Mandabi
Sinopsis de la película
Ibrahima recibe el aviso de que le ha sido enviado un giro desde Francia y que debe de cobrarlo, sin embargo, las reglas administrativas a propósito en absoluto son sencillas y lo que pudo parecer una simpleza se multiplica en los mil tentáculos de la burocracia post-colonial.
Detalles de la película
- Titulo Original: Mandabi aka
- Año: 1968
- Duración: 90
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Opinión de la crítica
Película
6.5
100 valoraciones en total
En la fantástica película de animación Astérix y las 12 pruebas , una de las que tenían que superar los buenos de Astérix y Obélix les llevaba a un edificio en el que debían hacer una gestión, yendo de un piso a otro para conseguir cumplir los requisitos antes de volverse locos de remate. Aquella secuencia, una ácida mofa de la burocracia, era no sólo divertida sino además ciertamente hiriente. Mandabi sería algo así como su antecedente, pero tomándose las cosas en serio. Tanto que el pobre protagonista llega a dar pena, un infeliz que debe recoger una cantidad de dinero y que, para ello, debe superar mil y un problemas. Ni Murphy, el pesimista oficial y creador de su propia ley, habría tenido tantos problemas.
Rodada al estilo casi pseudo-documental, como viene siendo costumbre en el cine de Ousmane Sembene, la trama gira en torno a un orgulloso hombre con dos mujeres y poco dinero, que intenta guardar las apariencias pese a tener que rebajarse a pedir comida en el supermercado del pueblo aplazando el pago hasta dentro de unos días . Cuando le llega a casa el aviso de que tiene que ir a recoger el giro que le ha llegado de París, valorado en 250 francos, la voz se corre en el pueblo y todo el mundo empieza a reclamar los favores que previamente le hicieron al hombre. Los problemas llegan cuando el pobre tipo no puede sacar nada de correos por no tener un documento de identidad con un foto actualizada, siendo éste el primero de numerosos problemas que surgen a lo largo de la historia. Innumerables.
Sembene no tiene problemas en ser duro con sus personajes, no se corta y los lleva hasta los extremos, como ya ocurriese con la protagonista de La noire de… (1966), así que somos testigos de algunas secuencias bastante duras, por realistas, si bien hay algún momento de esperanza para no acabar de ahogar al espectador. Cine notable, interesantísimo y de gran valor, que merece la pena no sólo para conocer una cinematografía exótica sino también para educarse sobre la forma de vida de un grupo de personas que están lejos de tener nuestras facilidades. Y eso era así en los 60 y sigue siendo ahora. Merece -y mucho- la pena dejarse arrastrar por Mandabi, una pequeña joyita a reivindicar.
Es muy agradable observar que ha habido cine siempre, en cualquier época desde que apareció hace más de un siglo y en casi cualquier lugar. Llegar aquí, a Senegal, a una película como Mandabi , debería ser un placer para todo cinéfilo independientemente de su contenido y su calidad. El que haya visto cientos de millones de películas seguro que conoce la filmografía de este país africano y la del director Sembene. Yo no sabía nada ni del director ni del cine en Senegal pero creo que cualquier día es bueno para descubrir cosas nuevas si lo que te empuja es una curiosidad cinéfila sana.
Si la película fuera una castaña lo diría. Lo cierto es que es justa, tiene momentos repetitivos y en realidad es bastante previsible. Pero también es cierto que el humor que propone, sin hacer reír exactamente, es muy acertado. La crítica directa es como un cuchillo afilado, no es ni subliminal ni se anda con subterfugios, es un bofetón a la administración y al pueblo senegalés. Es un grito que clama por el despertar de su gente, así que puede que en el fondo sea una película triste. Podemos reírnos del pobre Ibrahima, porque hace gracia algún pasaje, pero su desgracia es la de todo su país.
La administración y la burocracia es un muro contra el que todos hemos chocado y Senegal no escapa de esa lamentable condición a finales de lo años sesenta. Enhorabuena al que llegue aquí, no es una película que vayan a poner por ningún canal, por delante hay miles de títulos de otros países. De lo que estoy convencido es que llegar aquí supone tener la certeza personal de que el cine es algo maravilloso…
Mandabi es el cine hecho con escasez de recursos pero con el espíritu de un saltador de obstáculos. Ousmane Sembene de Senegal es un entusiasta del cine. Empeñado en nadar contracorriente, firma películas que, a los ojos acostumbrados a otro cine en Occidente, chocan. Formalmente es un cine en apariencia deslavazado, que cuenta historias (parecido razonable con Irán) que son meras anécdotas, historias del día a día de un ciudadano cualquiera (qué es, si no, cualquier película en cualquier país), pero que no transcurren entre rascacielos o entre la vorágine del llamado primer mundo. Pues teniendo en cuenta todo esto, hay qye enmarcar el argumento de Mandabi, una lucha de ese ciudadano cualquiera en pos de lograr un reconocimiento de papeles burocrático en su Dakar natal. Símil con un director de cine senegalés empeñado en hacer cine en África, etc, etc.
Así las cosas, la visión que Sembene ofrece de ese ciudadano cualquiera es demoledor. Porque, de paso, critica sin tapujos el régimen autoritario del país africano: el ciudadano cualquiera casado con dos mujeres a las que somete a su antojo, ese machismo feroz, la burocracia salvaje que también allí existe, el vuelva usted mañana que a nosotros también nos suena, de refilón y sin que se note ya toca el tema de la inmigración a Europa (finales de los 60, el mítico 68). Lo que pasa es que todo ello se realiza con esa escasez de recursos, escasez que compensa Sembene con terribles ganas de hacer cine. Vale la pena de vez en cuando echar un ojo a esos trabajos tan lejanos en cuanto a accesibilidad y que algunas veces nos traen sorpresas agradables por lo inesperado.