Me enveneno de azules
Sinopsis de la película
Una historia de pasiones morbosas y relaciones familiares destructivas. Narra la historia de un padre y dos hijos, Miguel, un joven que vuelve de París por razones oscuras, su hermano, que es un cineasta, su padre, que no se deja ver, y Marta, antigua novia de Miguel, que le engañó para irse con su padre y trabajar como actriz para su hermano.
Detalles de la película
- Titulo Original: Me enveneno de azules
- Año: 1969
- Duración: 84
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Opinión de la crítica
Película
5.4
84 valoraciones en total
Suena Beethoven a todo trapo y lee a Conrad reconcentrado y con cara de honda pena y turbio desasosiego. Vale. Vamos a por todas, la cosa promete.
Narración escuálida, increíblemente esquemática y simple, pero con personajes endemoniados y enredados, a saber: padre dominante y avasallador, hermano mayor entre Pinto y Valdemoro, cineasta para más inri, hermano pequeño, protagonista, en plena tormenta existencial, jovenzuelo sin oficio ni beneficio con derroteros pánfilos, siesos, majaderamente ensimismados, más mujer fatal, Charo López, y criada amantísima y sufriente.
Sexo displicente, extravíos sentimentales, encuentros ominosos, vaivenes y bamboleos. Todos hacia el mismo destino encallado, y encanallado, que sirve como excusa para una especie de experimento audiovisual muy coyuntural (nouvelle vague y Mayo del 68 en el horizonte cercano) y pistonudo que va del aburrimiento vaporoso, puramente inane y afectado, a la hermosura contemplativa, sugerente, valiente. Un recorrido con ínfulas y hacia la nada, hacia la muerte. Quizás impostado y desmadrado, pero también interesante y oscuro.
De Ludwig Van a Juan Sebastian y tiro porque me toca. Con cámara movediza, Junior (pasmado es decir poco) y un Madrid alucinado.
Como una pesadilla italiana (su cine de vanguardia en aquellos sesenta tan lejanos marcaba tendencia), estilizada, ambiciosa y un poco tonta.
Vale por lo raro y pretencioso, por sus efluvios juveniles de pose cultural sin desasnar, un producto asilvestrado, agradable, saludable.
Junior deja por un tiempo su faceta musical y se dedica como un desesperado a buscar a su padre por las calles desde un Madrid muy nocturno de final de los 60.
Charo López, además de ser una actríz como una casa, está más guapa que nunca.
Pelicula maldita -de lo que antes se denominaba arte y ensayo- y que aquí en el día de su estreno vieron cuatro.
De todas formas, su director, Francisco Regueiro, no debió asustarse por ello, porque prácticamente todo su cine se estrenó de la misma forma.
Jaime Chávarri, auxiliar real de dirección del film, aparece en un cameo como… auxiliar de dirección del film. Años después realizaría su obra maestra, El Desencanto, 1.976.
La pelicula -esto es una apreciación muy personal- tiene un cierto aire que 10 años más tarde podremos apreciar en otra obra de otro maldito del cine español: Arrebato, de Iván Zulueta.
Como no la había visto en su momento (sabiamente), aproveché que la echaban en un canal de Digital+ y le di un tiento. Bien, tú eres Junior, guapo y bien plantado, y de repente descubres que tu papi, el carcamal Antonio Casas, se está beneficiando a… ¡Charo López! ¿No es para perder los nervios y pegarle unos tiros al canalla? Pues eso, pero contado de forma fragmentaria y entrecortada, por decir algo. Eran tiempos horrendos para la lírica, como ahora que han vuelto los nietos de aquellos.
¿A qué aficionado al cine no le han preguntado alguna vez cuál sido la peor película que ha visto? Claro, siempre surgen en la memoria algunos títulos como candidatos a figurar en la respuesta, pero la otra noche, en un ciclo de películas españolas en TVE2, encontré uno que bien podría estar a la cabeza de los bodrios que me he tragado. Lo que más me intriga de Me enveneno de azules es saber qué cosa habrían fumado o bebido los productores de este engendro intragable para decidirse a poner dinero. Hoy día, algo así es prácticamente imposible que se rodara, pero si alguna extrañísima carambola llegara a pasar, jamás de los jamases se estrenaría ni en la sala más cutre.
Aguanté en el sofá hasta que acabó, simplemente por poder decir a quien me lo pregunte el título de la peor bazofia cinematográfica que recuerdo.
En la calificación la he puesto como Muy mala . Lo que no entiendo es por qué entonces en el casillero de la puntuación aparece un 1. Tendría que ser cero, ¿no?
La pobreza del esquema argumental es lo que más perjudica a esta realización. Como de lo que cuenta es de lo que depende casi siempre el interés de una obra fílmica la película se estropea casi del todo. Todos los personajes se comportan con frialdad y no están descritos de manera convincente sino que se limitan a exponer sus planes y sus sensaciones sin que el espectador los encuentre bien definidos. El estilo de la realización de Regueiro no es tan simplón como el argumento y los personajes ya que a una historia carente de refuerzos le aplica un peculiar rebuscamiento formal en la puesta en escena que resulta ser junto con el título lo mejor de la película, fotografiada con gran brillantez por José Luis Alcaine. Las escenas nocturnas son más atractivas que las diurnas. Junior hizo una aceptable interpretación pero como su personaje no está muy bien trazado no llega a tener el lucimiento dramático que podía haber tenido más que en unas pocas escenas. María Fernanda Ladrón de Guevara era una actriz veteranísima entonces y muestra su talento y su experiencia en la interpretación con un personaje que innecesariamente acaba de manera muy desagradable en esta amarga película. Charo López ha sido siempre una actriz maravillosa y en el resto del eficaz reparto está una de las protagonistas del ahora reivindicado Un, dos, tres al escondite inglés , la peculiar Mercedes Juste. Con una mayor profundidad en el planteamiento general y menos hermetismo la obra hubiese quedado mejor.