Manuel y Clemente
Sinopsis de la película
Sátira sobre el curioso origen de la Iglesia Católica Palmariana y sus singulares fundadores (1968-1978). Manuel y Clemente, pareja en la ducha y en diversos trapicheos, intentan hacer negocio con las apariciones milagrosas. Cerca del pueblo sevillano de El Palmar de Troya se aparece la Virgen, pero sólo Clemente, con la complicidad de Manuel, puede verla. Pronto se crea un entramado de intereses económicos y credulidad. Manuel y Clemente consiguen su objetivo: una monumental basílica, una orden religiosa de monjas, sacerdotes y obispos propios, e incluso un papa, Gregorio XVII.
Detalles de la película
- Titulo Original: Manuel y Clemente
- Año: 1986
- Duración: 89
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Opinión de la crítica
4.9
77 valoraciones en total
No se muy bien cuales han sido las razones de que no se trate el tema de las relaciones homosexuales entre Manuel y Clemente, si es que las hubo, y solo se den ha entender ligeramente como si de una maledicencia se tratara. Esta película apenas roza de lejos el tema de la homosexualidad, como igual lo hace con las relaciones en un convento, o la religiosidad popular. Tampoco es que este tema sea importante para la historia que nos cuenta un guión muy malo y que podría haberse cargado de importantes hechos que se produjeron realmente en los orígenes de la iglesia del Palmar de Troya. Como sátira puede que sea el tono adecuado pero se necesitan ciertas confirmaciones de lo verdaderamente acaecido para que uno se pueda reír con las exageraciones. Mucho de lo contado ocurrió, pero el guionista y director no ha sabido darle un tono de documento para que veamos lo que es verdad y lo que es sátira para que podamos reírnos. Lo más destacable es la interpretación de sus dos actores principales y muy especialmente el de Angel de Andrés López que expresa la inocencia de Clemente y al mismo tiempo la satisfacción por llegar a ser Papa, la gorra que lleva a todas partes y que después oculta bajo la tiara es un buen ejemplo. La música es muy a lo típical spanish y demasiado ceremoniosa en otros momentos. En resumen, es una película fallida, y nadie que quiera conocer lo ocurrido en el origen de esa iglesia puede tomarla en serio.
El tema daba de sí. En manos de Berlanga o Fellini habría sido una genial comedia. Por desgracia, la incompetencia de Javier Palmero como realizador malogra el intento. La puesta en escena no puede ser más inepta. No hay nada que sea mínimamente aceptable, salvo la breve intervención de Hector Alterio y Luis Escobar. Hay anacronismos imperdonables, como la aparición de un Seat 600 chapuceramente restaurado, sin los adornos delanteros (en los años 60 eran nuevecitos) o la alusión al matrimonio homosexual que en aquel tiempo era impensable. La parodia tendría que haber sido mucho más sarcástica. El neorrealismo sobre la superchería religiosa fraudulenta tiene su paradigma en la obra maestra Los jueves milagro del citado Luis García Berlanga.
La única película dirigida por Javier Palmero, un profesional que ha rondado más bien por la televisión, no tiene un excesivo interés cinéfilo. Palmero se limita a poner la cámara para contar la historia, dejando a los actores a su aire, movidos por la fuerza de la escena, probablemente improvisando en ocasiones. El guión en cambio, del propio director, y la historia que cuenta, sí que tienen mucho más interés: la historia real de la secta de El Palmar de Troya, nacida de unas apariciones que la Iglesia ya miraba con recelo y que Manuel Alonso y Clemente Domínguez, unos oportunistas, lograron controlar hasta llevarla al puro esperpento separatista del catolicismo oficial.
La película es una comedia, una sátira cruel a veces, pero al mismo tiempo no deja de contar la realidad pura y dura, que en sí misma lleva al más puro disparate nacional. Los actores (mención especial a un inspirado Ángel Andrés, con un par de éxtasis inenarrables) recrean las escenas con acierto, se divierten incluso con ellas (en más de un momento podemos ver a un lado del plano algún secundario ocultando su risa).
Seguro que el espectador puede disfrutar de esta película injustamente olvidada, en especial si conoce la historia real en toda su dimensión (incluida la más negra, la manipulación de unas pobres gentes verdaderamente devotas). No es un documental, pero supera con mucho a la pura ficción. Y la sana carcajada está asegurada.