Más fuerte que la vida

2 comentarios en «Más fuerte que la vida»

1. Porque de eso va la peli, del American way of life de la clase media norteamericana. Y de ahí su título: Sin señal o Sin entrada de un bien comprado a plazos. Ritt hace un retrato amargo y muy crítico de ese sueño, en el que la mezquindad y una ambición malsana por ascender en el nivel social son los auténticos protagonistas del relato, convirtiendo a los personajes en unos monigotes desgraciados y acomplejados. No sé si el retrato tiene cierta verosimilitud o es la visión muy adulterada de la realidad social de la época del, en aquellos tiempos, muy izquierdista Ritt.
   
   Pero da lo mismo lo real o irreal que haya sido ese retrato. El problema es que es muy tosco. Supongo que con el tiempo Ritt aprendió que la sutileza ayuda a dar credibilidad a unos personajes, pero aquí sólo encontramos esbozos groseros, convirtiendo en irreales a los personajes e insostenibles la mayor parte de las situaciones descritas. Durante todo el metraje, la principal sensación que invade al espectador es la vergüenza ajena.
   
   Quizá la culpa la tuvo el guionista, Philip Yordan, famoso por haber sido la tapadera del por entonces incluído en la lista negra Ben Maddow. O el autor de la novela en que se basa la peli, John McPartland, que, curiosamente, fue tachado de anticomunista por un artículo publicado en la revista Life diez años antes, titulado Portrait of an American Communist . En realidad el artículo, bastante lúcido y agudo, es la visión de un desencantado del CPUSA, pero no por sus ideales, sino por su maniqueo y sectario funcionamiento, asimilable a una liturgia religiosa.
   
   En resumen, peli muy burda. Pero interesante, como todo lo de Ritt.

2. A su nueva casa y llenos de ilusión han llegado, David y Jean Martin, un joven matrimonio que está pasando por un momento de prosperidad económica y pronto se van a sentir más halagados, al ver la inmediatez con que son acogidos por sus vecinos, quienes no tardan en invitarlos a una fiesta de integración. Pero, desde ese momento y en situaciones sucesivas, una contundente frase que alguna vez escribiera el venezolano, Francisco Rubio Llorente, va a aplicarse al pie de la letra: La civilización es confort creciente, seguridad aumentada frente a la naturaleza, al menos para algunos… pero para nadie es felicidad.
   
   La historia, tomada de la novela, No Down Payment, que, John McParland, publicara en 1957, va a entrelazar la vida de cuatro parejas muy disímiles que, a su manera, tratarán de asir una felicidad que pareciera escapar como el agua entre los dedos… y quizás se demuestre, entonces, que la prosperidad material no basta, pues, hay otros elementos claves que deben entrar a jugar en la vida de las parejas y en las relaciones sociales.
   
   Quien se esfuerza por tener todo lo material, pero no hace lo suficiente para comportarse como un ser ético, respetuoso y confiable, verá cuán esquiva es la felicidad con quien así procede. Martin Ritt, director que tenía aquí su segunda película, da plena cuenta de su entendimiento moral al recrear, con plena sujeción a la sociedad que padecemos, la suerte de comportamientos que empañan la convivencia y deslucen cualquier ambiente por atractivo que parezca.
   
   Funciona de maravilla la ilustración de lo paradójicos que son ciertos hechos (aquí cito escenas importantes): Una pareja que con estudio y trabajo honesto lucha para salir delante… de pronto, tiene al hombre dándose cuenta de que está sirviendo a un capitalismo voraz que, cada día, busca la máxima ganancia a menores costos y sacrificando a cuantos sean. Otro hombre es un afectuoso padre, pero sus escrúpulos desaparecen cuando está frente a un cliente a quien pueda estafar con la venta de un auto… y otro, defendió la libertad y los derechos humanos durante la guerra, pero ahora, pareciera pensar todo lo contrario.
   
   Más paradójico todavía, resulta algo que es muy frecuente en nuestros países: Una pareja honesta que con su esfuerzo digno ha conseguido salir adelante, cuando las condiciones se lo permiten, se muda a un barrio que le ofrezca un mayor status social… pero, otra pareja que, con negocios ilícitos, sobornos, peculados u otras marrullas, también ha mejorado sus condiciones económicas, terminará en el mismo barrio… ¡porque también aspiran a un mejor status social!
   
   El guion que escribiera, Ben Maddow, resulta bastante preciso, y como se habla del cacareado American Dream con una visión bastante objetiva, vamos a ver de qué se trata y adónde suele conducir cuando se recorre su particular camino. Como es de esperarse, habrá espacio para la hipocresía, el racismo, la exclusión, la infidelidad… y todas esas cosas que, usando corbata, se disimulan bastante.
   
   <>, es la suerte de filme que, de manera dramática y muy efectiva, pone a mucha gente frente a un espejo… y esto, a casi nadie le gusta. De aquí, el olvido al que se la ha relegado durante tanto tiempo. Pero contra todo, es una obra de la más alta trascendencia.
   
   Título para Latinoamérica: LA MUJER DEL PRÓJIMO