Manual de la buena esposa
Sinopsis de la película
Cuidar del hogar y plegarse a los deberes conyugales sin rechistar: es lo que enseña con fervor Paulette Van Der Breck en su escuela para muchachas. Sus certezas se tambalearán en el momento en que se encuentre viuda y arruinada. ¿Es el regreso de su primer amor o el viento de libertad del Mayo del 68? ¿Y si la buena esposa se convirtiese en una mujer libre?
Detalles de la película
- Titulo Original: La bonne épouse aka
- Año: 2020
- Duración: 109
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Opinión de la crítica
Película
4.8
95 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Anamaria Vartolomei
- Andréa Mands
- Armelle
- Blandine Laignel
- Cécile Ribault-Caillol
- Clémence Blondeau
- Clémentine Delange
- Dominique Pozzetto
- Édouard Baer
- François Berléand
- François Hauteserre
- Julien Sibre
- Juliet Doucet
- Juliette Binoche
- Lauren Deguitre
- Lily Taieb
- Margaux Houssiaux
- Marie Cornillon
- Marie Zabukovec
- Marie-Anne Guilbert
- Marine Berlanger
- Noémie Lvovsky
- Pauline Briand
- Salomé Soares
- Sasha Herschritt
- Stéphane Bissot
- Stéphane Hausauer
- Suzanne-Marie Gabriell
- Yolande Moreau
Soy experto en adivinar tramas y finales de películas. En este caso me ha sido IMPOSIBLE. Para mí, esto evidencia la originalidad del guion, que roza la locura. Ello me ha ayudado a ver la película con un filtro de humor e ironía que me ayudaron a perdonar escenas con excesos de actuación y giros del la trama que de otra manera la habrían hecho insoportable. De esta manera tengo que decir que me ha sorprendido y sin duda la he disfrutado. Pasamos un buen rato. El mensaje, demasiado trillado pero bueno, es lo que hay. Es una película diferente y eso yo, lo agradezco.
La bonne épouse, o How to be a good wife está dirigida por Martin Provost, quien nos lleva a un colegio para señoritas en Mayo del 68, donde la sociedad se levantó en protestas contra el gobierno de De Gaulle. El caso es que la señora Van der Breck (Juliette Binoche), dirige este colegio junto a la hermana de su marido (Yolande Moreau) y una monja a la que le van las escopetas (Noémi Lvovsky) y que es una robaplanos de primera. Recibirán a un nuevo curso de niñas a las que tendrán que convertir en esposas modelo: planchar, limpiar, someterse al marido y un largo etcétera, mientras ellas viven su adolescencia, descubren su sexualidad y, en definitiva, entrarán en conflicto de intereses.
MANUAL DE LA BUENA ESPOSA es una película con buenas intenciones. El elenco de actrices es interesante, aunque Juliette Binoche, elegante como siempre, se pasa un tanto de expresiva. Hace buen equipo junto a Yolande Moreau y Noémi Lvovsky, aunque la película de Martin Provost tiene ciertos altibajos, exceso de azúcar y momentos excesivos, como un final que nadie espera, no por la solución, sino por las formas. En cualquier caso, es amable, entretenida y graciosa hasta cierto punto, con lo cual cumple su cometido.
En definitiva, MANUAL DE LA BUENA ESPOSA es otra comedia francesa, una de muchas que funciona para hacer pasar un buen rato y, de paso, saber cómo se vivía en 1968 en París, y cómo fue cambiando el ideal de mujer, la forma de vestir y de pensar. Eso lo pasa algo de puntillas, aunque puede percibirse sobradamente. En cualquier caso, siempre es interesante ver a Juliette Binoche en gran pantalla. Echadle un vistazo.
Pasados unos geniales y prometedores cinco minutos de película, uno tiene la sensación de ir andando por el borde una acera, con un pie arriba y el otro abajo, sobre la calzada, es decir, totalmente desnivelado.
Cuando el film se centra en el grupo de protagonistas adultos, con el trío femenino a la cabeza, estamos arriba, disfrutando de unas interpretaciones excelentes, un ritmo perfectamente acompasado y un humor ácido pero inteligente, sutil y coherente con el fondo.
En otros momentos, sin embargo, al describir las peripecias de las jóvenes estudiantes de la escuela, nos caemos a la calzada empujados por un burdo, torpe, anacrónico y panfletario discurso que resta al guion el ritmo y la eficacia que necesitaba y seguramente pretendían los realizadores.
Esta descompensación narrativa también caracterizaba a Dos mujeres, el largometraje anterior de su director y guionista Martin Provost. Sucumbiendo a la necesidad de transmitir un mensaje sobre el cambio del papel de la mujer en la sociedad, sacrifica la sutileza y el tono de comedia inteligente que parecía ser el planteamiento general, anulándolo con la inserción de las tramas que oscilan entre el didactismo y las series adolescentes tipo Élite.
Es cierto que, cada vez que la narración se vuelve a centrar en los adultos, revive el interés y el disfrute ante un buen trabajo cinematográfico, aunque vuelva, como indicaba al principio, a caer una y otra vez. Desafortunadamente para el resultado final de Manual de la buena esposa, sus últimas escenas nos lanzan definitivamente a la carretera. En un alarde que quizá quisiese ser surrealista, original o simplemente simpático, no revelo nada si afirmo que solo consigue ser un auténtico bochorno.
Y tampoco se puede negar que, a pesar de todo, la lección magistral de interpretación que nos regala Juliette Binoche no por habitual deja de ser reseñable. Además, está potenciada por sus dos acompañantes, Yolande Moreau y Noémie Lvovsky, que son, sin lugar a dudas, lo mejor de esta malograda propuesta.
http://www.contraste.info
El año 1968, mitificado hasta el agotamiento pero sin duda un útil referente, cogió al mundo entero a contrapié, porque mientras los estudiantes franceses lanzaban adoquines contra la policía en París, y los jóvenes mejicanos morían a decenas en Ciudad de Méjico y los checos desafiaban los tanques soviéticos en Praga, resulta que la inmensa mayoría del planeta seguía anclada en las viejas tradiciones, con los viejos roles en tantos aspectos de la vida perfectamente vigentes. En lo referente a hombres y mujeres, ellas seguían zurciendo calcetines mientras ellos leían el periódico. Lo que iniciaban unos ese año, ese espíritu renovador que luego acaso no supo concretarse, pero que, cuando menos, activó a toda una generación para ver las cosas de otra manera y para cambiar el mundo, todavía tardaría en llegar a la generalidad de los ciudadanos de Francia (mucho más a España, claro), que seguían con sus escuelas de señoritas y buenas esposas.
La película esboza, como punto de partida, esa situación de contraste, entre unos aires lejanos de revolución, y una escuela de provincias donde la vida y las costumbres están atascadas en el tiempo. La cosa pintaba bien en este punto, que es más o menos después de los títulos de crédito, que nos ubican temporal y socialmente. Pero a partir de ahí la película no es capaz de encontrar el tono ni el hilo de lo que importa, sorprende constantemente con las incoherencias de los personajes, que evolucionan a golpe de patada, y pierde el tiempo en situaciones agotadas e intrascendentes mientras se olvida de tirar de los hilos que tienen verdadero interés. Según dónde se fija la atención, la película es más medida y realista (los problemas de las muchachas de la escuela) o es una locura desquiciada (todo lo relativo a Juliette Binoche), dos marchas para una misma película, dos caminos divergentes que tiran cada uno por su lado del espectador, hasta descuartizarlo/desconcertarlo. La fórmula no sale bien, y es peor porque ante la propuesta había un cierto apetito de quien suscribe, y por eso la caída fue más alta, y esta crítica más cabrona.
Mención especial merece el final, que sin duda nos pilló a todos en el cine a contrapié. No quiero desvelarlo, para no ahorrar a nadie la intensa sensación de desconcierto, que como sacudida siempre es una emoción interesante. La cosa es de tal magnitud que tras varios días después del visionado, no sé decirme todavía si es una maravilla, otra genialidad francesa, o lo más bochornoso visto jamás.
*Mayo francés
Provost refleja de forma cómica -a veces algo exagerada- un momento histórico crucial para la Francia del siglo XX, el famoso Mayo francés. Durante este período, las protestas de estudiantes, trabajadores, sindicatos y otros grupos afines, se sucedieron hasta desencadenar en una huelga general de gran impacto social, político e histórico.
El cine, que absorbe y muestra los problemas y los anhelos de cada época, se ha encargado, a través de grandes directores, de poner de manifiesto lo acontecido durante esos turbulentos meses de 1968, The dreamers (2003) de Bertolucci, La Chinoise (1967) de Goddard, El fondo del aire es rojo (1977) de Chris Marker o Milou en mayo (1989) de Louis Malle, son algunas de las películas que describen perfectamente el ambiente francés que precedió a la explosión de mayo.
*La rebelión
Nos situamos un año antes, en 1967. Una escuela de buenas esposas, lugar donde Paulette Van Der Beck (Binoche) instruye con entusiasmo a jovencitas para convertirse en esclavas y sumisas de sus futuros maridos, capaces de mantener sus hogares en orden y agacharse sin rechistar, sin rebelarse jamás contra las obligaciones conyugales. Mientras tanto, a través de la radio, llegan noticias de las protestas que se están iniciando en París. Vientos de libertad que, junto al regreso del primer amor de Paulette, sacudirán todas sus certezas y las de la escuela.
Aunque hay chicas más dóciles, la mayoría están allí por obligación y pronto comenzarán a dudar de todo. Serán actos inconscientes pero muy significativos: enamorarse entre ellas, preocuparse por la masturbación o detestar el matrimonio al que están predestinadas.
*Conclusiones
Cocinar, arreglar, manejar una casa con abnegación y sin quejas, administrar los ahorros familiares cuidando las necesidades demás pero no las propias, no beber alcohol y permitir que el marido sí lo haga, levantarse la primera y acostarse la última, estar siempre de buen humor, olvidarse de una misma.
Manual de la buena esposa cuenta con un gran reparto, una banda sonora que dialoga perfectamente con las situaciones narradas y una puesta en escena muy cuidada (la simetría, la gama de color, los decorados). Además se presenta como un atractivo relato prefeminista. Nos recuerda los inicios de un movimiento que en la actualidad (y en los países desarrollados) posee unos fuertes cimientos. Pero que no siempre fue así.
El tono ligero de la comedia y el contenido serio de un drama. ¿Qué pasaría si, de repente, la buena esposa que fue Paulette finalmente se transformara en una mujer libre?.
Escrito por Soraya Unión Álvarez