Luces de verano
Sinopsis de la película
Akihiro, un cineasta japonés que vive en París, vuelve a Japón a entrevistar a supervivientes para un documental conmemorativo del 70 aniversario de la bomba atómica de Hiroshima. Profundamente conmovido por las entrevistas, decide tomarse un descanso, y deambulando por la ciudad, conoce a Michiko, una joven alegre y enigmática. Michiko se lo lleva en un improvisado y alegre recorrido desde la ciudad hacia el mar, donde los horrores del pasado se mezclan con la simplicidad del presente.
Detalles de la película
- Titulo Original: Lumières d´été
- Año: 2016
- Duración: 83
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Opinión de la crítica
Película
5.8
33 valoraciones en total
Uno hace lo que puede en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián (Zinemaldia). Sí, porque primero hay que llegar a la ciudad, luego hacerse con un programa (ah, ¿que eso se puede resolver on-line? Vaya tela), enterarse de los lugares de proyección, decidir qué películas se quieren ver, ir a la taquilla para que le digan a uno que lo que a él le gusta coincide con las preferencias se media humanidad, por lo que no hay entradas, decidir sobre la marcha sobre películas totalmente desconocidas y comprar entradas.
Aun así, no ha ido mal la cosa, porque la primera película que he visto es una francesa interpretada totalmente por actores japoneses y rodada en Hiroshima con el trasfondo de la bomba atómica. Se trata de una producción de 2016 oficialmente francesa, como digo, denominada Lumières dété (Luces de verano), dirigida por Juea-Gabriel Périot y se inscribe dentro de la sección Nuevos realizadores, pero lo verdaderamente importante es comprobar cómo todo el horror de las dos primeras bombas atómicas ha sido convertido por los japoneses en un gigantesco canto a la paz. De hecho, el espacio erigido en lo que fue el epicentro de la explosión se denomina Parque de la Paz.
Llama mucho la atención que Luces de verano elude cuidadosamente cualquier referencia explícita a la devastación de la bomba, puesto que lo que le interesa es fijar el foco de atención en las personas que de una u otra manera padecieron las consecuencias de aquella atrocidad.
Con la natural modestia que le caracteriza, uno ha estado en el Parque de la Paz de Hiroshima, así como en el museo levantado para recordar todo el poder destructivo de las armas o los accidentes nucleares y en su momento me sorprendió la voluntad positiva con que la sociedad de Hiroshima evoca todo aquello, y durante la proyección de la película me sorprendió que en el filme de Pèriot apenas se vea, pero muy de refilón y porque no había más remedio, un poco de dicho Parque y nada más de toda esa explanada dedicada a la memoria pacífica de tantas muertes.
Este largometraje se concentra, pues, en las personas que vivieron todo ese espanto en primera persona y en cómo eso se transmite a las generaciones posteriores, de tal manera que son tres las edades contempladas: quienes estaban en la adolescencia o primera juventud en 1945, quienes están en 2016 en la madurez y quienes son todavía unos niños en este año. Todo ello como un coro unánime de reconciliación, de paz y de dolor por lo sufrido, pero de superación de las heridas.