Maps to the Stars
Sinopsis de la película
Un cuento moderno sobre la obsesión por la popularidad. Stafford Weiss es terapeuta y escribe libros de autoayuda. Tiene una mujer sobreprotectora, un hijo antigua estrella de la TV en rehabilitación y una hija que acaba de salir del psiquiátrico. La principal cliente de Stafford es una famosa actriz, a punto de interpretar el papel que hizo su madre en los años 60.
Detalles de la película
- Titulo Original: Maps to the Stars
- Año: 2014
- Duración: 111
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Opinión de la crítica
Película
6
77 valoraciones en total
Nueva incursión del famoso David Cronenberg en el drama. El cineasta ya hace tiempo que dejó el género fantástico y de terror por historias más humanas y realistas.
Este bodrio (con todas las letras) va sobre varias historias cruzadas de actores en Hollywood. Lo único que tiene son diálogos aburrídisimos de actores en crisis (me refiero a sus personajes) que no hacen más que darnos ganas de mirar el reloj, salirnos del cine o quitar el dvd.
Julianne Moore es una buena actriz, pero aquí le han dado un papel con el que consigue caerme mal con sus estupideces. Luego hay un chaval que se lo tiene muy creído, una suicida potencial, y un John Cusack masajista que lo único que consigue es dar vergüenza ajena cada vez que sale.
Se trata de una de esas películas malas en las que terminas de verla, intentas decir de qué va y no consigues tener una idea clara para resumirla. No porque no se entienda, sino porque lo que sucede en ella es tan intrascendente, tan aburrido, tan banal, que cuando acaba ya se te ha olvidado de cómo empezaba.
Pero no hay problema, porque con sus actores y con su director, y al ser sobre cine, los entendidos de turno la alabarán, cuando en realidad está totalmente hueca. Y lo malo es que quedaré como tonto por tener esta opinión. Pues yo digo que no merece perder el tiempo con ella. Demasiado tiempo estoy perdiendo escribiendo esto.
Definitivamente Cronenberg está muy sobrevalorado.
-Ey, Cronember ¿Cómo va eso?
-Pues ya ves, haciendo una película que va a ser la polla en vinagre, como todo lo que hago que soy un innovador del copón
-¿Y de que va la peli?
-No te lo vas a creer, voy a hablar de Hollywood ¿cómo te quedas? Desde dentro, a lo loco, a lo rebelde…
-Pero eso igual está un poco visto, ¿no?
-No, no, no… no te confundas… que yo soy un enfant terrible, que yo voy a hablar de lo malo, de la vanidad e hipocresia de los actores…
-Ya.
-…del sexo pervertido y vacuo…
-Ya. Igual hasta sacas alguna teta ¿no?
-¡Y algún cimborrio si me pongo! ¿no te he dicho que soy un enfant terrible?
-Ya. ¿Y algo de drogas no vas a meter?
-Si tío, ¿cómo lo has adivinado? El abuso de calmantes y pildoras de los viejorros, las adiciones de la chavalería, su rehabilitación…
-Ya. ¿Eso no sale ya en muchas películas?
-Sí, pero pero el drogata de mi película no tiene 20 años, ni 19, ni 18, ni 17…
-Ya. ¿Cuántos?
-13 o 14… pero ya está rehabilitado osea que era un drogata con 11 o 12 ¿acojonante no?
-Ya.
-Y no solo eso, que también ve niños muertos…
-Ya.
-No, que no lo pillas, que los niños muertos son fantasmas, bueno, no son fantasmas, son reflejos de su tormento interior, una metafora de la ostia…
-Ya.
-Y además hay amores incestuosos entre hermanos…
-Ya.
-¡Que no lo pillas! Que no es solo uno que son dos amores incestuosos, que es un círculo de amor perverso que se cierra dentro de dos generaciones de una misma familia, una metáfora de la ostia…
-Ya. ¿Una metáfora de qué?
-De la ostia
-No, que de qué es la metafora, que qué significa.
¿Cómo que qué significa? Significa lo que el espectador quiera, una metáfora abierta, sin significante constringente, a lo David Lynch…
-Ya… vamos, que les has vendido otra vez la moto.
-¿Vender la moto? ¿Qué quieres decir?
-Nada, es una metáfora. No la has pillao David.
Uno de los cineastas más destroyers del cine de las últimas tres décadas, el canadiense David Cronenberg, se lanza en su última película, Maps to the stars a rodar una enmienda a la totalidad del mundo de las estrellas de Hollywood, con sus relaciones sexuales insanas, sus fiestas desbordadas de drogas y sus contratos multimillonarios. Para ello se sirve de un guion punzante salpicado de dardos envenenados contra gente de la industria del entretenimiento. Precisamente el contraste entre las referencias reales y las secuencias y giros de guion somnolientos, como de mal viaje de LSD, hacen que la película sea ante todo un film de David Cronenberg. Una visión distorsionada y enfermiza de una realidad y una sociedad bastante enfermas de por sí. Por sus excesos tanto visuales como narrativos lo conoceréis. De las carcajadas más sucias que nos regalara el cine de 2014 a los estallidos de violencia más burdos y secos, acompañamos a un grupo de personajes siempre al límite por las calles y las mansiones de un micro-mundo de leyes y moralidad propias.
Lo que ha parido Cronenberg no es una farsa, ni una broma, ni una ridiculización de Hollywood. Es otra cosa. Algo que él domina como pocos. Maps to the stars es una pesadilla. Y como tal, cuando se la cuentas a los demás, en lugar de darles miedo, lo que consigues es que se rían a mandíbula abierta, porque la ensoñación que relatas es demasiado absurda, delirante e imposible. Sin embargo el poso que deja sí que aterroriza, porque eres consciente de que lo que produce tu subconsciente está construido sobre elementos reales. Hollywood no es como el que Maps to the stars pinta con cubos de pintura que se estrellan contra las paredes. Sin embargo, el centro de las acciones hiperbólicas que nos muestra sí que está presente en el mundo de la industria del cine norteamericana. Los padres que convierten a sus hijos en factorías, los actores novatos dispuestos a todo, la endogamia (sexual, laboral) de ese mundo, los actores que se niegan a asumir su edad y esa enfermiza sensación de impunidad, que se resume en haré algo malo, luego iré a Oprah, y más tarde ganaré aún más dinero. Vivimos en un mundo edificado sobre la base de que todo crimen recibe su castigo (el actual estado de corrupción no obliga a añadir un si te pillan). Sin embargo en L.A. no. Eres detenido, la prensa filtra tu ficha policial, eres condenado a servicios comunitarios, te redimes haciendo una entrevista en profundidad, abrazando la fe o rodando un reality y el mundo sigue girando, el cajero escupiendo dinero, y tú vuelves al punto de partida. Sexo, drogas, impunidad y rock & roll.
Todo lo que nos narra el cineasta canadiense puede provocar que nos indignemos o que nos riamos. Cronenberg pudo haber dirigido un drama muy agrio, sin embargo prefirió rodar una comedia muy negra. El destino final es el mismo: Hollywood es una ciénaga, la nueva Sodoma y Gomorra. Sin embargo el viaje es mucho más divertido viendo a Jualianne Moore interpretar a una especie de Lindsay Lohan de 50 años, de tormentosa relación con su exitosa madre, y que se niega a asumir que ya no puede interpretar personajes en la treintena. Quizás estemos ante la interpretación más valiente de la carrera de Moore. Es un placer verla a caballo entre la locura y el narcisismo destructor, entre la más honda de las banalidades y el más terrible de los miedos. Sin embargo, en lugar de entregarle el protagonismo a los veteranos (Moore, John Cusack, Olivia Williams), la película elige sabiamente fijar el centro del relato en los personajes jóvenes, interpretados por el joven (y perturbador) Evan Bird, y la nueva musa del cine de autor planetario, Mia Wasikowska. Esta decisión tan arriesgada le permite hacer un dibujo preciso del resultado de décadas de degeneración. Al fin y al cabo nos debe interesar más la nueva generación que se está adueñando de Hollywood que la generación de sus padres, que por cuestiones de edad ya se bate (forzosamente) en retirada. Retratando a los vástagos, radiografías a la vez a los progenitores, logrando esbozar el pasado, las tormentas, reflejar el presente, los lodos, y aventurar un futuro aún más corrompido. Siempre decimos aquello de que la raza mejora, quizás no, quizás malos padres dan hijos peores, y la espiral de perdición no tiene fin. Esto no lo digo yo, que creo que soy un poco más optimista, lo dice David Cronenberg, uno de los directores más enfermos y cínicos del cine.
Tras la controvertida Cosmópolis, Cronenberg necesitaba reconciliarse tanto con la crítica como con su público. Maps to The Stars tiene todo aquello que nos gusta ver en Cronenberg, todo aquello de lo que Cosmópolis carecía. Para empezar, nos volvemos a encontrar con la faceta más bestia del director, dando lugar a una de las películas más retorcidas que ha hecho (y divertidas, por consiguiente). Aparte de todo esto, Cronenberg nos ofrece algo que no nos había brindado hasta la fecha: comedia. Y no, no comedia para todos los públicos, sino un humor más negro que los esclavos de Raíces en el que lo más light que encontrarás será un niño de 13 años con severos problemas de alcoholismo.
Maps to The Stars es una sátira fresquísima de la industria cinematográfica contemporánea, un retrato de las facetas ocultas de cada persona, un filme que no se conforma con satirizar la sociedad hollywoodiense, sino que va más allá riéndose de cosas que deberían ser serias de verdad, tales como el linfoma, la esquizofrenia o la muerte de un niño pequeño ahogado en una piscina. Prueba de que volvemos a tener al Cronenberg de verdad, el Cronenberg sin filtro que nos enamoró con producciones como Una historia de violencia o Promesas del este.
Con un reparto estelar encabezado por una Julianne Moore espectacular,haciendo de actriz fracasada, un Robert Pattinson más que correcto, Mia Wasikowska haciendo al fin un papel que le exige algo más que ser una pavisosa de 18 años sin apenas malicia, Evan Bird, al que apenas recordaba de Fringe y The Killing, desempeña un rol sumamente divertido y… con John Cusack, cuyo mayor logro en el largometraje de Cronenberg es aparecer poco tiempo en pantalla, Maps to The Stars es una película que nadie debería perderse, ya sea solo para redescubrir que el cine solo tiene los límites que alguien quiera ponerle o que el humor significa no tener que decir nunca lo siento .
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La mirada del cineasta sobre el mundo hollywoodense es propia de un cirujano, lacerante y fría al mismo tiempo, una suma de escenas que buscan cierta imparcialidad en el tono, a pesar que en el fondo lo que propone es una ácida crítica. Denuncia la superficialidad de los actores expresada en estúpidos diálogos, ciertamente de los mayores aunque este vacío también esté presente en sus relevos juveniles. Lo que despliega Cronenberg es una doble endogamia: por un lado los hijos provienen de relaciones incestuosas, y por otro, los personajes pertenecen al cerrado mundillo del cine. Quizás la tesis evidente será que las relaciones entre pares producen niños con deficiencia mental o de otro modo personas que solo hablan del próximo papel o del último contrato.
Lo vacío del mundo representado también se evidencia en el tipo de cine que les interesa interpretar a los protagonistas: películas infantiles, juveniles o de ciencia ficción orientadas a un público no pensante, donde lo único que interesa es cuántos millones va a recaudar.