Luis II de Baviera, el rey loco
Sinopsis de la película
En 1864, antes de cumplir los veinte años, Ludwig de Wittelsbach (Luis II, el rey loco ) ocupó el trono de Baviera. El joven rey era generoso y romántico y soñaba con traer la felicidad a su pueblo. Fue un gran mecenas que amaba el arte, la paz y la armonía universal. Sin embargo, por confiar en sus consejeros, llevó a Baviera a una desastrosa guerra que la dejaría en manos de Bismarck. Hasta sus más fieles colaboradores conspiraban contra él, lo traicionó incluso su principal protegido, Richard Wagner. Únicamente su prima Elizabeth ( Sissi ), la esposa del Emperador de Austria, que sentía por él un afecto casi maternal, le fue incondicionalmente fiel.
Detalles de la película
- Titulo Original: Ludwig IIaka
- Año: 1972
- Duración: 264
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Opinión de la crítica
7.5
96 valoraciones en total
Tiene Ludwig una excelsa banda sonora, firmada casi íntegramente por Wagner (me refiero con ello a su adecuación con las imágenes y la atmósfera que les confiere, que es lo que de verdad importa en el cine: independientemente de su calidad intrínseca, las mismas notas podrían resultar del todo inapropiadas en otro contexto fílmico). Pero el comentario respecto a la bondad musical viene a cuento porqué Wagner es también un personaje en el film, y tanto él como su amante Cosima —extraordinarios Trevor Howard y Silvana Mangano— son presentados por Visconti como seres muy poco escrupulosos que se aprovechan de la infinita fascinación del monarca hacia el compositor.
Así, Visconti ejemplifica con la praxis que el juicio moral negativo que le merece el artista no le impide la valoración contraria de su obra, tal como demuestra al considerar su música como la más idónea para la película. No es un tema baladí (ahí está Kazan y su eterno sambenito de delator) y, de hecho, el propio Visconti sufrió en sus carnes la incapacidad intelectual de muchos críticos para hacer tal distinción, cuando con motivo de El inocente no le perdonaron que adaptara al fascista D’Annunzio.
Un aspecto clave de la película es la distancia adecuada con la que el director retrata a Ludwig —y ahí cabe aplaudir a Helmut Berger, actor usualmente denostado pero que para mí ejecuta el papel de su vida—, atendiendo a los complejos matices de su personalidad. No son dejadas de lado las actitudes más excéntricas y el conde Dürkheim actúa como una especie de pepito grillo que le recuerda sus deberes de soberano y le echa en cara el elitismo aristocrático en su búsqueda de la belleza absoluta, pero, al mismo tiempo, subyace una íntima adhesión con la total sinceridad emocional del rey, que nos convoca a la empatía y la piedad ante su decadencia y tormento interior. La original construcción del film, con los episodios presentados por primeros planos de los personajes de su entorno mirando a cámara, contribuye a ese efecto de juicio inquisitorial , además de quedar en evidencia que su obsesión para incapacitar al rey responde más a la recuperación de su propio poder político que a la preocupación por el bien del país.
Una perfecta Romy Schneider retoma a Sissi y suyos son algunos de los momentos más intensos de una obra visualmente esplendorosa, que, en su culto a lo nocturno, se transmuta en una vibrante elegía preñada de Romanticismo.
Un apunte colateral: Scorsese es admirador de Visconti y no sé si hay algún tipo de conexión, pero lo cierto es que El aviador siempre me remite a Ludwig . Hay enormes paralelismos entre ambas películas: narran la vida de dos personajes reales, materialmente muy poderosos pero emocionalmente sumamente frágiles, con una primera parte que muestra su período de esplendor, y una segunda dónde caen en desgracia y se aíslan completamente del mundo exterior, abandonándose a la decrepitud física en compañía de sus fantasmas.
Retrato minucioso de la psicología del rey y de su progresiva decadencia, es una película desmesurada (cuatro horas), elegantísima, rodada con una belleza y una sensación de realidad que, a diferencia de casi cualquier folletón histórico, uno puede sentir que se está asomando realmente a la corte bávara y no a una recreación moderna de bigotes postizos, trajes de guardarropía y pelucones de ópera. La sensación de verdad es tan grande y los actores encarnan a sus personajes de forma tan convincente que, seguramente, nos decepcionaría comprobar que Luis II no tenía los andares de Berger, Wagner los gestos de Howard, Cósima la elegancia de la Mangano (en esta película se entiende por qué hay gente que la considera la mujer más hermosa del cine italiano) o Isabel de Austria la seducción de Schneider. Estoy seguro de que mejoran a los originales y que estos, desde el Más Allá, desearían borrar la Historia y suplantar su paso en el mundo por estos rollos de celuloide.
El reinado de Luís II de Baviera (1845-1886) es uno de los capítulos históricos más interesantes y controvertidos de la Historia. Visconti inicia, en esta ocasión, una auténtica investigación sobre este pesonaje. Magnífica ambientación en los castillos construidos por el monarca, uno de los más fértiles reyes-arquitecto, como Linderhof o el conocido Neuschwanstein. Excelente interpretación de los actores y de las caracterizaciones, especialmente las de Helmut Berger y Romy Schneider. Ya está dvd la versión integra, no te la pierdas.
Estimados amigos y amigas
No me cansaré de ver esta película, por muchas que sean sus cuatro horas para el público actual. Siempre la recomiendo, pero la gente no tiene paciencia con el tiempo. Sólo con ver a Helmut Berger encumbrando la profesión de actor vale la pena. No estuvo loco, de eso estoy seguro, sólo nos muestra a una persona que amaba más la cultura y que quería difundirla por encima de cualquier cosa. Y, claro está, no le gustaba ser rey, pero gastaba el dinero de los contribuyentes bávaros en construir castillos y en complacer a un ingrato Wagner (a pesar de que es mi músico favorito). Romy Schneider hace el papel de su vida, pero queda en un segundo plano por la enorme fuerza de Helmut, aunque juntos forman una parte de un todo que resulta sublime ante los ojos del espectador. Decorados, vestuario, datos históricos… perfectos, adaptados a la realidad histórica de la Baviera del siglo XIX, a las puertas de la Unificación Alemana.
Os la recomiendo. Valen la pena las cuatro horas de obra maestra.
Saludos. Wagner
Amo a Visconti: ¡le adoro! La última etapa de su producción me fascina, aun en sus peores títulos como Confidencias , una película vacía y repetitiva. Por muy flojo que pueda ser considerado el guión de algunas escenas en estas películas, o las actuaciones, o que abunden los muy criticados por muchos puntos muertos, o que para los más entendidos sus últimos filmes sean los más oscuros y menos relevantes de su producción, yo no sé que tienen que me enganchan y me dejan embobado.
En Ludwig se puede ver al Visconti más excesivo, solemne y confiado en su calidad como autor. Antes he dicho que no sé que tienen estas películas, pero en realidad sí lo sé: ¡ESTILO! Cuidadísimos planos rodados en formatos muy anchos, zooms, primeros planos, panorámicas rodadas con zoom, amaneramiento, divismo, histrionismo, buena ambientación y excelente diseño de vestuario así como localizaciones… Para los que no disfrutaron con otras joyitas como Muerte en Venecia o La caída de los dioses , sus predecesoras, evidentemente ésta no es su película, pero para los que sí lo hicieron y las admiraron, ¡que la vean, que la vean, aunque solo sea para formarse una opinion!
¡Me gustan las películas de Visconti con tíos desnudos (y sin estarlo, que estan bien escogidos, jeje)! ¡Me gusta creer que Helmut Berger puede ser un buen actor! ¡Me gusta esta apología del cine de autor en forma de ostentacion y lujo, de pasión homosexual y decadencia, de deterioro físico y mental, y gritos, y götterdammerung y Wagner! ¡Que viva Visconti, y vivan su estilo y sus obsesiones!