Luces al atardecer (Las luces del suburbio)
Sinopsis de la película
Koistinen, un guardia de seguridad nocturno, recorre las calles buscando un lugar al sol, pero la indiferencia general destroza, una tras otra, sus modestas esperanzas. Un grupo de mafiosos, que se aprovecha de su sed de amor y de su profesión con la ayuda de una mujer fría y calculadora, organiza un robo del que se acusa sólo a Koistinen. Así, pierde su trabajo, su libertad y sus sueños. Tercera parte de la trilogía que empezó con Nubes pasajeras (1996) y Un hombre sin pasado (2002).
Detalles de la película
- Titulo Original: Laitakaupungin valot (Lights in the Dusk) aka
- Año: 2006
- Duración: 80
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Opinión de la crítica
Película
6.7
54 valoraciones en total
Película creada por Kaurismäki a partir de ciertas constantes de su mundo estético (selección en el spoiler)*. Pulidas, estilizadas y perfeccionadas, el cineasta da con ellas un paso manierista.
Kaurismäki narra el viacrucis del precario vigilante jurado Koistinen, quien intenta mejorar laboralmente, establecerse como pequeño empresario.
Koistinen es solitario y retraído. Su iniciativa le convierte en víctima propiciatoria de la trituradora social.
Hay gángsters poderosos, organizados, despreocupados. Amos del cotarro: grandes coches, los mejores hoteles y restaurantes, licores caros, dinero fácil en abundancia. Ven en Koistinen al bobo útil, el ingenuo enamoradizo, fiel como un perro, un tonto sentimental, y le preparan una celada.
Mientras el crédulo Koistinen se entrega a un amor temerario, la sociedad le irá infligiendo automáticamente un maltrato coordinado, sin que haya nada personal en ello.
De gángsters, banqueros, jefes, policías, jueces y funcionarios llueven golpes más o menos físicos.
El contacto afectuoso es tan raro en ese universo gélido, regido por la soledad, que un simple unir las manos ya parece una profunda unión espiritual.
En Luces al atardecer , su último largo de ficción hasta hoy, Kaurismäki compendia temas y planteamientos de sus películas anteriores. Con ello resta originalidad y fuerza al resultado, aunque logra un acabado y una elegancia formal magistrales.
Parece un alto en el camino, una recapitulación previa a la exploración de nuevos territorios.
(7,5)
Kaurismäki vuelve por sus fueros y, una vez más, la arma: una película sobre la infelicidad y la incomunicación, una historia tristísima de personas incapaces de expresar sus sentimientos, que se mueven en un mundo urbano desolador, feo, frustrante a más no poder. Kaurismäki es una especie de Bresson con sorna (1), posee un humor muy particular, soterrado, que circula bajo la historia oculto como una cloaca, y es fiel a su estilo lleno de silencios, de miradas huidizas. La retórica del cine de Kaurismäki tiene algo muy intenso y puro: no busca el naturalismo, en ningún momento nos oculta que estamos viendo una actuación, pero consigue con ello una sensación de verdad que cualquier otra retórica al uso raramente consigue (por ejemplo, la del cine norteamericano, que asumimos como realista sin serlo, por no hablar del español). En fin, Luces al atardecer es una película de Kaurismäki y con eso está dicho todo para quien conozca su obra: cine de una sencillez casi franciscana y cine de altísima calidad que (particularmente) me parece divertidísimo y conmovedor, aunque entiendo también que no guste a todo el mundo (y esto no supone ningún desprecio hacia la sensibilidad de los espectadores que no compartan estos gustos porque reconozco que Kurismäki es un poco especial). Para los que amamos su cine, su presencia en las carteleras españolas es oxígeno.
Ella sostiene un cigarrillo. Está sola y en silencio. Es rubia oxigenada y fuera está todo oscuro. No, no es un cuadro de Hopper aunque a veces pueda dar esa sensación. Siempre que se levanta la miro sin que ella se percate.
Un día me miró fijamente. Se dio la vuelta justo antes de salir por la puerta. Exhaló el humo del cigarrillo. Una rosa sobre la mesa. Un tango en el aire. Un trago de vodka. El frío que entra mientras ella sostiene la puerta abierta. Creo que me he vuelto a enamorar.
¿Y ahora?
Ahora estás preparado para actuar.
¿Quién es Koistinen? Habrá quien se conforme con decir que es sólo un perdedor, el chivo expiatorio, un saco de boxeo desahuciado por los golpes, una ficción despellejada sin piedad por quien la crea (en este caso Kaurismäki). Habrá quien piense que es un santo (desde luego tiene algo que está fuera de este mundo), un simple, quizás, un filósofo carente de filosofía. Habrá quien diga que es un pobre desgraciado, la oveja que no acierta a rebelarse y, si lo hace, redobla su fracaso.
Yo tengo mi teoría: nuestro guarda nocturno es el espejo que refleja la vileza de los hombres.
Luces al atardecer (homenaje en su título a la enorme Luces de la ciudad) supone el cierre de la trilogía iniciada con la estupenda Nubes pasajeras y remendada con la también recomendadísima Un hombre sin pasado.
Esta vez no he conectado totalmente con el cine de Kaurismäki, uno de los directores europeos más interesantes del panorama actual, pero en esta crónica de perdedores siguen intactos sus valores fílmicos.
Me interesa el acercamiento a los patrones del cine negro: pringado de turno necesitado de dinero lleno de sueños y pieza clave de un plan de la mafia, femme fatale, chica buena, matones, policías, etc., bajo las consignas ya vistas del cine del finlandés: fundidos a negro, numerosísimos silencios, personajes hieráticos, metáforas visuales, puesta en escena muy cuidada, ninguna piedad con los personajes y un cruce inclasificable y depurado del cine de Keaton, Chaplin y Bresson.
La femme fatale escupe Todas las ciudades son lo mismo. Y es que también todas las películas de Kaurismäki están cortadas por el mismo patrón. Parece que le salen como churros y todas ellas estupendas, aunque está vez ese humor negro y malsano sin concesiones aparece en contados momentos (la paliza en el exterior del bar rodada en fuera de campo, por ejemplo).
Pero pese a ese exagerado retrato de un ser marginado sin posibilidad de escape, frío y distante, sigue apareciendo la poesía que destilan sus imágenes y silencios, y la sensación de que Luces al atardecer es y será una de las cintas noir más originales que veremos proyectadas en una pantalla.