Miradas y sonrisas
Sinopsis de la película
Mick, de diecisiete años, no consigue encontrar trabajo. Se le ocurre entonces alistarse en el ejército, pero sus padres se oponen radicalmente. Mientras tanto empieza a salir con la dependienta de una zapatería.
Detalles de la película
- Titulo Original: Looks and Smiles
- Año: 1981
- Duración: 104
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Opinión de la crítica
Película
6.9
70 valoraciones en total
En su carrera cinematográfica, es evidente que la década de los ’80 fue la más difícil para Kenneth Loach. No obstante que ya en su haber tenía títulos tan importantes como Pobre vaca, Vida en familia o Black Jack, su espíritu crítico con la sociedad donde nació y ha vivido, y su carácter comprometido con los oprimidos y marginados del mundo entero, le restaban espacios en un medio obtuso que solo acoge a los que hacen películas de terror o divertimentos inofensivos (aunque quizás sean decididamente ofensivos al arte).
En 1981, con escaso presupuesto, con actores noveles (de los que hay que perdonarles sus miradas a la cámara y otros cuantos detallitos), y habiéndose hecho con otro guión de Barry Hines (Kes), Ken Loach se aventura con otra fuerte crítica a una sociedad excluyente, donde los jóvenes muy difícilmente logran tener un lugar que los dignifique. Viven a la deriva, en un medio de escasas oportunidades. Abundan los hogares disfuncionales: el padre con otra, la madre con otro… o en el menor de los casos, librando a gorrazos la difícil lucha en solitario de cada día.
El Estado, luciendo día a día, y sin vergüenza alguna, su prolongada incompetencia, y preparando a los jóvenes para llevarlos a cualquier guerra loca, donde conseguirá deshacerse de unos cuantos miles, mientras unos pocos todopoderosos consiguen forrarse en dinero con el negocio de las armas. Esta es la única puerta que, para los aptos , siempre les estará abierta
Y los jóvenes en vilo con sus ideales, luchando en vano por una oportunidad para tener un empleo o un lugar donde poder hacer la carrera de su agrado. Anhelando ser queridos por los suyos y amados por alguien de su edad… pero hasta esto se les hace bien difícil cuando no tienen nada que ofrecer, con qué sostener una salida o un paseo… y es entonces cuando se tornan agresivos y cuando sienten que harán lo que sea para no seguir eternamente en el olvido y en la negación.
Michael Walsh es uno de estos chicos. Karen es una de aquellas chicas. Él anhela un empleo. Ella desea sentirse amada. Juntos se enfrentarán con un mundo ciego manejado a la tondra tolondra por atolondrados que solo ven del ombligo para dentro. Tienen padres, pero lo que pueden es poco. Tienen voluntad, pero viven en una sociedad donde para ellos las puertas están cerradas.
En blanco y negro y en un ambiente sombrío donde solo escasos corazones lucen palpitantes, MIRADAS Y SONRISAS es un duro reflejo de una sociedad que muy poco demuestra ser digna del hombre del común. Resulta entonces penoso y decididamente ridículo, aquel cartel que Loach hace que veamos en varias ocasiones, donde reza: ¿Why not got to London? (¿Por qué no vas a Londres?)
Aún hoy día, ni siquiera para conocer a esa preciosa mujer llamada Kate Middleton, sumida en ese mundo de ostentosos e hipócritas protocolos… parece que valga la pena ir.
Mick es un chaval de 17 años que vive en Sheffield, al norte de Inglaterra y que cada 15 días tiene que pasar por la oficina del paro para cobrar un raquítico cheque de la seguridad social. Busca trabajo pero no hay trabajo, tanto él como su amigo Alan se encuentran en un callejón sin salida. Ya en la escena inicial se invita a los jóvenes pobres, mayoría en la ciudad, que se enrolen en el ejército británico, un ejército que mire usted por donde siempre encuentra alguna que otra guerra por ahí y algún que otro enemigo contra el que combatir, lo que podríamos definir como distraer la atención con problemas externos obviando los verdaderos problemas (internos).
La película está filmada en blanco y negro, yo más bien diría en gris o en una amplia gama de grises en paralelo a la vida y el futuro de los protagonistas. Sorprende que la carátula del film sea en color: ¿? La atmósfera es permanentemente gris, no hay sol, hay pocos rayos de luz a pesar del esfuerzo de los protagonistas por buscarlos y domina el gris oscuro del desastre económico nacional.
Los temas son habituales en las películas del gran director británico: Pobreza, paro, el amor como catalizador de situaciones difíciles, familias desestructuradas, la desesperación y frustración de toda una generación sin futuro, la situación involutiva tras casi dos años de reinado de Maggie.
Mick intenta desenvolverse con honestidad y ética (casi siempre) y resolver tres dilemas: El personal, el tema del amor y la relación de pareja, el económico (desempleado sin esperanzas) y el político (la oferta del ejército que es un caramelo envenenado).
Los actores parecen personas auténticas (quizá porque son amateurs), no parecen actuar, sinceros, directos, con un acento tan marcado que es casi imposible entenderlos (afortunadamente hay subtítulos en inglés). La cámara indaga, profundiza, ahonda, observa y Loach consigue que el espectador se cabree, tanto si está de acuerdo con sus ideas como si no. Nunca apela al sentimentalismo fácil porque profundiza y va más allá. El estilo se acerca al neorealismo italiano, siempre muy cercano al documental
Maggie, uno de esos personajes capaces de provocar guerras y llevar a millones de personas a la miseria, acabó con demencia senil, sola y atormentada, sin un solo amigo o familiar que le acompañase ni siquiera su hija o su marido que inteligentemente se largó con otra, encerrada en sí misma, ajena a la realidad, incapaz de comprender el mecanismo de un teléfono, de llamar a alguien cuando se le estropeaba el agua caliente o de usar el mando a distancia de la tele.
A pesar de vientos y tempestades Loach remarca durante muchos minutos la relación entre Mick y Karen, la dependienta de la zapatería, porque viviendo en un mundo injusto y que te lleva a la apatía, las relaciones y el Amor pueden ser el único asidero, parece querer decirnos entre líneas.