Mil gritos tiene la noche
Sinopsis de la película
En una universidad de Estados Unidos, una chica es asesinada y su cadáver aparece sin la cabeza. Al poco tiempo, otra chica es asesinada en la piscina de la Universidad y su cuerpo destrozado. La policía decide poner una mujer policía en la universidad, camuflada como profesora de tenis. Posteriormente, una periodista que investiga las muertes, es también asesinada, y otras dos chicas aparecen muertas y mutiladas…
Detalles de la película
- Titulo Original: Mil gritos tiene la noche aka
- Año: 1982
- Duración: 90
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Opinión de la crítica
Película
5.2
20 valoraciones en total
¿Existió un Slasher Español? La respuesta nos llevaría a divagar un poco, pero ciertamente encontramos algunos ejemplos de este tipo de cine en la producción nacional. El ejemplo más significativo lo encontramos en una bizarra película que dirigió el no menos curioso Juan Piquer Simón en el año 1981, titulada Mil Gritos Tiene la Noche (Mil Gritos Tiene la Noche, 1981). Lo cierto es que a pesar de que lo mejor de la película está en el poético título, el filme fue un éxito de taquilla…en Estados Unidos. Fue en las Américas donde la película de Simón tuvo una rentabilidad ecónomica. La película se conoció allí como Pieces. Lo más curioso del caso es que la película está pensada precisamente para el público norteamericano, y de hecho el filme se ambienta en Boston, aunque se rodará prácticamente en España[1].
Y eso que el filme deja bastante que desear, en muchísimos aspectos, tanto técnicos como temáticos. De hecho el filme no es nada original respecto a otros filmes del Slasher, sino que incluso podemos decir que aún amplifica más los tópicos y lugares comunes del subgénero. Quizá el gran éxito del filme proviniera precisamente de esta sexageración (no, no es una falta ortográfica) desmesurada. De hecho, Mil Gritos tiene la Noche está tan sobredimensionada que roza la caricatura, no sabemos si de manera voluntaria o involuntaria, pero gracias a esta dimensión pseudocómica la película se logra (sólo en pequeña parte) de la quema.
Y eso que el filme no empieza mal del todo. La película arranca con un Flashback que nos muestra la infancia de nuestro asesino. Con una crudeza desmesurada se nos muestra el primer asesinato. Apoyado por un tema musical que consigue poner los pelos de punta (y que luego se repetirá continuamente durante cada asesinato del filme, lo que provocará tentativas de suicidio entre el público por el hastío de tener que escuchar el mismo tema una y otra vez) el filme se recrea con su primera víctima. A partir de aquí, Mil Gritos tiene la Noche sólo irá cuesta abajo y sin frenos.
Se cierra el Flashback y como no podía ser de otra manera en una película dentro de este subgénero la acción transcurre en un instituto. Ahí nuestro asesino hará de las suyas en una continua sesión sangrienta en la que literalmente todo vale. La película deja de lado cualquier guión para convertirse en una sucesión de muertes, a cada cual más rebuscada. La trama policial, que trata de buscar el asesino es una mera excusa con la que completar el metraje y la duración de la película.
Básicamente la película juega con el cliffchanger final, buscando ocultar durante toda la película el rostro del asesino, de tal manera que el espectador supuestamente se pregunta sobre la identidad del asesino, que debe conocer durante el día pero no durante los momentos en que actúa por la noche. Al igual que las otras grandes películas Slasher, como The Texas Chainsaw Massacre (La Matanza de Texas, 1974) o Halloween (La Noche de Halloween, 1978) el valenciano Juan Piquer Simón trata de dotar a su villano de una singularidad e identidad propia, algo que consigue a medias. Por ejemplo, su armamento no dista demasiado del villano Leatherface (la motosierra), mientras que sus métodos asesinos recuerdan una mezcla de Mike Myers y un asesino aún más gore. Nada nuevo bajo el sol.
Lo cierto es que calificar como película de entretenimiento el filme sería un acto demasiado condescendiente. Porque una cosa es que las películas Slasher tuvieran secuencias subidas de tono con las que atraer al público joven sobre el que iba destinado la mayoría de las películas, pero lo de Mil Gritos tiene la Noche roza lo esperpento. Por esto se la engloba dentro de la explotaition, porque más que una película que desarrolla un argumento, el filme se dedica a mostrar sexo y violencia sin la necesidad de un sustento argumental detrás. No se pueden contar con los dedos de una mano las escenas de jovencitas que rondan en pelotas por la película. Clases de Ballet, de Natación, jovencitas en el gimnasio…Todo vale con tal de complacer el público masculino. La película rezuma testosterona por sus cuatro costados y se convierte en una exhibición de ganado digna de bochorno.
Y si por una parte tenemos el sexo, por otra tenemos la violencia. La película no escatima en litros de hemoglobina y es seguramente una de las películas más sangrientas en su estilo. Desde la primera secuencia con el niño hasta el bizarro final en la que se pone de manifiesto los instintos necrofílicos del psicópata.
Actores y actrices de segunda, un reparto con acento extranjero pero semidesconocido, lo cierto es que Mil Gritos tiene la Noche es un éxito inexplicable. Puede que sea la cutrez o el acto involuntario de ser un filme tremendamente castizo (¿Algo que los Americanos asimilarían sin saberlo?) pero lo cierto es que Juan Piquer Simón no vio alguna así en toda su carrera.
[1] Para consultar más sobre el Slaher en España, Véase. HIGUERA, Rubén, Slasher Films: Violencia Carnal, Ed. Quarentena, Barcelona 2011
https://neokunst.wordpress.com/2015/01/26/mil-gritos-tiene-la-noche-1981/
El valenciano Juan Piquer Simón, fallecido el pasado mes de Enero, se le puede recriminar el hecho de llegar tarde en versionar grandes éxitos del cine comercial, pero no así su ingenio y pequeña fuerza de ambición. En 1979 había dirigido Supersonic Man, un mohoso pastel sacado de un mal molde del Supermán (1978) de Richard Donner con algunas referencias a Starwars (1977) de George Lucas. Piquer también hizó su propia explotation de E.T (1982) de Steven Spielberg, (con permiso de los hermanos Calatrava en su casposa versión cómica) en Los Nuevos Extraterrestres (1983) donde unos peludos y gomaespumosos bichos con trompa no dejaban títere en cabeza. Otro ejemplo claro es La Grieta (1988). Las ganas de Piquer de no sacarse ases de la manga en lo que podía haber sido una referencia en el fantástico español (aunque eso no justifica que se le haya olvidado, pues sigue siendo una figura reivindicable incluso después de su muerte) se ejemplifica más en éste film dónde mostraba el horror en las profundidades submarinos a lo que James Cameron en Abyss (1988) había otorgado paz y harmonía en entera comunión.
Mil Gritos tiene la Noche ya mostraba su ambición, mal mezclado con falta de rigor en un guión tosco, adentrándose en el terreno invasor de películas sanguinolentas, denominadas slasher donde psicópata acecha sin parar a jovencitos hasta finalizar su trabajo una vez es desvelada su identidad, sobrenatural o no. Aquí el asesino se adentra en los corredores del Campus de la Universidad de Boston con cuchillo, hacha o incluso motosierra en mano (Viernes 13, Halloween y la matanza de Texas se unen en un bricomanía de sangre y amputaciones). Pero Piquer le da su tono policíaco con la presencia de un teniente de policía (Christopher George) que infiltrará a una de sus agentes (Linda Day George) como cebo para el asesino así darle caza.
No tienes que ir a Texas para sufrir una Matanza con Motosierra decía la publicidad de este film español en los posters de su estreno en U.S.A. y tuvo éxito en la tierra de Ronald Reagan, gustó a los enfants terribles ávidos de sangre y visceras de medio mundo. Decir que este film es bueno sería faltar a la verdad, pero visto hoy en día es curioso pensar que a principios de los 80 un visionario valenciano se atreviera a rodar un film de este calado en España, ole sus huevos. La peli es tan mala, que de tan mala que es, es buena.
El guión y las actuaciones brillan por su ausencia, lo más destacable de este film son los crímenes y los desnudos. El Psycho-Killer es un romántico de la motosierra y como tal es fiel a la amiguita de Leather Face , aunque su primera muerte se produce con el clásico hachazo a la cabezota que también es de agradecer. Su aspecto parece sacado de las novelas Pulp y tiene un parecido a La Sombra que lo flipas.
Juan Piquer Simón es un director valenciano desaparecido reciéntemente, es un valiente y una rara avis dentro de nuestra cinematografía. Sus 7 películas son de género, algo casi denostado en el Cine Español. Estamos hablando de un visionario, un Roger Corman a la española.
Una de las mejores pelis de terror del cine español, aunque no sea decir mucho.
Uno de los grandes clásicos del cine de terror español es esta peliculilla de serie B modesta pero eficaz con referencias evidentes a Psicosis, Viernes 13 y La matanza de Texas, que se abre con una escena bastante impactante y avanza con un ritmo ágil, sazonado con buenas escenas gore hasta llegar a un final tramposo pero con cierta gracia. Es cierto que tiene sus defectos (diálogos chorras, gazapos de guión, personajes innecesarios) pero maneja bien los elementos claves del subgénero y consigue entretener, que de eso se trataba.
Al parecer tuvo un cierto éxito de taquilla en USA, lo que no deja de tener su mérito y más por aquel entonces.
Mil gritos tiene la noche , con uno de los títulos más bellos que se le ha puesto a una película de terror en nuestro país, puede presumir de ser uno de los productos de género nacionales de más calado en Estados Unidos. País que por otra parte, nunca ha escatimado en vanagloriar a grandes maestros del terror añejo como Paul Naschy, Amando de Ossorio, Jess Franco o el propio Piquer Simón. Gente que asumió en su momento un conjunto de influencias fuera de nuestras fronteras para luego exportar los productos finales al extranjero, en un más que admirable ejercicio de importación y exportación artística.
La película, está fraguada en pleno apogeo del slasher en Estados Unidos, donde títulos como Halloween , Friday 13th y similares (hoy en día auténticos clásicos del terror) reventaban taquillas. Piquer Simón respeta en todo momento las normas del subgénero para hacer un producto tremendamente carismático y admirable, a pesar de su más que evidente falta de medios. Porque en esta película se nota una más que clara admiración al terror como género, al del querer ofrecer un producto serio y con claras intenciones de contagiar al espectador el tremendo respeto al tipo de producto (homenajeado o vampirizado) y sus privadas normas.
Mil gritos tiene la noche copia punto por punto el esquema de los slashers norteamericanos, dejando en evidencia una clara predisposición a convertirse en un clásico del subgénero, o al menos intentarlo. Ofrece un exquisito prólogo para dar origen a la historia (en un claro objetivo de introducir al espectador en el ambiente de la cinta), expone de forma muy pausada y elegante el ritmo adecuado para lograr impresionar con las set pieces , y además sirve en bandeja en algunos momentos puntuales unas ambientaciones musicales geniales poco propias de este tipo de películas. Las influencias palpables de la película no se quedan sólo en el terror americano, ya que en ella se encuentran retazos del mejor gialli , concretamente en el desarrollo de la historia a través de la investigación policial (con los geniales Christopher George y Frank Braña haciendo de pareja de detectives) que desencadenará en un ambiente cluedesco proveniente de las novelas de Agatha Christie y del que tanto abusaba el thriller italiano.
En definitiva, con un excepcional reparto (a parte de los antes mencionados, se pasean auténticos iconos de la serie b como Jack Taylor, Edmund Purdom o Linda Day George) Mil gritos tiene la noche es una cinta hecha por y para fans del terror, con el encanto exigible por los amantes del género y con una puesta en escena sobria y sucia que la ha convertido en un clásico instantáneo, desgraciadamente mucho más apreciado fuera de nuestras fronteras que dentro.