Mi semana con Marilyn
Sinopsis de la película
En 1956, la joven actriz Marilyn Monroe (Michelle Williams) llega a Inglaterra para protagonizar con Sir Laurence Olivier (Kenneth Branagh) la película El príncipe y la corista . Colin Clark (Eddie Redmayne), un joven de 23 años con buenos contactos, consigue un trabajo como ayudante de producción y es testigo del choque de egos y la tensa relación entre Olivier y Marilyn durante el rodaje.
Detalles de la película
- Titulo Original: My Week with Marilyn
- Año: 2011
- Duración: 101
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Opinión de la crítica
Película
6.2
64 valoraciones en total
Marylin Monroe, recién casada con el bueno de Arthur Miller, aterriza en Inglaterra dispuesta a rodar ‘El príncipe y la corista’ (1957), en compañía y bajo las órdenes de Laurence Olivier. Corre el año 1956 y, por ese entonces, un joven apuesto, Colin Clark, está decidido a hacerse un hueco en el mundo del cine, sin saber todavía que su corazón está a punto de caer rendido ante los encantos de la rubia.
Película menor, ligera y frívola. El choque entre Sir Laurence y Marylin termina por convertirse en algo secundario para el espectador (las reflexiones de Oliver son del todo periféricas), pues todo se focaliza en torno al inestable carácter de la actriz, interpretada maravillosamente por Michelle Williams, y en cómo ello da cabida a una incipiente relación, a un romance, un tanto carente de sentimiento, con el guaperas de Eddie Redmayne, interpretando este a Colin Clark.
En definitiva, un producto elegante, sofisticado y pulcro. Todo está muy bien, el problema viene dado por una historia con pocas pretensiones, más allá de servir para el lucimiento personal de Michelle Williams al encarnar a una de las divas de la historia del séptimo arte.
Todos aquí sabemos como esta mujer acabo, como se trunco su vida y demás, Marilyn Monroe es la mujer más conocida del mundo y un icono de la música y el cine, pero no todo es lo que parece ser, y no es un problema que solo sufriese ella, si no miles de músicos a lo largo de su vida han tenido problemas, traumas del pasado, inestabilidades … quizá eso sea lo que les hace ser grandes, quien sabe.
Simon Curtis nos regala una pieza de la desmoronada vida de esta mujer, en la que podemos ver con nuestros propios ojos una Michelle Williams que sabe encarnar muy bien a este icono cultural, ha sabido estar a la talla y toda expresividad de Marilyn la ha cogido como si fuese ella la autentica Monroe, a parte, también ha plasmado los problemas emocionales de la artista, realmente todo un reto que se ve a la legua que ha conseguido.
Una lección de cultura para los que saben y no sabían demasiado de esta mujer.
Por otro lado, y más específico, Emma Watson, preciosa, realmente bella y, aún con un papel pequeño, ha mostrado como su amigo Radcliffe que es capaz de hacer mucho más que encarnar a la niña más dotada de Hogwarts.
Fallo de la cinta: Su duración y que profundiza en Marilyn pero no con demasiado atino, la película puede fardar de ser inteligente y de calidad, pero podría haber si mucho más, tal y como otras cintas.
Es imposible hacer un biopic de Marilyn Monroe porque es inimitable… ¡Por eso es un mito!
No hay ninguna actriz en la actualidad que pudiera encarnarla desde ‘ese parecido razonable’. ¡Ni si quiera le llegarían al pie de su lunar! ¡Por eso es un mito!
Por eso el trabajo de Michelle Williams es descomunal, meritorio y monumental. Ante la imposibilidad de parecerse a Marilyn inicia una especie de dominación interior del personaje, como si Norma Jeane poseyera hasta el último de sus alientos y ella misma se encontrara en otra piel y cuerpo. Michelle Williams consigue, por momentos, que perdamos la noción de la imagen preconcebida de Monroe y que nuestro cerebro admita que ella es Marilyn. Por eso mismo se merece un Oscar, aunque lamentable este año los lloros de Viola Davis y el maquillaje y peluquería de Meryl Streep han tenido todos los focos acaparados.
Pero quitando la sublime interpretación de Michelle Williams en Mi semana con Marilyn queda poco más que nada… Este es un ejemplo de película insustancial y ramplona, que no funciona por ninguna de sus vertientes…
Como película de recreación del backstage de El príncipe y la corista es escasamente interesante y no aporta nada.
Como incursión y lapso en un biopic de Marilyn Monroe parece decantarse por un aluvión de clichés que tampoco contribuyen a nada: barbitúricos por aquí y por allá, traumas por el abandono de su familia y amantes, incomprensión del universo hacía su ombligo, constantes dudas de su talento y su contante sensación de interpretar a un personaje delante de los medios y las masas.
La película de Simon Curtis quiere mostrar la historia de amor verdadero desde los ojos de un joven que se enamora del mito y también de la persona que habita en el mismo. Sinceramente creo que Colin Clark fue un pagafantas y un don nadie. En los títulos de crédito se reconoce que pasó desapercibido hasta que publicó un libro autobiográfico sobre el rodaje de El príncipe y la corista y más tarde y años antes de morir desveló esa semana que pasó con Marilyn en otra publicación. Puede que Harvey Weinstein se frotase las manos cuando divisó el proyecto pensado en la cantidad de premios que iba a recoger… pero el tal Colin Clark sólo se frotó la entrepierna con los pantalones puestos. Todo un caballero… inglés.
He leído bastantes críticas de ésta película y he de decir que no entiendo porque la infravaloran tanto, la película cumple a la perfección sus expectativas: narrar con profundo realismo la desdichada vida de Marilyn Monroe (pero no toda su vida, sino la peliícula se llamaría La vida de Marilyn Monroe) durante el rodaje de la película `El príncipe y la corista`, lo que hace es contarnos desde el punto de vista de Colin Clark (tercer ayudante del director de cine Sir Laurence Olivier) como era Marilyn y como vivía ella su mundo. Un mundo que para muchos era todo delicioso y agradable, pues todo el mundo se quedaba pasmado y maravillado con la Monroe, sin embargo a la hora de la verdad cuando no era Marilyn sino Norma Jeane Baker nadie quería estar a su lado, ni siquiera su marido Arthur Miller. De modo que ella encontraba consuelo en su fugaz amante Colin Clark.
Mención especial destacar la interpretación fabulosa de Michelle Williams que te hace creer desde la butaca que es Marilyn a la que estas viendo actuar en la pantalla. También me encanta como trabajaKenneth Branagh, que se le nota que le encanta encarnar a Laurence Olivier, pues le clava a la perfección. Con todo esto decir que es una gran película y que espero que sea multipremiada
Es un riesgo gigantesco tratar de filmar un mito como Marilyn, por la sencilla razón que los mitos dejan de serlo cuando se convierten en seres de carne y hueso. Solo pueden decepcionar. Por eso las películas sobre Marilyn (y otros mitos) no funcionan. Tampoco ésta.
Hay un admirable trabajo de recreación, una trama con posibilidades y evidentemente, un personaje muy jugoso. ¿Quien puede hincarle el diente? Ojalá alguien lo consiga alguna vez, ojalá alguien consiga fijar en celuloide esa imagen universal que guardamos en nuestro interior de la triste estrella americana, para que de ese modo llegue a generaciones venideras tal como ahora, de un modo indefinible, la guardamos nosotros en nuestro interior.
Lo que falla en Mi semana con Marilyn es que Marilyn no es Marilyn, al menos no es mi Marilyn. Es una foto de Marilyn, una cosa hueca y sin contenido, aquello que hemos oido de ella mil veces. Pero eso es papel amarillo, de libros biograficos o de revistas. No tiene dimensiones, y aunque no traicione el cliché, no es eso lo que el espectador quiere ver. Yo quiero conocer a un ser humano llamado Marilyn, quiero sorprenderme, quiero ver algo distinto, quiero ver lo que no sabía de ella. Solo así puedo llegar a conocer a la Marilyn imaginada a partir de las miles de fotos y darle volumen.
Hay películas que llevan una carga de responsabilidad añadida, como ésta. Si fuera una película sobre Pepita Lopez, lo tendría más fácil (aunque no comercialmente, claro).
Es muy probable que solo inventando un personaje llamado Marilyn, alguien logre alguna vez fabricar una Marilyn que consiga romper la inmovilidad en la que habita en el seno de tantísimas fotografías. Entonces tendremos otro mito, otro cliché, pero al menos será de carne y hueso.
Mientras seguiremos soñando con ella, con aquella que solo conocemos, en nuestro sueño, a través de los personajes que habitó (entre ellos el de ser Marilyn Monroe), y por supuesto, a través de sus fotos.
¿Dónde estás Marilyn? Dime quien eres, aunque sea mentira.