Mi primer gran combate
Sinopsis de la película
Leo Thompson (Seth Carr) tiene 11 años y se ha encontrado una máscara de lucha libre que le da superfuerza. Con ella y con el apoyo de su abuela (Tichina Arnold), se presenta a un campeonato de la WWE. Leo hará todo lo posible para cumplir su sueño: ser una superestrella de la WWE. ¿Podrá un niño vencer a los contrincantes más demoledores en el ring y ser un gran campeón?
Detalles de la película
- Titulo Original: The Main Event
- Año: 2020
- Duración: 101
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Opinión de la crítica
Película
3.7
23 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Adam Pally
- Arkie Kandola
- Aryan Simhadri
- Beth Phoenix
- Bodhi Sabongui
- Chris Furci
- Dallas Young
- Donna Benedicto
- Glen Gordon
- Ian Hawes
- Kofi Kingston
- Lisa Durupt
- Lucie Guest
- Mike The Miz Mizanin
- Momona Tamada
- Nevin Burkholder
- Nicholas Dohy
- Paul Lazenby
- Russell Roberts
- Seth Carr
- Shiraine Haas
- Stephen Farrelly
- Tichina Arnold
- Tom MacNeill
- Tony Skinner
En mi opinión la película da unos malos valores/contra valores, pareciendo buenos y que algunas personas pueden tachar de oportunismo, conducta antideportiva… , que no son los valores que yo preferiría inculcar a un menor de 8 años de edad, aparte de que se una vesión de la realidad que no quiero que descubran mis familiares mas cercanos, aparte ese tema es de admirar el poder de narración con el que cuentan los guionistas para estirar al máximo una historia tan simple, y carente de argumento (continuo en la zona para spoiler)
*Un guion escrito en una tarde
Mi primer gran combate es una película que peca de ser demasiado simple, aún teniendo en cuenta que es para todos los públicos. El guion parece haber sido escrito en pocas horas, deprisa y sin pensarlo demasiado.
La historia de Mi primer gran combate no es complicada. El protagonista es un niño torpe y tímido, muy aficionado a la lucha libre profesional, que tras huir de los típicos matones de colegio, encuentra por «casualidad» una máscara mágica de lucha libre. Dicha máscara, que huele a muerto, le otorga unas habilidades asombrosas y le convierte en un gran luchador. Esto, para empezar apenas se plantea ni se presenta como algo que estuviera destinado a ocurrir, simplemente pasa y no parece resultar extraño. El niño se planta en un campeonato de lucha libre profesional, y nadie parece ver que es un niño, a pesar de ser evidente. El resto del argumento avanza de forma excesivamente predecible y aburrida, dando la sensación de estar viendo un telefilme de serie B.
*Otra más para la siesta
Jay Karas es un director de películas familiares olvidables y poco conocidas, en comparación a otras más influyentes. Con Mi primer gran combate, da la sensación de que tan solo la ha rodado para pagar el alquiler del mes. El resultado es un filme más entre millones, para ver con niños, si, pero con la que comenzarás a roncar a los diez minutos.
Las bromas y chascarrillos no tienen ni pizca de gracia, y provocan más bostezos que muecas sonrientes. Los personajes carecen de carisma, como si actuaran gratis, obligados y sin ganas. La historia no atrapa ni engancha, ni parece intentarlo.
*Ni un niño perdonaría ciertos fallos
Que Mi primer gran combate sea para todos los públicos no significa que se le pueda perdonar todo. Ese es un error muy grande del argumento, que parece saber que está dirigido a un público infantil, y aun así creer que por ello puede hacer lo que se le antoje sin que nadie le diga nada.
Los efectos no están nada cuidados, y nos recuerdan a series de los noventa, como los Power Rangers, de hecho, casi esperaba que, al final, el villano de turno se volviera gigante. La subtrama, centrada en el abandono de la madre hacia el protagonista y su padre, se introduce forzadamente en ciertas ocasiones a lo largo de la película, como para darle mayor profundidad, pero sin conseguirlo. Resulta realmente absurda en muchos momentos, e incluso un niño se daría cuenta de ciertos fallos de voces, escenas que no pintan nada, cambios repentinos de personalidades, etc.
*La moraleja está, pero…
Por supuesto, Mi primer gran combate tiene su moraleja, su lección de vida para los niños, «no seas un capullo egocéntrico».
La teoría está bien, pero cuando tratan de ponerla en práctica, no parece que se lo tomen demasiado en serio. Siempre hay una parte en la que el típico protagonista hace algo que ofende o perjudica a sus amigos o seres queridos, pero luego trata de arreglar las cosas, aquí se arregla todo con un «lo siento». El saber pedir perdón está bien, pero después, en el ring, vuelve a ser el mismo idiota chulo y repelente, solo que ahora es consciente de ello. Después de toda una hora y media de meternos la idea en la cabeza, resulta que todos siguen igual, solo que ahora al menos saben que son así. Nadie ha aprendido nada, y lo único que sacan el protagonista y su querida amiga es algo más de coraje, al menos eso se llevan.
*Conclusión
Mi primer gran combate es una típica película familiar olvidable y poco entretenida. Resulta demasiado predecible, aburrida y poco cuidada, incluso sabiendo que es una película para todos los públicos. Probablemente podría convertirse fácilmente en una película que ver con niños, pero que a los pocos minutos provocará más ronquidos que risas.
Escrito por Javi Sardi
En su favor que hay pocas películas con temática de la WWE y que tiene un mensaje bonito y con clara intención de ser transmitido. A pesar de que para ver este película hay que hacerlo con mentalidad infantil porque de otra manera es difícil disfrutarla, las interpretaciones son malas, demasiado sobreactuado aun para ser una comedia infantil y aunque los luchadores dan la nota pintoresca de la película, podían habérselo currado más y ya que te pones, hacer una peli donde sus estrellas tuvieran más protagonismo o más cameos. Le mostré atención al comienzo pero se fue desinflando como un globo sin posibilidad de solución.
La película trata sobre un niño arrogante, soberbio y que no merece nada de lo que le pasa. Mientras su padre se parte el lomo en tres trabajos distintos para mantener a su hijo, ya que su mujer les ha abandonado, dejándole a él solo el cuidado del chaval y su suegra, el niño recibe una bendición en forma de máscara de lucha que lo convierte en el Hércules del siglo XXI, la cual solo afianza su arrogancia y falta de respeto hacía los demás. El niño se dedica a tener mal ganar, abandonar a sus amigos cuando más le necesitan y a despreciar al padre que tanto se preocupa pasando de él y preguntándole constantemente por la madre que tan mal les ha tratado. El niño al final no aprende ninguna lección.