Marruecos
Sinopsis de la película
En una ciudad marroquí donde está la Legión extranjera, Amy Jolly (Dietrich), una cantante de cabaret que por problemas económicos se ve obligada a cantar en un café de segunda fila, tiene como novio a un rico pintor (Menjou), pero se enamora del apuesto legionario Tom Brown (Cooper).
Detalles de la película
- Titulo Original: Morocco
- Año: 1930
- Duración: 92
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Opinión de la crítica
Película
7
93 valoraciones en total
Siempre me ha sorprendido como, a lo largo de la historia, muchos críticos han mitificado a ciertas películas solo porque contienen maravillosos primeros planos o encuadres magníficamente planificados, lo cual, por supuesto, si tienen una coherencia en la historia a mí también me encantan (que sería por ejemplo de Casablanca sin esos maravillosos primeros planos).
Ahora bien, que toda una película se sostenga, o mejor dicho, se tenga que sostener, por el encanto de los actores, en este caso por Marlene Dietrich (y muy bien secundada por Gary Cooper y Adolphe Menjou), y que los críticos estén fascinados por lo maravillosamente que está fotografiada no me parece que hagan un gran favor al cine. Porque el cine es básicamente solo una cosa: un guión, y cuanto mejor es dicho guión mejor será la película. Pues la fotografía, montaje, música, decorados o incluso hasta la dirección son solo herramientas para plasmar dicho guión en la pantalla, es decir, son elementos secundarios y nunca deben llamar la atención por sí solos.
Sin un buen guión a mí particularmente todo lo demás me da igual, sin una historia que te entretenga y enganche todo lo demás da igual. Porque, sinceramente, ¿qué me importa que el primer número musical de Marlene Dietrich sea tan fascinante, sensual, inolvidable y que ella esté estupenda si el resto de la película es un aburrimiento? ¿qué me importa que el maravilloso plano final estén tan magistralmente encuadrado por Sternberg si hasta entonces el tedio ha acompañado la película?
Porque desde luego Marruecos es una de las peores obras de Sternberg (recién salido de El ángel azul, quien lo diría), donde todos los personajes son muy acartonados, esquemáticos y lineales, los diálogos son muy pobres y sin encanto, además, hay una gran ausencia de diálogos en momentos que debería haberlos (supongo que esto es debido a que es una película de 1930, por lo que el sonoro todavía estaba en pañales, lo que ocasiona que muchos de los tics del cine mudo están aun palpables) lo que ralentiza considerablemente la acción.
Y sobre todo, y lo que es más importante (y donde se ve claramente la flaqueza del guión), el espectador debe hacer un gran esfuerzo para entender las motivaciones de los personajes, pues están descritos tan banal y superficialmente que no entiendes el porqué de ese desaforado amor pasional (¿quién sabe? a lo mejor el problema en que en los años 30 los amores, para que fuesen así de irracionales, apasionados y desaforados, no necesitaban motivaciones, y es algo que hemos perdido los humanos en el siglo XXI).
Pero claro, siempre habrá críticos e historiadores que glorifiquen y se derritan por aspectos técnicos de la película, o lo que es lo mismo, que sea tan aburrida, pasada de moda y desfasada que solo les quede fijarse en eso.
El Despotricador Cinéfilo
Pocos directores saben tanto del amor como Josef von Sternberg. Sus películas, lo reflejan en su especial grandeza, en su efectivo poder y en su inmensa generosidad. El austriaco nos estremece el alma y nos despierta una sensación de plenitud, de complacencia sin reproches y de profunda empatía con sus personajes.
Con una exquisita iluminación llena de contrastes, luces tenues y sombras íntimas, y con una composición escénica cuidada hasta en el más mínimo detalle, sus obras resultan visualmente fascinantes y el concepto de arte se percibe por doquier. Observen una sola escena: Una salida hacia el desierto, vista desde un portón con forma de gigantesco corazón. Una mujer enamorada que ve alejarse a su hombre en medio de una legión extranjera que no vuelve la mirada. Un sonido de tambores que se aleja lentamente. La mujer deja entonces al otro hombre que también la ama y acepta sin reparo sus decisiones. Se quita los elegantes zapatos y sale decidida a unirse con las demás mujeres que, enamoradas, siguen a sus legionarios.
Personajes como estos, subliman una película. Son maduros, claros, desapegados, aceptan al otro como es y se desprenden cuando consideran necesario hacerlo. La Venus Rubia, y muy especialmente MARRUECOS, dan perfecta cuenta de estas maravillas.
La historia transcurre alrededor de un cabaret en el que comienza a triunfar Amy Jolly, una cantante recién llegada que atrae la atención de todo el mundo. Su empresario la aconseja que se busque un protector y le sugiere que se lo busque entre los oficiales, pues, los soldados ganan muy poco y no ofrecen mucha seguridad. Dicho y hecho, cuando Amy sale a escena, en segundos se siente flechada por un alto y apuesto… ¡soldado! quien, con energía intenta acallar a quienes obstaculizan que ella pueda dar inicio a su canción.
Después, tendrá lugar una curiosa y atrevidísima escena (recuérdese que la historia transcurre en 1930), en la que la Dietrich (sensual y encantadora como nunca) se acerca hasta una chica, le pide la flor que lleva en su cabello, y tras pensarlo un par de segundos, la besa en la boca sin ningún reparo. Es su primera película hollywoodense y ésta resulta una confesión pública y osada de sus preferencias sexuales.
Pero, esta escena es un guiño aislado porque, su lugar aquí, es el de una mujer descreída de los hombres quien, en Tom Brown, ha de ver el resurgimiento de su inmensa fe. Gary Cooper, le da perfectamente la medida logrando plasmar un personaje carismático, donjuanesco y desprendido, que también encuentra en Amy la medida de su zapato.
El romance es sereno, pulcro, y con sutiles demostraciones de su surgimiento y consolidación. El tercero en escena, Monsieur La Bessiere (un sereno Adolph Menjou), es ejemplo perfecto del hombre que sabe vivir: Da y no exige, ama, pero no somete, tiene poder y jamás abusa de él, le agradaría formar una pareja, pero acepta, sin objeciones, la libre decisión de la mujer a la que ama.
MARRUECOS , es una película con olor a eterna memoria.
Sin duda Morocco llevaba el camino de ser una película de tópicos. Legionarios libertinos, maridos engañados y mujeres fáciles se dan cita en un escenario típica y tópicamente norteafricano con mulas inamovibles, zocos, bazares y salas de diversión con su paisanaje selecto al estilo Café Rick en Casablanca.
Un joven y un tanto imberbe Gary Cooper encaja bien en este mundillo. Vamos, que resulta creíble. Y por descontado Adolphe Menjou, gran actor con mucho oficio, que nos ofrece una excelente interpretación en su papel de solterón cincuentón y millonario con aficiones pictóricas a la par que playboy en sus ratos libres.
¡Ah! Pero los tópicos quedan absolutamente superados con la presencia impagable de Marlene Dietrich quien convierte una película más en una película diferente, atípica y atópica (permítanme la expresión). Marlene llena la pantalla y ¿porqué no decirlo? los ojos de los espectadores. Sus actuaciones en el cabaret son una gozada, su gesto dactilar de despedida una invitación a no marcharnos nunca y esa indecisión suya entre el ni contigo ni sin ti, es tan previsible como cautivadora de nuestras voluntades.
Y ello sin explayarnos sobre esas dotes femeninas que, aun en los tiempos que corren en que se ha visto de todo, dilatan nuestra pupila más allá de lo convencionalmente correcto.
No resulta extraño que Von Sternberg la convirtiese en musa de sus deseos y, gracias a las muchas películas rodadas con ella convirtiese en diosa de los escenarios a esta walkiria wagneriana cuya voz grave y su piel germánica destilan, incluso hoy en día, sensualidad por los cuatro costados.
Mi crítica tiene por objeto expresar mi total coincidencia con la expuesta anteriormente por El Despotricador Cinéfilo y también por David . En efecto, el cine es llamado el séptimo arte , pero, para la inmensa mayoría que lo disfruta es ante todo un entretenimiento. Por lo tanto, como dicen mis antecesores, si la historia es lenta, si el guión no tiene profundidad y agudeza, si tienes que hacer un esfuerzo para terminar de ver la película, si al terminarla sabes que no la volverás a ver, entonces de qué me sirvieron la gran fotografía, los perfectos encuadres y una o dos situaciones brillantes (como se señala la de la primera actuación de Marlene en el cabaret). Por lo tanto, quiero advertir a la mayoría de los usuarios que no crean ni por asomo que en esta película encontrarán la riqueza y profundidad de El Angel Azul . Espero que mi cuatro sirva para advertirles.
Film nº 12 de Josef Von Sternberg, segundo con la colaboración estelar de Marlene Dietrich y primero de ambos en Hollywood. Escrito por Jules Furthman, adapta la obra de teatro Amy Jolly de Benno Vigny, que éste después publica (1931) como novela. Se rueda en exteriores de CA (Guadalupe Sand Dunnes, Imperial County e Iverson Ranch) y en Paramount Studios (Hollywood). Es nominado a 4 Oscar (actriz, director, fotografía y dir. artística). Producido por Héctor Turnbull (no acreditado), se estrena el 14-XI-1930 (NYC).
La acción tiene lugar en una ciudad marroquí que cuenta con un acuartelamiento de la Legión Extranjera, la ciudad de Mogador y el desierto. Se desarrolla en 1929/30, a lo largo de unos pocos meses. Amy Jolly (Dietrich) viaja de París a Marruecos con el propósito de olvidar un pasado turbulento. En el viaje conoce al acaudalado pintor Le Bessière (Menjou), soltero empedernido y de mediana edad. Es cliente del cabaret en el que canta el rudo legionario Tom Brown (Cooper).
El film combina los géneros de drama, romance, aventuras y acción. El éxito de El ángel azul (1930) proporciona al realizador y a la protagonista varias ofertas. Tras muchas dudas, Dietrich acepta la de Paramount, con la que rueda 6 películas memorables a las órdenes de Sternberg. La primera es Morocco , que obtiene un notable éxito internacional y levanta un gran revuelo por aparecer en ella la actriz vestida de esmoquin, usar sombrero de copa, fumar compulsivamente y besar a otra mujer. El estudio la convierte en la rival artística de Greta Garbo, de la MGM, a la que emula en varias secuencias de la cinta. Demuestra en ella sus habilidades como actriz sensual, seductora, misteriosa, peligrosa y, a la vez, frágil y sexualmente ambigua. El nombre de Amy Jolly es una corrupción de la expresión francesa Aimée jolie , sobrenombre que evoca su pasado de prostituta en Paris. El film contiene referencias, ambientes y personajes que inspiran a Michael Curtiz en Casablanca (1942), donde aparecen más desarrollados. Sternberg durante el rodaje presta una atención exagerada a Dietrich, atiende a Menjou y descuida a Coper. Las tres interpretaciones son buenas, si bien la de Cooper (el mejor de los tres) no agota sus posibilidades. El ambiente que envuelve la acción, hecho de provisionalidad, urgencias, pasados oscuros y futuros dudosos, está bien conseguido. Visualmente lo refuerzan las atmósferas cargadas de humo, música excitante y caprichosas arquitecturas. Se ha dicho, no sin razón, que Morocco es la fantasía visual de Sternberg.
La música, de Karl Hajos ( Fatalidad , 1931), aporta una partitura sensual, que culmina en las canciones que interpreta Dietrich: Quand lamour meurt , Give Me the Man y What Am I Bid . La fotografía, de Lee Garmes ( Fatalidad ), construye imágenes que exaltan los rostros de Dietrich, mueve la cámara en trevallings vibrantes y crea un magnífico final de cine esencial.