Medianeras
Sinopsis de la película
Mariana y Martín viven en la misma manzana en diferentes edificios, pero, aunque sus caminos se cruzan, no llegan a encontrarse. Martín diseña páginas web. Mariana es arquitecta, pero trabaja como decoradora de vidrieras. Además de desilusiones recientes, los dos tienen muchas cosas en común. Viven en el centro de Buenos Aires. La ciudad los une y a la vez los separa.
Detalles de la película
- Titulo Original: Medianeras
- Año: 2011
- Duración: 94
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Opinión de la crítica
Película
6.7
74 valoraciones en total
Medianeras es una historia de amor aunque habla sobre todo de su ausencia, en tiempos de fobias sociales y en el marco de una sociedad progresivamente deshumanizada, tanto en su arquitectura como en su sofisticada tecnología. El problema que plantea es universal: en las macrociudades actuales todos se cruzan sin conocerse. Como dice Martín, el protagonista: Buenos Aires es una ciudad superpoblada en un país desierto, subrayando lo ilógico de una tendencia donde la comunicación se desvía hacia la virtualidad y se habla con extraños lo que no se dice cara a cara.
Hay por lo menos dos películas en esta agradable ópera prima de Gustavo Taretto: una comedia romántica con pinceladas tragicómicas y un relato documental sobre la arquitectura arbitraria, hecha más para separar que comunicar. También se habla de la resistencia literal y simbólica de algunos que, buscando unos rayos de sol abren sus pequeñas ventanas en las medianeras, desafiando lo legislado y reglamentado en la supuesta planificación urbana.
El casting no podría ser mejor para esta película en torno de dos seres (Martín y Mariana) que se buscan sin conocerse: la española Pilar López de Ayala es quien interpretó a la deliciosa Angélica del penúltimo film del director portugués Manoel de Oliveira. Drolas es argentino y más conocido por sus actuaciones teatrales y en cortos publicitarios.
Las acciones encadenadas avanzan con un correlato en off lleno de ironía -tiene referencias claras al cine de Woody Allen y de Jacques Tati (el protagonista lleva en su mochila siempre alguna película suya) pero también lo homenajea en los originales planos dinámicos de la ciudad.
La estructura es original para lo que es el cine argentino donde Allen y Tati no son influencias habituales, aunque también tiene una dinámica similar a las románticas comedias taquilleras escritas por Nora Ephron.
La historia, contada a dos voces en off y montaje paralelo, transita por tres estaciones en la búsqueda del objeto de deseo. Mientras tanto, los protagonistas centrales se encuentran con otros personajes en experiencias cómicamente frustrantes. Estos papeles están interpretados por grandes actores como Inés Efrón, Carla Peterson, Adrián Navarro, Rafael Ferro, Alan Pauls y una breve participación de Jorge Lanata.
El film se mueve como pez en el agua con íconos de la cultura popular, como el juego ¿Dónde está Wally? y alterna ágilmente con soportes web y animaciones que se introducen en la historia lineal, trasluciéndose un solvente manejo en los aspectos técnicos tanto como en la dirección de actores. Desde los encuadres hasta los gestos de los intérpretes todo fluye con mucha espontaneidad, un humor fresco y una mirada sabia.
Náufragos en un océano sin apenas islas, viven en Buenos Aires, dentro de sus respectivas cáscaras de nuez, dos jóvenes. Él, diseñador de páginas web, con poca suerte y pocas ganas de buscarla. Ella, arquitecta, metida a decoradora de escaparates por aquello de la crisis, empeñada en localizar a Wally en la ciudad.
Las medianeras son aquellas paredes desaprovechadas en los altos edificios, más desaprovechadas aún cuando se rellenan con vacíos mensajes publicitarios y que sólo adquieren personalidad cuando florecen en ellas ilegales ojos de luz que propician al menos un escape para la imaginación.
Divertida, ingeniosa y reflexiva comedia sobre una sociedad tumbada permanentemente en el diván del psicoanalista y sobre sus construcciones, que son una prolongación de la caótica mente de sus moradores.
Gustavo Taretto no oculta en ningún momento su veneración hacia Woody Allen, y una vez más pone de relieve que los argentinos son, al menos, primos hermanos del cronista neoyorquino.
Son almas gemelas, pero no se conocen… A pesar de vivir en la misma calle y coincidir en ella y hasta en la piscina. Él ha pasado dos años encerrado en casa, haciendo todo en Internet, desde la compra hasta el sexo. Ella ha cortado recientemente una relación de cuatro años. Él diseña páginas web. Ella diseña escaparates. Él se emociona con el final del Manhattan alleniano. Ella también. A ella le gusta cantar su canción favorita con el volumen en alto. A él también. Ella busca a Wally sin encontrarlo, ni en el libro ni en su vida. Él pasea por el amado/odiado Buenos Aires de ambos con una mochila que contiene su kit de supervivencia urbana. Él chatea con desconocidos sin saber muy bien qué decir ni qué preguntar. Ella también…
Ella decide un día abrir un hueco en la pared de su medianera. Él también…
Buenos Aires crece descontrolada e imperfecta, una ciudad en la que se yerguen miles y miles de edificios sin ningún criterio. Al lado de uno muy alto hay uno muy bajo, al lado de uno racionalista, uno irracional. Probablemente estas irregularidades estéticas y éticas nos reflejen perfectamente. Estos edificios que se suceden sin ninguna lógica demuestran una falta total de planificación. Exactamente igual es nuestra vida, la vamos haciendo sin tener la más mínima idea de cómo queremos que nos quede .
Hay dos personas que están destinadas a estar juntas. Hay dos personas que llevan cada uno sus mambos, sus fobias, sus problemas y sus desilusiones como pueden. Hay dos personas que están cerca pero no se ven. Hay dos personas que cantan la misma canción al mismo tiempo. Dos personas que chatean sin saber con quién. Que viven en su caja de zapatos. Que miran y lloran con Woody Allen.
¿Cómo hacer para encontrar a aquella persona en medio de la vorágine, del caos que es nuestra querida Buenos Aires? ¿Cómo encontrar a Wally entre la multitud?
Medianeras nos muestra a dos personajes que están cerca y lejos a la vez. Paralelamente, cada uno vive su vida como puede. Hay algunos vanos intentos de acercarse a alguien del sexo opuesto pero nunca logran demasiado. Disfrutan más su soledad entre tanta era tecnológica, esperando.
Martín trabaja en su casa y es diseñador web. Vive más que nada en el mundo virtual, como él dice: habla por internet, escucha música por internet, tiene sexo por internet, etc. Es fóbico, no viaja más que a pie, y lleva siempre a cuestas su equipo, que consiste en medicamentos, una cámara de fotos, un ipod, preservativos y una guía por si alguien lo encontrara para saber cómo actuar, entre otras cosas. Vive con una perrita que le dejó su novia cuando se fue a vivir a EEUU y los abandonó a ambos.
Mariana es arquitecta pero no trabaja de eso, sino que decora vidrieras. Se separó de su novio de cuatro años cuando se dio cuenta que no lo conocía. Su edificio preferido es el Planetario, donde confirma lo insignificante que es para este mundo. Y todavía sigue intentando resolver una página de su libro Dónde está Wally?.
La historia de ¿amor? entre ellos dos no es sin embargo quizás lo más interesante de la película. Personalmente, me quedo con la parte más documental, donde vemos imagen de los edificios porteños, con datos y reflexiones al respecto, algunos con su propia historia.
(continúa en spoiler, sin spoilers)
Medianeras cierra un 2011 de muy buen cine argentino. Aún cuando todavía me queda por ver varios films del producción nacional del 2011 (De caravana y Las Acacias, principalmente) ya puedo destacar varios de ellos: Fase 7, La vieja de Atrás, El Estudiante y ahora Medianeras.
Medianeras bebe de cines que me son cercanos y habituales, cines fuera del circuito comercial pero de una belleza inestimable. Medianeras es un frankenstein con toques de comedia romántica asiática, con gestos de Magnolia (P.Tomas Anderson), con algo de Mary and Max o Amelie, una pisca de Woody Allen o Johnnie To (Turn Left Turn Right).
Gustavo Taretto utiliza la voz en off como principal recurso para contar una historia de desencuentros, de tristezas y alegrías, de soledades y compañías, de la vida misma.
Con buenas actuaciones de ambos protagonistas, con la presencia siempre estimable de Inés Efron, con una música agradable.
Medianeras es todo eso, pero también es un documental sobre Buenos Aires, y sobretodo, es la la historia porteña de Buscando a Wally .
Es la historia de dos personas que viven a metros pero que no pueden cruzarse nunca. Ninguno de los dos sabe de la presencia del otro. Entre ellos hay…medianeras…
Robando, a veces sutilmente y a veces no, pero haciéndolo tan bien que casi ni importa, Gustavo Taretto nos muestra una pequeña metáfora de la vida, con errores, a veces sobreexplicando o apelando a fórmulas ajenas exitosas, pero dejándonos un bello y sensible cuento, que se niega a retirarse de la memoria.
Muy recomendada.