Con todo, Miriam miente cumple en líneas generales y se desarrolla de manera entretenida, con interpretaciones correctas a pesar de ser actores poco o nada experimentados. Pero sobre todo, la película es interesante por las cuestiones que plantea y su capacidad para hacer reflexionar al espectador sobre los muchos prejuicios que existieron y lamentablemente aún existen en la idiosincrasia de muchos.
Lo mejor: La naturalidad con que se desarrolla la historia.
Lo peor: La falta de confrontación en los conflictos que plantea.
Más reseñas de películas y series en Cinoscar & Rarities: cachecine.blogspot.com
@CineAmateur
En la República Dominicana, en palabras de la directora, hay una minoría blanca que tiene el poder y los negros y mulatos sobreviven. Obviamente podemos extrapolarlo a otros muchos rincones del planeta incluso cambiando los colores de los sobrevivientes. Que una disminución del pigmento melanina en función del entorno geográfico y sus condiciones ambientales haya dado lugar a conceptos tan peregrinos como raza y que ello haya servido para relegar, explotar o discriminar a seres humanos, solo demuestra nuestros miedos y anhelo de abuso de poder de nuestra especie.
El matrimonio que conforma la pareja de directores, él español, ella dominicana, formados en la escuela cinematográfica cubana, habla de ello con una sencillez tan desarmante como brutal a través de la mirada de Miriam una joven mulata que vive en su propia familia la incongruencia de pertenecer a dos mundos separados por absurdos prejuicios sociales, donde a la lucha de clases se une el racismo más humillante. Tanto ella como su amiga blanca sufren en su adolescencia su propia desestructuración familiar y a la postre reflejan los prejuicios de sus mayores.
Cabral y Estrada dan con el tono, crean inquietud y malestar y saben recrear el mundo adolescente con credibilidad con un buen trabajo de las jóvenes actrices. La popular fiesta de los 15 en muchos países latinos pone el abono apropiado para que crezca la hipocresía y florezcan las vanas apariencias.
Premio al mejor guión en Gijón y Colón de Oro a la mejor película en el Festival Iberoamericano de Huelva. Enhorabuena.
cineziete.wordpress.com
Siempre se dice que en Latinoamérica los quinceañeros son de las madres más que de sus hijas. Una fiesta tradicional que expone los prejuicios clasistas de una sociedad que considera lo pomposo como un salto a una mejor categoría social en lugar de un simple cumpleaños.
Desde la mirada de una pequeña, Miriam, miente nos muestra la infelicidad de la protagonista frente a la llegada de su quinceañero y el dilema de un amor que conoce a través de internet. Su dilema inicia con una mentira sobre su enamorado virtual que se convertirá en una bomba de tiempo al no desear presentarlo ante su madre como su futuro chambelán.
La cinta no se centra en una narración confrontacional sobre el dilema de clases y la discriminación racial. Ésta elige narrar a través de la cotidianidad las penas de sus protagonistas, niñas que disfrutan su infancia y que viven aquellas travesuras amorosas de conocer chicos por distintos medios, sea por un amiguito o hasta en internet sin saber muy bien a qué las llevará.
Su desarrollo muestra las clásicas situaciones de jóvenes que viven sus primeros amores por redes. Cuando unas palabras en pantallas son el verdadero amor y cuando la magia puede romperse en el momento que se conocen en persona al ver que su amor platónico puede no ser aquella persona que se soñaba a través de la pantalla.
Miriam miente toca diversos rasgos sociales y emocionales sin la necesidad de juzgarlos. Usa sus tiempos con calma, presenta sus anécdotas, silencios y espacios sin apresurarlos, regalándonos reflexiones sobre el amor, la sociedad y una mirada que a veces nos olvidamos tras algunas tradiciones que pasan de moda.
La pareja formada por Natalia Cabral y Oriol Estrada nos presenta su nuevo trabajo, se trata de su primera película de ficción tras un par de documentales previos Tú y Yo y El sitio de los sitos exhibidos y premiados en un gran número de festivales. Miriam Miente fue presenta en la sección oficial del festival de cine de Karlovy Vary. También ha tenido un pase especial en el Festival de cine de Gijón y ha formado parte de la sección oficial del Festival Iberoamericano de Huelva donde ha obtenido el premio a la mejor película.
En varios países es muy común hacer una gran celebración cuando se llega a la edad de los 15 años, la Republica Dominicana es uno de ellos y por eso la pareja de directores nos cuenta la historia de una familia, que se presupone que es de clase alta y la cual se codean con gente de dinero. Nos va mostrando como una madre prepara con ilusión y casi podemos decir con obsesión la llegada de su hija a esa edad.
Pero la verdadera protagonista es Miriam, una joven bastante tímida y reservada que ha conocido a través de un chat a su novio. Ella anuncia a su familia que él será su pareja durante la celebración. A partir de ese momento todo su entorno piensa que va a ser un chico de su misma clase, pero en realidad es todo lo contrario. Simplemente es un chico completamente normal y de raza negra. A partir de ese momento en la vida de Miriam empezarán a surgir muchas dudas y las mentiras estarán a la orden del día.
La película trata temas muy complicados y es verdad que cuesta entrar en su formato, su estilo narrativo nos muestra como es la cultura de ese país. Es una continua crónica de la adolescencia y una crítica a toda la sociedad racista. Pero sobre todo lo que más llama la atención son todos esos datos que no te facilita y los deja a expensas del espectador, los silencios que se van formando en todo momento son exquisitos. El elenco de actores, la mayoría no profesionales hacen un buen papel y mantienen el pulso hasta el final.
Lo mejor: La joven actriz que hace el papel de Miriam.
Lo peor: Cuesta entrar en la película.
Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en: http://www.filmdreams.net
Desengranando el problema
Miriam miente resume en su propio título la esencia principal de la película. Dentro del género dramático juvenil, se expone de una forma irregular el conflicto de la clase burguesa en República Dominicana. Sin embargo, aunque juega bien su baza de realizarlo de manera que se pueda extrapolar a otras realidades, cae sin querer en la falta de motivación dentro del film. El exceso de rectitud y silencio hace que el ritmo sea plano y sin ningún ápice de punto de inflexión dinámico.
Las contradicciones que a primera vista surgen, se van resolviendo con coherencia pero sin aportar gran misterio a la trama. El desenlace del conflicto deja una de las escenas más bonitas, dado que en estos tiempos es importante hablar de la sororidad. En esta parte, hay que aplaudir que de una manera tan elegante hayan sabido la importancia de esta hermandad.
El problema surge en convertirse constantemente en una redundancia que provoca en el espectador cierto cansancio en algunas partes de la cinta. Aun así, no se puede negar que la falta de fuerza se ve recompensada por la composición y la buena utilización de los silencios. Aunque hubiera sido más interesante darle cierta emotividad, las miradas son las que hablan y en cierto modo, está construida para ser una crítica social contra cierto sector de la población. El debate racista en familias de cierta mentalidad era un punto interesante que no se ha sabido aprovechar, falta argumento. Está bien dejar a la imaginación del espectador que trabaje, pero no es suficiente con algunos diálogos que se entienda todo el contexto.
Buen mensaje, mal mensajero
Sin ser un resultado notable, hay que mencionar que Miriam miente sabe llevar a buen puerto lo que quiere transmitir. Es importante subrayar que la realización del contexto sociocultural de la protagonista está bien desarrollado y por ello, se ven los errores a la hora de plasmarlo en imagen. Tratar un tema como una fiesta de sociedad es algo que se ha hecho previamente, pero en esta ocasión, se intenta vender de una forma más madura y veraz, pero termina por convertirse en un pan sin sal.
Se tiende a la resolución de la falta de emoción con diálogos que mastican lo que se quiere transmitir en exceso. La telaraña de mentiras de Miriam tiene detrás un razonamiento profundo relacionado con la identidad, pero acaba por ser repetitivo. Deja al espectador como mero observador en la lejanía. Como termina el conflicto se fabrica abruptamente y sin un punto que lo marque, lo que añade todavía más esa composición lineal que la invade.
El inconveniente realmente no parte de la escritura de guion. Analizándolo externamente de la realización audiovisual, está bien pensado y estructurado. Algo extraño, dado que Natalia Cabral y Oriol Estrada, los directores, son los propios guionistas. Además, ambos cuenta con experiencia en el propio género documental. El presupuesto no es una justificación en este caso, dado que películas de bajo presupuesto como ‘Techo y comida’ o incluso, ‘Las amigas de Àgata’. El cine independiente tampoco es un impedimento, ya que se han visto ejemplos muy buenos en Hispanoamérica como la mexicana ‘Después de Lucía’ o la peruana ‘Mariposa negra’.
La salvación de la interpretación y los símbolos
Uno de los elementos que hace de Miriam miente una película interesante, pese a su falta de sustancia, es las actuaciones que hay en ella. La protagonista, Dulce Rodríguez, a su corta edad consigue transmitir a través de sus gestos, sus miradas e incluso su forma de hablar a la perfección la personalidad de Miriam. En esa verdad a la hora de interpretar hace recordar a la francesa Adèle Exarchopoulos con ‘La vida de Adèle’.
No se puede negar que lo que a primera vista puede parecer un personaje algo soporífero, está tan lleno de matices que hace que esa humanidad ya sea destacable durante el análisis del film. Dota de magnetismo a lo que sucede a su alrededor, pero sobre todo, da la posibilidad de crear cierta tensión. Pese a que no está acompañada en su totalidad con una buena dirección, no se puede negar el talento de Rodríguez. Es de lo mejor de la cinta.
Por otro lado, la simbología en algunas escenas con los sueños, la composición de la imagen y el late motiv permite tapar algunas de las costuras rotas del resultado. Visualmente hay algo diferente y es de apreciar que a nivel técnico haya habido una buena construcción. Pese a fallar en lo narrativo, se puede ver un trabajo cuidadoso en los detalles. Se pueden percibir una mayor presencia de los colores fríos como el azul, para transmitir esa soledad y ese desapego que sufre la propia protagonista. Por ello, es una pena que no haya habido un buen combo entre la historia, la realización y la construcción artística.
Conclusión
Miriam miente llega con unas intenciones muy claras que no llegan a buen puerto. La falta de consistencia a nivel de emotividad, de fuerza escénica, hacen que el conglomerado sea bastante irregular. Un guion bien realizado, pero una puesta en escena que flojea en varios de sus aspectos a nivel de realización. Una interpretación soberbia de Dulce Rodríguez que acompaña pero no consigue levantar los fallos del resultado total de la película. Un proyecto que tenía el potencial de convertirse en una cinta reflexiva, que acaba por ser un mero escaparate de diferencias sociales y la falsedad de las apariencias.
Escrito por Diego Da Costa
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