Mejor otro día
Sinopsis de la película
Cuatro personas se reúnen en la víspera de Año Nuevo en uno de los edificios más altos de todo Londres con la intención de saltar al vacío. Ellos son Martin (Pierce Brosnan), un famoso personaje de la TV caído en desgracia. Maureen (Toni Collette), una madre soltera con problemas. Jess (Imogen Poots), una descarada adolescente, y JJ (Aaron Paul), un joven músico que sobrevive como repartidor de pizzas. Los cuatro están desesperados, pero deciden hacer un pacto: no saltar y ayudarse entre ellos, al menos hasta San Valentín, para intentar pasar juntos ese momento tan difícil de sus vidas.
Detalles de la película
- Titulo Original: A Long Way Down
- Año: 2014
- Duración: 96
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Opinión de la crítica
5.2
95 valoraciones en total
No es una gran película, hay giros que no se entienden muy bien y otros que se ven venir de lejos, y su humor es discreto, simpático pero no te hace reír a carcajada. Y puede que su drama y mensaje tengan algo de libro de autoayuda. Pero no es completamente insustancial, es ligeramente mordaz, algo emotiva, un poco original en su premisa y estructura y esta protagonizada por actores carismáticos. Es posible que los personajes pudieran estar algo más trabajados en algún aspecto pero los intérpretes los defienden con simpatía, a pesar de que Imogen Poots oscile entre lo gracioso y lo cargante y el personaje de Brosnan parezca poco defendible sobre el papel. No obstante tanto Poots como Aaron Paul están millones de veces mejor aquí que en Need For Speed, lo que revela que aquí los personajes y los diálogos tienen más sustancia. Seguramente la novela de Nick Hornby será mejor. No la he leído pero si he leído Alta Fidelidad y Julieta Desnuda y me gusta el escritor. Pero la película no esta nada mal para pasar un buen rato y esta bastante bien para lo que en ocasiones hay en cartelera. Así que no se sí es cosa mía, de que me gustan las comedias con un toque costumbrista y cierta mezcla de drama como esta o que la gente y los críticos tienen otros criterios pero no creo que se merezca los comentarios destructivos que ha tenido en general. Incluso los aprobados y los comentarios tibios son un poco injustos pues yo creo que esta levemente por encima de la media.
Si algo tiene el cine francés más comercial de los últimos años es que aún persigue la voluntad de renovarse, de sorprender, de permanecer intacto en su frescura. Su alergia a la obviedad se suscribe a un nuevo tipo de trascendencia a través de un género tan canónico y principal como es la comedia. La industria gala ha conocido exitosas relevantes aportaciones a esta categoría en los últimos tiempos, sin bien el director Pascal Chaumeil se ha convertido en uno de los referentes más destacados de esta efervescente articulación. Suyas son también las cintas Llévame a la luna y Los seductores, con las que sorprendió a propios y extraños, principalmente en el público y la crítica del país natal. No es casualidad que su última película hasta la fecha, Mejor otro día, continúe por la misma senda y persiga terreno llano y conocido.
Si en algo destacaban sus films precedentes, era en su rimbombante diseño de producción, ambicioso y pudiente para las exigencias de un género que, en manos de otros productores mucho más conformistas, se basaba en la reiteración, el minimalismo y el lugar común. Chaumeil se postula como un revelador de la comedia de alta categoría: más allá de la sabida atención en los gags, las florituras y la languidez expositiva, busca fortalecer y revitalizar los aspectos más cinematográficos del género y ensancharlos para dar cabida a mayores y mejores resultados. Cuando esto ocurre, otros procedimientos temáticos se cuelan y se metamorfosean en las figuras gramaticales de los relatos asumidos.
Siendo esta una producción más británica que francesa, sobre el papel, es de recibo recordar las palabras de uno de los grandes maestros modernos de la comedia británica: Richard Curtis. El célebre guionista de Notting Hill o Love Actually argumentaba que, para escribir una comedia, lo primero que debes tener presente es que no estás escribiendo una comedia. Paradójico pero muy lógico desde un cierto punto de vista conceptual. El particular manierismo creativo del guionista le impulsa a considerar que la ironía y la comicidad son más fáciles y estimulantes de tratar cuando el drama emerge como telón de fondo. En ocasiones, y por momentos, lo burlesco se ve solemnemente ennegrecido por las bastas embestidas de lo dramático y da como resultados unos fines tragicómicos que actúan como fuerzas de choque pendulares que, a todas luces, fomentan un abanico mucho mayor de emociones impulsadas.
La novela de Nick Hornby adaptada por Jack Thorne se antojaba de una peligrosa oscuridad. Difícil contienda, como punto de partida, supone propulsar la carcajada a través de una tesis tan peliaguda como el suicidio. El guionista se limita a mantener la trama principal de la novela pero quizás ajustando mejor las relaciones entre los personajes –acertadamente dispares, equívocos y radicalmente distantes- a través del sutil y consabido humor inglés. Chaumeil, en sus labores tras las cámaras, endulza y carameliza la función para hacer el trago más digerible para el target de audiencia más amplio posible. Pese a ello, su digerido no es tan primario ni simple como se cabría esperar en una comedia de enredo modernizada, algo que anota un tanto a su favor y en beneficio de esta adaptación a la gran pantalla.
Alejado de la feliz y liviana mordacidad de sus anteriores obras, el director francés se mete de lleno en suelo pantanoso y sus resultados son, a menudo, dispares. De forma puntual, el drama come y carcome la mayor parte del show, haciendo que el mismo se antoje indigesto y pasado de revoluciones melancólicas. Queda, en todo caso, un loable intento ante semejante berenjenal y un cierto regusto final de gozo al haber contemplado una química tan peculiar entre un reparto cubierto de estrellas del ayer, del hoy y del mañana.
Crítica para http://www.magazinema.es
@WeisGuerrero @MagaZinema
Una gran película,a todos los que hemos pasado malos momentos o estamos pasando malos momentos,esta película reconforta,porque aunque no tenga giros inesperados y no te tenga con el culo apretado contra la butaca o tu sofá,es una historia humana,en la que por muy enrevesado que parezca¿porque no ha podido pasar y nadie lo sabe?je,en fin esta película trata de redenciones,de encuentros,de descubrir nuevos motivos y caminos para vivir,de cambiar la percepción,el modo en el que vemos la vida,en como las sentimos,en como nos las encontramos y en como las asumimos y aceptamos,a mi personalmente me ha reconfortado y dado esperanzas,aunque creamos estar en el ultimo escalón de la vida y nos creamos la ultima basura de la vida misma,aunque no encontremos sentido a nada,siempre hay redención.
Un saludo y buenas noches a todos.
Dice la productora de la película, Finola Dwyer, que la elección de sentar a Pascal Chaumeil en la silla de director no era la opción más obvia, concurriendo con ello en un cierto riesgo. Una vez vista Mejor otro día (2014) parece una afirmación cuanto menos cuestionable. Chaumeil, director de las también mansas e inequívocas Los seductores (2010) y Llévame a la luna (2012), parece de hecho la opción más coherente a la hora de encarar la adaptación de la novela En picado del conocido Nick Hornby (escritor de, entre otras, la célebre Alta fidelidad), viendo lo cómodo que trabaja agradando al público.
La película se abre con el fortuito encuentro en una azotea de Londres de cuatro desconocidos que pretenden suicidarse saltando al vacío en plena Nochevieja. Huelga decir que no lo harán, firmando un pacto de no (auto)agresión por el que sus vidas se verán entrelazadas. Lo primero que uno advierte es el delicado tema del suicidio como punto de partida, lo cual podría conducir a diversos caminos, a saber: el melodrama desaforado, el humor negro o la comedia dramática. Descartado por fortuna el primero, aunque exista alguna tentativa en la historia de Toni Collette, y desterrando de manera decepcionante la segunda vertiente, nos queda finalmente la tercera vía, el formato idóneo para desplegar, en todo su esplendor, lo que podría denominarse como marca Chaumeil.
El asunto del suicidio es delicado, espinoso, tan universal como tema tabú. Ni Chaumeil ni su guionista pretenden establecer un tratado profundo sobre ello, sino que optan por convertirlo en una deriva hacia la redención personal, la cual pasa por un relato inundado de buenas intenciones, buen rollo por decreto y una indisimulada decisión de no desviarse jamás de la hoja de ruta marcada. Es cuestión puramente subjetiva decidir si ese tratamiento liviano es aceptable o no. Un servidor no lo compra, principalmente por todo lo que se deja olvidado por el camino.
La cinta es, ante todo, una oda al gran público, a quien no quiere incomodar en ningún momento sino reconfortarle con buen rollo y optimismo a cualquier precio. Incluye una pequeña crítica hacia el sensacionalismo de los medios de comunicación, pero es puro artificio y caricatura. Lo constante en el film es la no renuncia a la básica estrategia de seducción al espectador, donde lo mejor que puede decirse es que se agradece no sentir indignación, sólo indiferencia, y que se olvida sin más al salir de la proyección. Puede resultar incluso simpática a la fuerza en determinados momentos, probablemente gracias a un reparto entregado y con indudable química y a la escasez de pretensiones. No obstante, la sensación de encontrarse ante un manual de autoayuda escrito con escuadra y cartabón es omnipresente.
Chaumeil aporta su ya típico tono melifluo y condescendiente, con una dirección eficaz y competente pero tristemente impersonal, como viene siendo habitual en su corta filmografía. Al menos existe un personaje mejor trazado, el que interpreta Aaron Paul, mientras que los otros caen en el cliché. Promete previsibilidad y conformismo y eso es lo que ofrece. Allá cada uno si lo considera suficiente o no gastar su tiempo.
http://www.asgeeks.es/movies/critica-de-mejor-otro-dia-el-club-de-la-autoayuda/
Nick Hornby es ese autor, mitad hooligan, mitad psicólogo de nuestra generación, que ha conseguido que varias de sus novelas sean llevadas a las gran pantalla con mayor o menor mala leche, pero siempre con un notable grado de calidad, como atestiguan films como Alta Fidelidad o Un niño grande , y que incluso se atrevió con un guión de factura propia que sorprendió a muchos, como fue el caso de An education . Su nombre, es sinónimo de ese humor británico negro que camina cómodamente entre la ironía y la sátira generacional. En una de esas obras ( About a boy ), Hornby citaba a John Bongiovi en referencia a unas palabras en las que el cantante norteamericano comparaba a cada ser humano con una isla, símil alrededor del cual, también se puede ubicar cómodamente la trama de A long way down (aquí traducida como Mejor otro día , en otro alarde de dominio lingüistico de las distribuidoras). Hornby es especialista en bucear en los recovecos de la psique humana, dónde se esconden los temores a la soledad y las incapacidades para relacionarse con el resto de islas del archipiélago de la humanidad. Con su pluma, y a través de elementos culturales comunes a nuestra sociedad como la música o el deporte, disecciona las entrañas de las relaciones personales y sus disfuncionales bases sobre las que se asientan las pirámides emocionales de una sociedad de carácter abocado al fracaso. Todo ello impregnado con ese aroma plagado de sarcasmo y dobles sentidos que tan bien le sienta a sus personajes, auténticos mosaicos de nuestro tiempo.
Y en A long way down , se percibe ese lenguaje tan particular y esa manera de entender el mundo, en unos primeros minutos que parecen la antesala a una obra cargada de amarga realidad, centrando la trama en cuatro suicidas obligados a confesarse y desnudar sus almas en un inicio prometedor que dibuja en el horizonte risas y alguna lágrima. Sin embargo, todo ese portencial, se diluye en un esfuerzo inútil del realizador Pascal Chaumeil, por mantener su película dentro de los cauces de lo moralmente correcto. Toda la pólvora ofrecida, se moja con una realización carente de pulso y nervio, que deja al buen hacer de sus actores todo el peso de la película. Y es gracias a un reparto coral sólido y de sobrada calidad, que la película consigue sobrevivir al hastío del público. Pierce Brosnan, Toni Collette, Aaron Paul e Imogen Poots, están en todo momento por encima del talento del director, demostrando la languidez de un trabajo que en la piel de estos actores, exige un punto más de riesgo, de atrevimiento y de irreverente magia. Sin embargo Chaumeil, teme que la película se le vaya de las manos en aras de la crónica al fracaso que es la obra de Hornby, y disfraza su cinta de mediocre tragicomedia donde el club de los cuatro suicidas salvan los muebles y la cabeza de su realizador.
A long way down es una oda a las oportunidades mal aprovechadas, que se convierte en paradigma de su propio mensaje. Pues si bien, el reparto brilla con luz propia gracias a su profesionalidad y talento, si bien el libreto de partida ofrecía hechuras de una de esas cintas británicas cargadas de rabia y magia, si bien los precedentes parecían augurar notables resultados, al final Chaumeil desinfla ese globo legando una cinta mediocre que baila la danza de la muerte al filo de la navaja del desaliento. Un trabajo desapasionado que en manos de otro director, podría haber alcanzado metas mucho más grandes.