Mi tío Jacinto
Sinopsis de la película
Jacinto, un torero retirado que vive miserablemente con su sobrinito Pepote, recibe una carta en la que se le comunica que, según lo acordado, debe participar en una charlotada que se celebrará ese mismo día en Las Ventas. A Jacinto la carta le parece una broma de mal gusto, puesto que no ha firmado ningún contrato, pero, cuando está recogiendo colillas en los alrededores de la plaza, comprueba que su nombre figura en el cartel.
Detalles de la película
- Titulo Original: Mi tío Jacinto
- Año: 1956
- Duración: 90
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Opinión de la crítica
Película
7.5
65 valoraciones en total
Vajda y Ferreri, dos directores foráneos que con Bardem, Berlanga y Saura forman para mí parte del mejor cine Español.
Aunque mi opinión sobre Vajda se basa sólo en 3 de sus 12 películas, me atrevo a decir que merece un puesto destacado entre los cineastas de la época. Conozco Marcelino, pan y vino (vista hace tiempo aunque conservo buen recuerdo), la soberbia El Cebo y esta memorable Mi Tío Jacinto.
Mi tío Jacinto es una obra maestra, superior a la sobrevalorada – por su papel fundacional del neorrealismo- El ladrón de bicicletas. Mi tío bebe en su planteamiento de El ladrón… (relación adulto-niño y unidad temporal y geográfica de la acción) pero, a veces, la obra inspirada en el original produce mejores resultados que este.
La película tiene una fotografía excepcional en blanco y negro (véase como ejemplo, una de las primera escena de la película que transcurre en una lechería, prodigiosa en la iluminación y nitidez con que se dibujan los perfiles de personajes y los cacharros). Los decorados y localizaciones son excepcionales, están soberbiamente fotografiados el Retiro, la Plaza Mayor y el Rastro madrileño donde transcurre buena parte de la película.
El planteamiento inicial del guión (esa carta a la persona equivocada) es un acierto desarrollándose a partir de ahí la película con un empuje y ritmos soberbios: no hay escena que sobre o que sea larga.
Aunque es un lugar común referirse a los magníficos secundarios de nuestro cine de entonces, esta película es ejemplar al respecto.
Hay un nutridísimo grupo de secundarios, muchos con escasas líneas de dialogo, suficientes para comprobar su elevado nivel interpretativo. ¡Que verosimilitud transmiten el dueño de la tienda de trajes de torero y su distante dependiente! (un joven Tip), que grande en su modestísima intervención el genial Pepe Isbert y su divertido y vano intento de escapar de la policía, a la que finalmente muestra en avergonzada actitud el botín relojero que atesora en su chaqueta, magníficos los dos policías que, en paralelo al interrogatorio, elaboran un informe del estado ruinoso de la Comisaría, el estafador con ese procedimiento ingenioso de estafa telefónica…etc.
Los actores principales están esplendidos, con A. Vico bordando su papel de viejo banderillero, orgulloso y digno en su pobreza, y Pablito Calvo -que para mí es Don.Pablo- pues su interpretación es de una madurez portentosa: expresa sus emociones sin exageraciones, colaborando al logro de uno de los puntos fuertes de la película, la verosímil, cálida y emotiva relación sobrino- tío, sabiamente alejada de tentación sensiblera. Son soberbias las escenas finales, en las que el sobrino acompaña a la plaza a su tío mirándole con orgullosa admiración en la calle y en el Metro, mientras en segundo plano vemos a la gente comentar o reir burlonamente (sin subrayados) lo estrafalario del viejo banderillero…
Quizá poco conocida, es una joya a descubrir de nuestro cine.
En algunas ocasiones se ven películas que su resultado final te sorprende y una de ellas es esta de Vajda. Una película perfectamente contada, muy bien llevada y que explica a la perfección la miseria de un Madrid de los años 50. Al ver esta película me di cuenta de que existe otro cine en la era Franquista, otro más allá de las típicas películas de cine de barrio y sus casposas estupideces. Una película cuidada y con un guión interesante que merece la pena ver, sobre todo a aquellas personas que creen que el cine español de los 40 a los 70 es un insulto a la capacidad mental del ser humano, como creía yo.
Arranca la película al amanecer, con un niño saliendo en busca de leche, de una chabola donde malvive con su tio Jacinto, a la sazón un fracasado ex torero alcohólico y acaba de noche cerrada con ambos saliendo de plano felices y correteando.
Lo que se nos cuenta en esas horas, en las que tio y sobrino intentan a toda costa conseguir las 300 pts que le cuesta el alquiler del traje de torero, para así poder embolsarse las 1500 pts. toreando una charlotada en Las Ventas (oportunidad que se le presenta debido a un error de Correos), y recorriendo de cabo a rabo el Rastro madrileño y aledaños (prácticamente esta toda rodada en magníficamente fotografiados exteriores), mostrándonos las costumbres y miserias de la época a la manera del mejor neorrealismo (en cierto modo las andanzas de tio y sobrino recuerdan a las de padre e hijo en El ladrón de bicicletas), es una obra maestra indiscutible, realizada por un director que cuenta al menos con otras dos en su haber (El cebo y Un ángel paso por Brooklyn) y que a mi juicio junto con Edgar Neville son los dos mejores y mas personales, a la par que injustamente olvidados, directores del cine patrio.
Pablito Calvo y Antonio Vico, como sobrino y tio están, excepcionales, logrando que en más de una ocasión se te encoja el corazón por muy bregado que seas y destacar como curiosidad a un joven Luis Sánchez Polack Tip, como el encargado de vigilar la integridad del traje y a un entrañable José Isbert, como el desgraciado vendedor de Omegas falsos.
Obra maestra, absolutamente recomendable y cita ineludible para todo el que le guste el buen cine.
Ladislao Vajda ya nos sorprendió gratamente con un Marcelino Pan y vino que desbordaba sentimiento por todos lados y te hacía encariñar con un crío que apenas levantaba dos palmos del suelo Pablito Calvo, que como todos los niños prodigios acaban en nada años después, a este le duró exactamente dos películas, Marcelino y la que estamos comentando, una pena pues el chiquillo hacia su papel de niño espabilado y gamberrete a la perfección, claro que no se le puede pedir como a los mayores, ya que muchos con tres veces su edad no expresaban lo que este niño prodigio.
La realización de Vadja es excepcional donde las haya, con un manejo de los actores estupenda, sacando lo mejor y más tierno, los tenemos de todas las índoles, pero todos grandísimos, desde unos futuros humoristas como Gila (el vendedor de relojes) irreconocible sin su boina, su teléfono y con su juventud, Luis Sánchez Pollack Tip (dependiente de tienda del traje torero), con poco guión pero con sus gestos lo dicen todo, escena colosal en la plaza, cubriendo el traje para que no se estropee, un veteranísimo y siempre agradable Pepe Isbert en el papel de Sánchez el vendedor de relojes falsos, con su cara de buena gente y a la vez de pícaro, muchos y buenos secundarios de nuestro cine, como José Marco Davó que por el nombre no les dice seguramente nada pero si hablamos de films legendarios sabrán quien es y dirán, a si, sale en esa también, de momento sale en unas cuantas de Marisol (Tómbola, Cabriola, Rumbo a Río, Ha llegado un Ángel) de Vajda (Marcelino, Tío jacinto, Un ángel pasó por Brooklyn) y varias patrias (¿Dónde vas Alfonso XII? Y ¿Dónde vas triste de ti?) Comedias de siempre (El Tigre de Chaberín, La Gran familia) actor polifacético y siempre correcto, pero en especial yo le tengo cariño a un excelente actor que apenas sabrán su nombre, pero que lo hemos visto en decenas de películas y películas importantes en la historia del cine español Mariano Azaña visto por ejemplo en (El pequeño Ruiseñor, en el papel de sacristán que en cierta forma se quiere aprovechar de Joselito, Marcelino Pan y vino en el papel de Fray malo, Fray escoba, Como dos gotas de agua, película de Pili y Mili, Manolo guarda Urbano, que hace de Capitán de Manolo Manolo Moran) aquí en el papel de Cerillero, sobre todo no hay que olvidarse del protagonista junto con Pablito, Antonio Vico gran actuación pero no cogió bien los papeles en su extensa filmografía, aquí esta perfecto en sus pocos papeles protagonista, en definitiva, grandiosa película por todo, dirección, ambientación, fotografía, dialogos y sobre todas las cosas actuación.
Obra maestra del cine español injustamente desconocida, debida a un director de gran talento como es Vajda. Tierna pero nunca blanda, de estremecedora sensibilidad sin recurrir al sentimentalismo facilón. Retrato veraz de la triste España de la época,a la vez lúcido y compasivo. Con un genial reparto de característicos, que componen una rica tipología popular tan auténtica como entrañable. Pablito Calvo supera su Marcelino y Antonio Vico regala una interpretación que es pura verdad aunando dignidad y derrota. Un verdadero clásico oculto de regusto Capra que roba con limpieza y honestidad las lágrimas del espectador superando en su terreno a títulos italianos de mayor fama.